La primera pregunta de Sánchez a sus socios: "¿Me apoyáis o no me apoyáis?"
El presidente sigue adelante con un apoyo parlamentario aún más exiguo. Sus aliados lo ven "perdido" y sitúan la línea roja en la financiación irregular del PSOE: "Tener un Gürtel interno supondría un bomba interna para el Partido Socialista"
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F943%2F1b7%2F542%2F9431b754276081b6017d916c2383eded.jpg)
El presidente del Gobierno sabe que el tiempo juega en su contra. Le urge diseñar una estrategia para darle la vuelta a una opinión pública que en este momento le está dando la espalda. Observar su agenda de esta semana es esclarecedor: salvo la reunión del Consejo de Seguridad Nacional y del Consejo de Ministros (ambas el martes), el presidente solo ha celebrado encuentros dirigidos a organizar su continuidad en La Moncloa, como si estuviera en una especie de nueva ronda de investidura: primero con su partido en Ferraz y después con sus socios de Gobierno y parlamentarios (Sumar, Junts, ERC, PNV, Bildu y CC) en La Moncloa.
Por eso, en la ronda de conversaciones bilaterales Sánchez fue directo y planteó una pregunta cerrada y fácil de responder con un sí o un no: "¿Me apoyáis o no me apoyáis?". Eso es lo que Pedro Sánchez quería saber, ni más ni menos. "Fue una especie de cuestión de confianza por partidos, uno por uno", explica a El Confidencial uno de los diputados asistentes.
Pero a pesar de la pretensión del presidente, las respuestas coincidieron en exigirle una mayor contundencia en la respuesta gubernamental al escándalo de corrupción —"pedir perdón no es suficiente, presidente"— y ocuparon todo el espectro de posibilidades: desde "sí" de Bildu, al "paso a paso" del PNV o al "no en este momento" de Coalición Canaria, incluso a la negativa de Podemos a acudir a la reunión. Y, en medio, el "sí con condiciones" de Sumar, Junts y ERC. Otro diputado presente en la ronda explica a este periódico que le dijo que "tenía que entender que el escándalo no se puede circunscribir al partido, que aquí hay ministerios, hay cargos públicos, hay contrataciones fraudulentas, hay empresas públicas...".
La consecuencia de lo que los socios le pidieron cristalizó en dos movimientos. El primero responde a la primera de las reuniones, la que celebró el mismo lunes con su socia de coalición, Yolanda Díaz, que está aprovechando la debilidad del presidente para fortalecerse en el Gobierno y en su partido: Sánchez envió el miércoles una carta a la OTAN negándose a destinar el 5% del PIB a gasto militar en la próxima década, lo que ha puesto en guardia a los socios de la Alianza Atlántica y ha enervado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fd45%2F88d%2F621%2Fd4588d6210b6c5fcc4ebbc668b5edf45.jpg)
La segunda consecuencia ha sido el encuentro el viernes con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, pieza clave para cumplir con las nuevas exigencias de los socios independentistas catalanes. Como contó este periódico en la víspera de la reunión con Gabriel Rufián, a finales de este mes concluye el plazo para poner en marcha una Hacienda catalana en un nuevo modelo de financiación para Cataluña.
También otra cuestión relevante que marcará esta semana: la posición del Consejo de Ministros sobre la OPA del BBVA al Sabadell, operación que cuenta con un rechazo político mayoritario, especialmente en Cataluña, pero que va cumpliendo los requisitos y cuenta con el aval del Banco Central Europeo (BCE) y de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC).
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F54d%2F00d%2F8cf%2F54d00d8cffa914ff7e27e3e2ec514dbf.jpg)
La línea roja
En conclusión, la semana ha concluido con un presidente más debilitado dispuesto a reabrir negociaciones con unos socios que se sienten más fuertes y más exigentes. No obstante, visto desde la perspectiva de La Moncloa, la legislatura continúa con la única incógnita de Podemos, que sigue reforzando su estrategia de diferenciarse del Gobierno en general y de Sumar en particular.
Aun así, son conscientes de que en las próximas tres semanas, las que van hasta la comparecencia de Sánchez en el Congreso el 9 de julio, el presidente se enfrenta a un ramillete de retos complicados: a las informaciones que se vayan publicando los medios de comunicación hay que sumar las declaraciones de Ábalos, Koldo y Cerdán en sede judicial, y de Francina Armengol en el Senado, las pesquisas de la UCO y del juez del Supremo, las tensiones con la OTAN y con Trump o la gestión de la OPA del BBVA. También el modo de resolver la crisis interna en el PSOE, que llegará con el comité federal del 5 de julio, o si finalmente las medidas escalan de alguna manera al Gobierno, como le han solicitado algunos de sus socios.
"Tener un Gürtel interno supondría un bomba interna para el Partido Socialista"
Además, en el horizonte hay una posibilidad que para sus socios se levanta como una línea roja: que las investigaciones sobre Santos Cerdán evolucionen hacia un caso de financiación del PSOE, como ya se apunta tímidamente en el informe de la UCO sobre el ya ex secretario de organización socialista. "Eso sería una línea roja, pero no por los socios, sino por el propio PSOE. Sería una bomba interna dentro del Partido Socialista", explica uno de sus socios. "Tener un Gürtel interno supondría un bomba", añade otro.
Los socios del Gobierno consultados por este periódico coinciden en señalar que el "factor difirencial" con otras crisis es "el desconocimiento sobre lo que puede haber" y el hecho de que Sánchez "no puede garantizar que no vaya a salir nada nuevo". La reconstrucción que los asistentes al encuentro hacen de lo que Sánchez les dijo es coincidente: que el informe de la UCO fue una "sorpresa", que Santos Cerdán los había tenido "engañados" hasta el último minuto y que sentía una enorme "decepción" por la "traición", pero que aun así quería "seguir adelante". "El presidente no solo está tocado y afectado, está perdido", concluyen quienes han hablado con él.
El presidente del Gobierno sabe que el tiempo juega en su contra. Le urge diseñar una estrategia para darle la vuelta a una opinión pública que en este momento le está dando la espalda. Observar su agenda de esta semana es esclarecedor: salvo la reunión del Consejo de Seguridad Nacional y del Consejo de Ministros (ambas el martes), el presidente solo ha celebrado encuentros dirigidos a organizar su continuidad en La Moncloa, como si estuviera en una especie de nueva ronda de investidura: primero con su partido en Ferraz y después con sus socios de Gobierno y parlamentarios (Sumar, Junts, ERC, PNV, Bildu y CC) en La Moncloa.