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Madrid necesita construir casas, pero aquí no las quieren: "Van a colapsar la carretera"
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En busca de suelo libre en Madrid

Madrid necesita construir casas, pero aquí no las quieren: "Van a colapsar la carretera"

Dos megaproyectos a 35 kilómetros de Madrid vuelven a la vida después de años olvidados en un cajón. Plantean construir una nueva ciudad de 20.000 habitantes, pero los vecinos hablan de colapso comarcal

Foto: Cómo revive una ciudad fantasma: "Quieren construirnos un Benidorm en la puerta". (Guillermo Cid)
Cómo revive una ciudad fantasma: "Quieren construirnos un Benidorm en la puerta". (Guillermo Cid)
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En la mañana del lunes 16 de junio, el sol cae a plomo sobre los campos de cultivo de un rincón olvidado al norte de Madrid. Por los caminos no se ve un alma, no hay sombras, ni se atisba la presencia del ser humano en varios kilómetros a la redonda. El silencio solo lo rompe el murmullo de fondo de la carretera. Estamos en medio de una gigantesca bolsa de suelo a 35 kilómetros de la capital, encajada entre la A-1, la urbanización de Santo Domingo y el río Jarama. A día de hoy, en el paraje solo crecen malas hierbas y encinas, pero la idea es que en los próximos años todo este espacio lo ocupe una nueva ciudad con más de 20.000 habitantes.

Sobre este campo amarillo se han proyectado los edificios que darán forma a Algete Norte y SAU-21. Dos urbanizaciones que ocuparán más de 2 millones de metros cuadrados y contarán con más de 8.000 viviendas para conseguir lo que media España ansía: enfriar el precio de la vivienda. Pero en este caso, la solución elegida no agrada a todos los vecinos de la zona. Muchos, lo ven como un ladrillazo de otra época que amenaza con colapsar la zona y que se ha recuperado aprovechando el subidón inmobiliario.

"Nos quieren construir un nuevo Benidorm en la puerta de casa. Donde ahora no hay nada, quieren levantar una ciudad que supera en habitantes a todos los municipios que la rodean y que ya tienen sus servicios al límite", cuenta Guillermo Pérez Medina, presidente de la Asociación Vecinal Río Guadalix y residente de Santo Domingo. Esta gran urbanización construida en los 60 y habitada hoy por unos 4.000 vecinos con alto nivel adquisitivo, se ha convertido en el principal escollo de este nuevo desarrollo. "Nuestros hogares lindan con las nuevas promociones y tenemos razones para pedir la paralización del proyecto. Pensamos que tal y como está pensado no debe salir adelante", detalla este arquitecto metido al activismo vecinal.

Pérez es el líder de un grupo de más de 300 residentes que se han unido durante este año para crear una asociación cuyo objetivo es suspender la construcción. Todos ellos viven en las urbanizaciones que rodean a la zona y apuntalan su reacción en los problemas ambientales que rodean el proyecto, pero también hablan de falta de servicios o del choque entre administraciones por la construcción de las infraestructuras necesarias en un desarrollo salido de la nada. Una batalla que recuerda a las guerras de la época de la burbuja y que, en parte, vienen de entonces. Con el calentamiento del precio de la vivienda y la falta de oferta de techo, estos proyectos viven su propia resurrección. Fueron creados a principios de siglo, pero se abandonaron durante la crisis y ahora vuelven a estar en el disparadero.

placeholder Lugar donde se situará Algete Norte y SAU-21. (Guillermo Cid)
Lugar donde se situará Algete Norte y SAU-21. (Guillermo Cid)

"El suelo donde está ubicado este sector es propiedad de una mercantil desde hace muchos años y siempre ha sido su interés poder desarrollarlo, por lo que no es nada nuevo", cuenta a El Confidencial Fernando Romo, alcalde de Algete, sobre la urbanización Algete Norte. "El interés que guía al Ayuntamiento de Algete, que es por quien nosotros podemos hablar, no es más que conseguir que se hagan viviendas para que cualquiera de los jóvenes del municipio que quieran iniciar su proyecto de vida en forma independiente no lo tengan que hacer fuera del municipio", añade el edil que actúa bajo las siglas del Partido Popular. Desde El Confidencial nos hemos puesto en contacto con el Ayuntamiento de El Molar, pero no hemos recibido respuesta al cierre de este artículo.

La realidad es que el caso de este rincón es solo un ejemplo de muchos. El ayuntamiento capitalino lleva tiempo anunciando que en los próximos años construirá un total de 200.000 viviendas para atajar el problema. Pero, a la vez, su municipio está a punto de urbanizar los últimos puntos vacíos que le quedan. Por eso, en la zona metropolitana, la cifra de proyectos con este fin se ha disparado. Se preparan un total de 95.000 viviendas en esta zona, según datos del medio Madrid Total. Para hacerse una idea de la dimensión de las cifras, una ciudad como Santander tiene unas 93.000.

