Koldo cambió de abogado después de que le recomendara colaborar y pactar con la Fiscalía

El caso Koldo es más el caso Koldo que nunca. Desde que se descubriera que el asesor de confianza del exministro José Luis Ábalos guardaba grabaciones realizadas durante años que han sido localizadas por la Guardia Civil, todas las miradas se dirigen al custodio de los secretos del Gobierno de Pedro Sánchez. Al hombre que hablaba con todos no le gusta esta situación y, en las últimas horas, la incomodidad se ha traducido en un cambio de abogado que apunta también a un cambio de estrategia. Según apuntan fuentes jurídicas, la ruptura se produjo después de que su anterior letrado le recomendara cooperar con la Fiscalía Anticorrupción y buscar un pacto.

Hasta que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil lo reflejó en su informe del pasado día 5 —el que desembocó en la imputación de Santos Cerdán—, el asesor había guardado silencio respecto a la existencia de esas grabaciones. Según aseguran las fuentes consultadas, ni siquiera el que era su defensor, Ismael Oliver, conocía que guardaba ese material explosivo y, lo que es peor, que había acabado en manos de los investigadores.

Las cintas irrumpieron así en una estrategia que, hasta ahora, se había centrado básicamente en la negación. Cuando el peso de una prueba de ese calibre impidió a Koldo continuar negando las acusaciones, el castillo de naipes que había ido montando en estos últimos meses se derrumbó. Cosas como las que afirmó en su última cita en el Tribunal Supremo —donde dijo que nunca ha tenido relación con adjudicaciones irregulares— le son ya imposibles de sostener.

Fue por eso que su ya exabogado le recomendó la colaboración. Le habló de iniciar un acercamiento con la Fiscalía en busca de una mejor situación. Cualquier tanteo de pacto implica reconocer parte de la culpa e incluso extenderla a nuevos delitos, como sucedió, por ejemplo, en el caso Víctor de Aldama. Esa obligación de aceptar la comisión de hechos ilícitos echa para atrás a García que, al menos de momento, parece inclinarse por tratar de ganar tiempo.

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Alejandro Requeijo

Lo que ha hecho en los últimos días, antes de dejar su defensa en manos la abogada de confianza de su núcleo más cercano —Leticia de la Hoz, que ya se ocupa de su mujer Patricia Uriz y su hermano Joseba— es pedir acceso total a los dispositivos que le incautaron, o bien mediante su devolución, o bien mediante la entrega de una copia. Eso unido al intento de dilatar el interrogatorio, pidiendo sucesivos aplazamientos, apunta a que tiene más bien pocas ganas de tirar de la manta.

Negarse a contestar o cooperar

Hasta tal punto ha intentado estirarlo que ha acabado levantando las iras del instructor, que ha acabado diciéndole que no le corresponde a él organizar la agenda de su Juzgado. Las fuentes consultadas aseguran que su plan es negarse a contestar. Esperará, así, como siempre buscó, a que pase antes que él Santos Cerdán. Aunque la declaración del ex secretario de Organización del PSOE estaba prevista para la próxima semana, ha acabado aplazada y no se celebrará hasta el día 30.

Ábalos es, sin embargo, harina de otro costal. Según ha asegurado el exministro, se siente "víctima" de los tejemanejes de sus compañeros de organización criminal. Aunque se refugiará, previsiblemente, en un desconocimiento de las actividades de estos, el exministro socialista se va pareciendo cada vez más a una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento.

Se ha ocupado de avisar de forma pública de que guardaba conversaciones con el presidente del Gobierno en un pendrive que trató de ocultar y que le ha sido incautado. También ha anticipado que no descarta intentar un pacto. Su declaración será una prueba de fuego sobre sus intenciones y una carta de presentación ante el fiscal jefe Anticorrupción. Hagan juego, señores.