La vuelta al cole, cada vez más de segunda mano: "Me ahorré 400 euros en Wallapop"
El aumento desmesurado de los precios en los artículos nuevos dispara las compras de material escolar de segunda mano. La industria del libro se resiente y los asesores financieros recomiendan a las familias apretarse el cinturón
Estudiantes junto a sus padres en las inmediaciones de un colegio madrileño durante la vuelta al cole de septiembre de 2024. (Europa Press/Eduardo Parra)
El final del verano es la verdadera cuesta de enero para Loreto Martín, una madre de dos adolescentes que lleva casi una década gastando “un pastón” en material escolar. En el colegio concertado al que asisten sus hijos en Madrid se ofrecen ayudas y descuentos para familias de bajos ingresos, pero ella no cumple con todos los requisitos necesarios para aplicar. Siempre hacía un gasto extra comprando los libros nuevos, algo que este año le resultó imposible por el aumento de los precios. Buscando otra solución terminó en Wallapop.
No se trata de un caso aislado. Los libros que usan sus hijos en la ESO son los más demandados en Milanuncios. En esa otra gran plataforma del mercado de segunda mano se dispararon un 207% las búsquedas de libros escolares entre junio y julio. Los más solicitados fueron los de la ESO, pues sus búsquedas crecieron un 266%. Los de Bachillerato lo hicieron un 192% y los de Primaria un 122%. Canarias, Andalucía, Madrid y Galicia acumularon la mayor cantidad de búsquedas. Casi la mitad de las personas consultadas por Milanuncios en un estudio admitieron que este año gastarán más que el curso previo en la vuelta al colegio, y siete de cada 10 harán “algún ajuste en su economía” para enfrentar estos gastos.
Martín entró de lleno al mercado de segunda mano y lamenta no haberlo hecho antes: “Este año me ha parecido desorbitado el precio de los libros nuevos. Para hacerme con los que necesitaban mis dos hijos debía gastar 900 euros, sin contar las libretas. Yo siempre los compraba nuevos en Amazon o El Corte Inglés por 500 euros, pero este año estaban a casi al doble y me dio por mirar en Wallapop. Ahí descubrí una tienda que vende volúmenes en diferentes estados de conservación y tiene sedes físicas y todo. Los textos de inglés se subrayan mucho, pero hay otros que no tanto, como los de tecnología, religión, música o matemática, y esos los conseguí prácticamente nuevos. Todo me salió por 500 euros, me ahorré 400”.
"Cada vez menos gente busca libros nuevos"
La compra de material escolar reutilizado no es algo nuevo, aclaran fuentes de Wallapop consultadas por este diario. Se trata de una tendencia que lleva tiempo creciendo de forma sostenida y hoy se ha consolidado como una práctica habitual. Tras consultar en junio de 2025 a 1.000 personas de entre 17 y 74 años, Wallapop descubrió que el 84% de los estudiantes y padres consultados perciben que los precios han aumentado, especialmente en los últimos dos años. De ahí que más de la mitad de los estudiantes y padres de alumnos en edad escolar encuestados ya opten por comprar material escolar reutilizado.
Para que haya una respuesta de oferta a la demanda de libros de segunda mano en las plataformas online, tiene que haber también mucha gente vendiéndolos. Ganar unos euros con objetos en desuso es algo muy generalizado. Esta tendencia crece, como ya hemos contado en este periódico, con una infinidad de productos que van desde los coches hasta las cámaras fotográficas. Según datos de un estudio realizado anualmente por Wallapop sobre el mercado de segunda mano, ocho de cada 10 españoles revisan al menos una vez al año los productos que tienen en casa para venderlos. De este modo, defienden desde la empresa, el crecimiento de la oferta y la demanda de material escolar hace que la actividad en torno a estos artículos dentro de la plataforma sea “especialmente dinámica”.