"La ciudad de Madrid parece que va a agotar próximamente todo su suelo urbanizable"

Ahí es donde entran los proyectos del ladrillazo. Cerro del Baile, la nueva ampliación de San Sebastián de los Reyes, se planteó en 2001 y ahora se recupera para ampliar la ciudad con unas 3.500 viviendas. Valgrande, en Alcobendas, apuesta por aumentar el total de viviendas del municipio en 8.600 casas, con un proyecto de esos mismos años. Varias de estas promociones ya han acabado en los juzgados.

"La ciudad de Madrid parece que va a agotar próximamente todo su suelo urbanizable dentro de su límite municipal. Si sigue creciendo su población y necesidades de suelo, es razonable que mire al norte", cuentan desde Madrid Proyecta, una plataforma enfocada en la difusión de la arquitectura, la planificación y la construcción en la Comunidad de Madrid. "Siguiendo el eje de la A1 hay muchas bolsas de suelo de forma casi continua hasta San Agustín de Guadalix. Poco a poco se han ido reactivando unos cuantos proyectos (Cerro del Baile, Senda Madrid...). Aunque se ven problemas recurrentes, como es no acompasar estos desarrollos urbanos de nuevas conexiones de Cercanías o la escasa calidad urbana de lo que se proyecta, llegando a degradar entornos que tienen valores paisajísticos merecedores de proteger o potenciar", añaden.

Urbanizaciones en la nada de Madrid

Mientras conduce por los caminos que en el futuro deberían ser las calles de la nueva ciudad, Pérez hace un análisis que coincide con lo expuesto por los expertos. Con el termómetro superando los 30 grados, mira a su alrededor y no entiende cómo estas tierras se podrían convertir pronto en un núcleo urbano con más de 20.000 vecinos sin colapsar la zona. "El Cercanías no llega ni hasta Algete y estos nuevos desarrollos van a colapsar la carretera A-1 que ya va al límite. Para la mayoría de servicios, los que vivimos por aquí tenemos que ir a municipios que están a varios kilómetros de distancia. En el caso de Algete, estamos a 14 kilómetros del pueblo, y a El Molar, que es el otro ayuntamiento metido en este proyecto, tienes otros 12. El núcleo más cercano es San Agustín de Guadalix, al que no pertenece ninguno de estos desarrollos".

Este galimatías de lindes es algo que trae de cabeza a la zona desde hace décadas. En este punto se juntan los límites territoriales de hasta cuatro municipios: Algete, El Molar, Colmenar Viejo y San Agustín de Guadalix. Pero no es el único problema de esta bolsa de suelo, pues además está encajada entre dos ríos principales de la región, le atraviesa un corredor ecológico principal de la Comunidad de Madrid y, para colmo, los aviones de Barajas aterrizan a dos pasos, por lo que la huella de ruido también impacta en toda el área.

Una amalgama de ingredientes que ha dejado, hasta ahora, este hueco como una burbuja dentro de la cada vez más urbanizada región madrileña. Pero los dirigentes municipales y las distintas promotoras llevan tiempo intentando hincarle el diente. En el caso de Algete, el proyecto ahora se llama Algete Norte, pero inicialmente se conocía como Sector 13 y tiene su origen décadas atrás. Ahora sus dueños son Compañía Mercantil Algete Norte, S. A. y proponen un total de 1.260 viviendas.

Lo de El Molar es aún más llamativo. Tanto, que incluso el propio Ayuntamiento de Algete ha puesto alegaciones al desarrollo, a pesar de pertenecer todos al mismo partido. De construirse como está diseñado a día de hoy, el SAU-21 (cuyo suelo es propiedad de, entre otros, el grupo FCC) tendría el doble de viviendas que el núcleo municipal. Un sueño tan delicado que se ha impulsado y frenado en varias ocasiones.

"Nosotros nos posicionamos en contra de la configuración que tiene ahora mismo ese desarrollo en el PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) de El Molar por distintas razones. No estamos en conformidad con la densidad de viviendas que se indica para el mismo por considerarla excesiva", detalla Romo. "Tampoco estamos conformes con la idea que se proyecta de entrada y salida al SAU-21 a través del suelo de Algete Norte".

La densidad de estos desarrollos es uno de los motivos principales de las quejas. En la zona hay otras urbanizaciones, pero son los típicos espacios de finales del siglo pasado y principios de este, basados en zonas exclusivas, grandes residencias unifamiliares y pocos vecinos de buen nivel adquisitivo. Los nuevos desarrollos plantean ideas similares, pero las nuevas leyes urbanísticas ya no lo permiten igual.

placeholder Casas de los vecinos de la zona. (Guillermo Cid)
Casas de los vecinos de la zona. (Guillermo Cid)

Santo Domingo tiene unas 1.000 viviendas, en su mayoría unifamiliares salvo dos o tres bloques, y 4.000 vecinos. A su lado, el SAU-21 parece un gigante y en parte necesita serlo para ser rentable. La nueva ley de Vivienda obliga a reservar al menos el 40% del suelo urbanizable para vivienda protegida, algo que limita los beneficios de la promotora en desarrollos expansivos y les obliga a construir más en menos espacio.

