Sánchez no asume ninguna responsabilidad por la corrupción entre gritos de "dimisión" del PP
El líder de la oposición avisa que activará una moción de censura si "aparecen" los cuatro votos que le faltan. El jefe del Ejecutivo, visiblemente descompuesto, se parapeta en posibles sentencias que afectarán al PP
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El clima de tensión se ha desbordado por completo en el Congreso. El presidente del Gobierno no tenía previsto asistir a la sesión de control de esta semana, pero una cancelación imprevista en su agenda internacional dio al traste con la posibilidad de no responder a las preguntas de la oposición y de sus aliados parlamentarios en plena tormenta por la corrupción que asola al Partido Socialista. La bronca se daba por descontada. Una vez más, Sánchez evitó asumir responsabilidad alguna por el caso que ha provocado la caída de sus dos últimos secretarios de Organización, y que ha asestado un golpe casi mortal a los cimientos del Ejecutivo y de Ferraz.
Después de que el líder de la oposición le situase como "máximo responsable" de los casos de corrupción y le exigiese de nuevo que redacte una "carta de dimisión", el presidente del Gobierno se parapetó una vez más en la resistencia y se negó a adelantar elecciones. Sánchez optó en este punto por arrojar al PP sus propias cuentas pendientes con la Justicia, que estallarán, anticipó, "a la vuelta del verano". El líder socialista estaba visiblemente nervioso, descompuesto, hasta el punto de tener un desliz y asegurar que "en mi organización la tolerancia contra la corrupción es absoluta".
"Mire, este es un caso de corrupción que ha sido doloroso para el Partido Socialista Obrero Español, pero hemos actuado", se defendió. "Su argumentario es amañemos primarias, pero no gobierna el PP; adjudicamos contratos por mordidas, pero no gobierna el PP; perdonamos multas fiscales a cambio de favores, pero no gobierna el PP; nos repartimos prostitutas con dinero público, pero no gobierna el PP. Tremendo, señor Sánchez", replicó Feijóo, crecido por la situación y jaleado por sus diputados.
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El líder de la oposición advirtió a Sánchez que, pese a su intento por resistir, el caso de Cerdán "no será el final", interpelando en este punto uno a uno a sus socios parlamentarios, a los que sitúa como "cómplices" de la corrupción por sostener al Gobierno pese a los escándalos. El dirigente socialista respondió con ironía, retándole de nuevo a impulsar una moción de censura. Y Feijóo recogió el guante con una amenaza. "Tranquilo, no me faltan ganas, me faltan cuatro votos. Si aparecen, no lo dudaré ni un instante. Quién sabe si aparecerán", subrayó.
La intervención del jefe del Ejecutivo, lanzando dardos contra Ayuso, Mazón o Moreno para esquivar la ingente crisis política y judicial que le cerca, colmó la paciencia de la bancada del PP, que interrumpió la sesión a gritos de "dimisión, dimisión", sin atender a las llamadas al orden de la presidenta del Congreso, Francina Armengol. En respuesta a los gritos de los conservadores, los ministros se levantaron y aplaudieron al presidente del Gobierno.
Sánchez se ha tenido que enfrentar no sólo a las críticas de Feijóo y de Abascal, sino también a las de sus propios socios parlamentarios. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, le afeó la principal tesis del PSOE: que, a diferencia del PP, "actúan contra la corrupción cuando la detectan". "No miren", le replicó, "cuando la detecta la UCO".
El dirigente republicano insistió así en una de los principales puntos negros de las explicaciones políticas ofrecidas por el caso Cerdán: ¿Cómo no se dieron cuenta antes? "Usted", le dijo a Sánchez, "quiere que nos creamos que no supo quienes eran dos tipos que le siguieron, durante semanas, durante meses, en un coche para recuperar la secretaría general del PSOE". Y que, continuó, "se entera antes de ayer de quiénes eran y de cómo eran" Ábalos y Santos Cerdán.
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Para que eso suceda le pidió que "jure" que no estamos "frente a la Gürtel del PSOE", que "no veremos nunca en un papel P. Sánchez" y vaya contra las constructoras, "inhabilitaciones de por vida para quien corrompa y multas millonarias y "eliminemos ya los aforamientos". "La izquierda no puede robar", le indicó Rufián. "No nos hagan escoger entre corruptos cutres y corruptos premium porque al final lo que les diremos es que la gente decida", le advirtió.
En sus respuestas, el presidente del Gobierno no se salió del guion. "El Partido Socialista ha asumido su responsabilidad", reiteró. Con el desliz añadido de comentar que "no haga de la anécdota una categoría", una afirmación que volvió a revolver a la bancada de la oposición. "Mi organización es una organización limpia". "No hay ningún apunte, ningún indicio" en el informe, manifestó, sobre "financiación irregular" del PSOE.
Sánchez ha abandonado el hemiciclo nada más acabar su intervención. Ni para Sumar ni para el resto de aliados parlamentarios son suficientes las palabras que el presidente del Gobierno ha pronunciado este miércoles en la sesión de control, y le exigen, junto a PP y Vox, que comparezca "cuanto antes" a través de un pleno monográfico. Por ahora, el PSOE ha hecho oídos sordos a esa petición, y ha fijado la comparecencia del jefe del Ejecutivo para el próximo 9 de julio, donde diluirá previsiblemente los casos de corrupción con la rendición de cuentas sobre el Consejo Europeo y la Cumbre de la OTAN de la próxima semana.
El clima de tensión se ha desbordado por completo en el Congreso. El presidente del Gobierno no tenía previsto asistir a la sesión de control de esta semana, pero una cancelación imprevista en su agenda internacional dio al traste con la posibilidad de no responder a las preguntas de la oposición y de sus aliados parlamentarios en plena tormenta por la corrupción que asola al Partido Socialista. La bronca se daba por descontada. Una vez más, Sánchez evitó asumir responsabilidad alguna por el caso que ha provocado la caída de sus dos últimos secretarios de Organización, y que ha asestado un golpe casi mortal a los cimientos del Ejecutivo y de Ferraz.