Las librerías físicas también se organizan para enfrentar estas transformaciones en el mercado de textos escolares, ese que antiguamente tantos beneficios les generaba. “Cada vez viene menos gente buscando volúmenes nuevos para la vuelta al cole”, explica Pedro Angulo, regente de la casi centenaria librería madrileña La Casa de la Troya. Ubicada en la calle de los Libreros, esta tienda se pierde de la muchedumbre que circula a menos de 100 metros por la Gran Vía del centro de Madrid. Desde su fundación en 1930 ha vivido muchos aprietos, pero Angulo asegura que este es uno de los más fuertes. Él sabe de lo que habla, lleva 50 años vinculado al negocio.
Vista de La Casa de la Troya. A la derecha aparece otra librería ya cerrada. (A.H.S.)
“Los clientes que pasan a buscar libros escolares son de clase media o baja, y mayormente preguntan por libros de segunda mano”, cuenta el librero recostado sobre el pequeño trozo de mostrador que queda disponible, el resto está casi todo ocupado por pilas de libros. “También vienen muchos padres extranjeros que se han traído a sus hijos o los han tenido aquí. Sudamericanos, chinos y de un montón de sitios. Nosotros solo trabajamos secundaria y bachiller, pero no tenemos libros nuevos en stock. Vendemos tan pocos que solo los traemos si los encarga un cliente. Lo hacemos para no pillarnos los dedos, porque si salen nuevas ediciones no podemos devolverlos a la editorial en caso de no venderlos”.
Angulo recuerda que una década atrás solía tener “una demanda brutal” de libros escolares, pero todo ha ido disminuyendo año tras año y ya casi no se venden. Achaca la bajada a las ayudas gubernamentales y a que los colegios entraron en el negocio, factores que a su juicio deberían regularse para que no se vean tan afectadas las pequeñas librerías.
La mayoría de los establecimientos similares de la calle de los Libreros no han podido aguantar y bajaron las persianas para siempre, lamenta Angulo con la voz tomada. “Todo se vino abajo con la pandemia, como la gente no podía salir se disparó el mercado digital”, recuerda un compañero de Angulo. “Antes, esto se llenaba de chavales en verano, pero ha bajado la actividad y ya han cerrado cuatro librerías en la calle”.
No solo los pequeños empresarios se han visto afectados con el auge de la segunda mano. Luis Fernando Hedo, CEO del grupo empresarial de servicios gráficos Gómez Aparicio, explica que ellos también han tenido problemas: “En nuestras imprentas trabajamos para muchas editoriales especializadas en libros de educación y me trasladan que el mercado de segunda mano les está haciendo mucho daño. También está el tema de la población, porque cada vez hay menos niños y por ende se necesitan menos libros. Por los bajos encargos de las editoriales, este año hemos tenido muy poco trabajo en cuanto a la fabricación de libros educativos. El año pasado ocuparon el 30% de nuestro volumen de trabajo y ahora rondan solo el 15%”.
Otro inconveniente citado por Hedo radica en la distribución desigual de los libros, situación que genera un falso desabastecimiento de determinados ejemplares. Si en El Corte Inglés se agota un título y en una librería sobran ejemplares similares, la distribuidora encargada no puede llevar la mercancia de un sitio a otro, explica el empresario. “Ahí se genera una rotura de stock que se intenta solventar solicitándole una reimpresión del libro a la empresa. Aparentemente eso significa que se vendió toda la existencia de ese título, pero no podemos saber cuánto se vendió realmente hasta que no lleguen todas las devoluciones de las diferentes librerías”.
Para sortear el bajón en la demanda de libros escolares, imprentas como la de Hedo a veces buscan ahorrar costes, pero no suelen sacrificar mucho la calidad final del libro, detalla el empresario. Ahora apuestan más por los “libros de consumo” (apelativo utilizado en el gremio para los títulos de entretenimiento). De hecho, gracias a la sostenida demanda de ese tipo de producto, la industria del libro ha experimentado un crecimiento constante en los últimos años.
El Confidencial contactó a cuatro de las editoriales más importantes en la producción de libros escolares: Anaya, Santillana, Edebé y Vicens Vives. No obtuvimos declaraciones de ninguna con respecto al auge del mercado de segunda mano.