Entre los críticos tampoco están los mismos activistas que antes de estas leyes. De los ecologistas que protestaban en el pasado como predicadores en el desierto se ha pasado a grupos heterogéneos, entre los que se encuentran vecinos de gran influencia que se fijan en plataformas como la que ha conseguido parar los conciertos en el Bernabéu. "Fue nuestra inspiración. No somos los clásicos vecinos enfadados, sino que en este grupo hay gente con mucho conocimiento e influencia. Arquitectos, abogados, ejecutivos… Nos hemos dado cuenta de que protestar puede funcionar aunque haya grandes conglomerados e instituciones al otro lado".

De momento han presentado varias alegaciones y tienen claro sus objetivos. "No hemos tenido que poner nada de dinero porque al tener vecinos de todas las especializaciones hemos ido aportando nuestro tiempo y esfuerzo. Pero tenemos claro que si hay que ir más allá se irá. Se puede lograr parar y tenemos motivos de los que tirar", cuenta el activista. "No decimos no se pueda urbanizar nada, solo que así no", añade.

España necesita más casas, ¿pero dónde?

Los argumentos de los críticos choca de lleno con una realidad que tampoco les es ajena, la del precio de la vivienda. Y su situación es una muestra de lo que hay detrás de los grandes planes para acabar con esta crisis. Ahora que se vislumbra cierta unanimidad en la necesidad de mayor oferta, queda algo pendiente que no se suele tener en cuenta: ¿dónde se construyen esas casas que necesitamos?

"Que se necesita construir y de forma razonablemente rápida es algo obvio. Simplemente, porque España arrastra desde la crisis un grave problema de déficit habitacional", cuenta José María Ezquiaga, arquitecto, urbanista y exdecano del Colegio de Arquitectos de Madrid. "Hemos pasado de construir unas 600.000 viviendas al año a unas 90.000. Ahora toca recuperar buena parte de ese agujero que nos hemos dejado por el camino", añade.

Según este experto, incluso el propio Ayuntamiento de Madrid tiene hueco para mejorar su déficit en los próximos años y su suelo aún permite una optimización mucho mayor. Sin embargo, sí cree que todo este desarrollo no puede hacerse sin ir acompañado de otras medidas. "Lo que más se necesita es vivienda asequible, pero no se puede centrar todo en viviendas caras o viviendas baratas, porque hay mucho riesgo de crear barrios marginales. Creo que en ese sentido la nueva ley de vivienda es beneficiosa porque obliga a aunar ambos conceptos y apoyar la integración con ese 40% de suelo protegido", añade.

"Esto no va a paliar la necesidad de vivienda"

Desde Madrid Proyecta lanzan otra crítica a la región en este sentido. "Otras ciudades rascan más vivienda en menos suelo, pero en Madrid tenemos un modelo más extensivo de momento". Es similar a lo que también denuncian los vecinos que están en contra de los megaproyectos junto a la A-1. "Esto no va a paliar la necesidad de vivienda. Primero porque lo planteado son edificios residenciales de cierto nivel adquisitivo y segundo porque está lejos del núcleo urbano y llegar hasta aquí es difícil", señalan. "Lo peor es que si lo que buscasen es dar mayor oferta tienen un montón de suelo en el centro de estos municipios para hacerlo, pero aquí prima otra cosa".

De momento, el páramo en el que se ha convertido la bolsa de suelo sigue intacto, aunque ya se nota que se prepara un cambio. "Nosotros seguiremos en la lucha, pero puede ser gracioso el día que los vecinos de estas nuevas zonas vengan aquí a vivir y se encuentren con que los aviones de Barajas les pasan silbando. A nosotros ya no nos ha quedado otra, pero a Aena no le va a gustar nada que a las protestas por sus aviones se unan otros 20.000 vecinos".

En la mañana del lunes 16 de junio, el sol cae a plomo sobre los campos de cultivo de un rincón olvidado al norte de Madrid. Por los caminos no se ve un alma, no hay sombras, ni se atisba la presencia del ser humano en varios kilómetros a la redonda. El silencio solo lo rompe el murmullo de fondo de la carretera. Estamos en medio de una gigantesca bolsa de suelo a 35 kilómetros de la capital, encajada entre la A-1, la urbanización de Santo Domingo y el río Jarama. A día de hoy, en el paraje solo crecen malas hierbas y encinas, pero la idea es que en los próximos años todo este espacio lo ocupe una nueva ciudad con más de 20.000 habitantes.

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