Qué hacer para sobrellevar la vuelta al cole
Los datos facilitados por Wallapop no solo dan cuenta del aumento sostenido en los últimos años de búsquedas de libros de texto, sino también de mochilas, uniformes y “otros artículos escolares”. En esta última categoría entran desde los zapatos hasta los accesorios de moda que capten la atención de los niños y adolescentes. Ahora, por ejemplo, Wallapop ha registrado un crecimiento de casi un 500% en las búsquedas de los muñecos Labubu, y de un 97% en las mochilas del personaje de animación Stitch.
“Mis hijos no demandan nada específico de moda, ya han pasado la época en la que me pedían bolígrafos de tinta borrable o carteras con alguna muñeca específica”, explica Martín sobre los gustos de sus hijos adolescentes. En estos casos siempre debe priorizarse aquello que sea imprescindible para los estudiantes, premisa que no suele tenerse muy clara en algunas familias, según Sara Llanos, una especialista en salud financiera de la fundación sin ánimo de lucro Nantik Lum.
“Optar por el mercado de segunda mano puede reducir los precios hasta en un 65% para la vuelta al cole”, subraya la experta en asesoramiento a familias de bajos recursos. “Lo primero es planificar un presupuesto realista que contemple los gastos típicos de esta época del año, podemos escalonar los gastos adelantando las compras para evitar los picos de precios, y lo más importante es diferenciar siempre lo urgente de lo imprescindible. También podemos revisar el material de años anteriores para ver si algo nos puede servir, intercambiar cosas con otras familias y revisar las ayudas locales y las becas de comedor”.
Otra recomendación de Llanos es seleccionar bien las actividades extraescolares, que a veces resultan muy caras y pueden sustituirse por otras gratuitas. “Tampoco aconsejo apuntar a los niños a varias actividades de golpe, mejor que las vayan probando poco a poco. Lo más importante siempre será pedir apoyo y asesoría para mejorar la educación financiera familiar. Nosotros hacemos muchas colaboraciones con entidades de toda España para formar a técnicos de intervención social. Ellos trabajan sobre el terreno y lidian con este problema de primera mano”.
Las familias más afectadas económicamente por la vuelta al cole son las monoparentales, mayoritariamente lideradas por madres solteras, y las numerosas, precisa Llanos. “También destacan las familias migrantes. Ser extranjero puede ser un factor de vulnerabilidad añadido, porque cuando una persona está recién llegada a lo mejor desconoce el funcionamiento de este país, desconocen las ayudas sociales que pueden solicitar y la vuelta al cole puede llegar a ser una carrera con obstáculos si no tienen un buen asesoramiento”.
Sobre las peticiones o exigencias de moda que realizan los chavales a sus padres, Llanos mantiene una postura categórica: “A los niños hay que educarles, porque si no en el futuro querrán despilfarrar y vivirán sin control financiero. Hay que buscar un término medio entre la calidad y el precio. Unas zapatillas Nike son carísimas, por ejemplo, y como el pie les crece muy rápido no son una buena opción de compra. Eso a los niños se les puede explicar, ya que a partir de los seis años tienen la capacidad de entendimiento necesaria para poder razonar con ellos. Así los ayudamos a ir optimizando el dinero y a tener una mejor noción de la planificación financiera”.
Martín lamenta que se hable más de la cuesta de enero, porque para ella lo peor siempre ha sido la cuesta de septiembre debido al gasto en material escolar. “Hasta ahora lo he podido asumir de una forma u otra, si no es saliendo dos veces menos a cenar encuentro otro modo, porque hay que darle prioridad a la escuela de los niños por encima de escaparte un fin de semana”, concluye la madre de dos adolescentes.
El final del verano es la verdadera cuesta de enero para Loreto Martín, una madre de dos adolescentes que lleva casi una década gastando “un pastón” en material escolar. En el colegio concertado al que asisten sus hijos en Madrid se ofrecen ayudas y descuentos para familias de bajos ingresos, pero ella no cumple con todos los requisitos necesarios para aplicar. Siempre hacía un gasto extra comprando los libros nuevos, algo que este año le resultó imposible por el aumento de los precios. Buscando otra solución terminó en Wallapop.