El PP opta por una 'vía intermedia' para reformar sus primarias y contentar también a Madrid
Los populares se inspiran en el sistema electoral español y eliminan la doble vuelta, pero preservando la voz de la militancia. El partido endurece los criterios para ser candidato a la presidencia: de 100 a 500 avales
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La unidad es un valor que cotiza al alza en el peor momento político del Gobierno. El PP lo sabe. Parchear todo amago de fractura interna es una prioridad para Alberto Núñez Feijóo, que entiende el congreso nacional de julio como un trampolín a la Moncloa. Y el melón de la reforma del modelo de elección de los futuros líderes del partido amenazaba con quebrar esa paz interna. Mientras el presidente nacional e importantes estructuras territoriales defendían el sistema de primarias indirectas para devolver el peso a los compromisarios, Isabel Díaz Ayuso apostaba de forma clara por la fórmula "un militante, un voto" para elegir al candidato.
Finalmente, el PP ha apostado por trazar un equilibrio entre ambas posiciones. Ha diseñado una especie de vía intermedia con un modelo novedoso que bebe del propio sistema parar configurar las Cortes y elegir al presidente del Gobierno. Según ha podido saber El Confidencial, la ponencia estatutaria que se presentará este miércoles propone unas "primarias representativas". Ni 'indirectas', ni 'puras'.
Los afiliados del PP podrán elegir en sus respectivas circunscripciones una papeleta en la que se incluirá el nombre del candidato escogido para presidir la formación y los compromisarios adscritos a esa candidatura que le representarán en el congreso nacional. Sólo los delegados de la lista ganadora en cada provincia podrán participar en la elección final. De este modo, el partido de Alberto Núñez Feijóo busca preservar de forma clara la voz de los militantes para escoger su opción favorita a liderar el partido, pero sin que participen directamente en el propio cónclave nacional.
Por poner un ejemplo. En el hipotético caso de que, en el futuro, Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno se enfrentasen en la batalla de la sucesión, ambos confeccionarían su propia lista de compromisarios —habrá una por candidato y provincia—. En caso de haber más aspirantes a delegados que plazas, los afiliados podrán marcar también los nombres que quieren que les representen en el congreso del partido, un sistema de lista abierta similar al que opera en la configuración del Senado.
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Con salvedades, en el PP trazan un paralelismo entre su nuevo modelo interno y el que rige en las elecciones generales, en que los votantes eligen la papeleta del partido junto a los diputados que les representan en el Congreso y estos, a su vez, votan en la sesión de investidura del presidente del Gobierno. Aunque puede verse sometido a modificaciones en la fase de enmiendas, la idea es que el nuevo sistema aplique no sólo en el congreso nacional del PP, sino también en los cónclaves regionales y provinciales.
Con este cambio, el partido fulmina el sistema de doble vuelta que regía hasta la fecha, y que impulsó Mariano Rajoy en 2017 movido por el espíritu renovador de la política que en su día representaban fuerzas como Ciudadanos. En la formación existe un amplio consenso por acabar con ese modelo y acabar con la disfunción orgánica que provocó una enorme fractura interna en la formación.
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En 2018, tras la marcha del expresidente del Gobierno, el partido eligió entre tres candidatos. En la primera vuelta, en la que votaron los militantes, se impuso Soraya Sáenz de Santamaría, seguida de Pablo Casado. María Dolores de Cospedal se quedó fuera, pero su apoyo impulsó al diputado abulense en la segunda vuelta. Casado ganó la partida a la exvicepresidenta del Gobierno en el voto de los compromisarios, laminando de este modo la opción preferida por la militancia.
Feijóo siempre ha sido proclive a corregir ese sistema. Nada más poner un pie en Madrid, el mandatario gallego se propuso modificar los estatutos para devolver todo el peso a los compromisarios. "No creo en las primarias asamblearias", sostuvo en una entrevista para El Mundo en abril de 2022. Pero esa convicción siempre ha chocado con la del PP de Madrid. Isabel Díaz Ayuso, con mayor predicamento en la militancia, se niega a acallar a los afiliados. La dirigente mostró sus cartas, y hace sólo unos días avanzó en ABC que, si la ponencia de estatutos no respondía al espíritu de "un afiliado, un voto", iría al choque vía enmiendas.
Endurecerán los criterios para ser candidato
Está por ver si este nuevo sistema de "primarias participativas", en la que los militantes eligen a los compromisarios pero sabiendo a qué candidato apoyarán éstos en la votación final, es suficiente para el PP de Madrid y evitará el choque en la fase de enmiendas. Este martes, el presidente del PP de Cataluña, Alejandro Fernández, se sumó públicamente al barco de la dirigente madrileña defendiendo unas primarias puras para el partido. "Creo que es el mejor sistema, no sólo para que los afiliados elijan directamente a sus líderes, sino también para que el afiliado más humilde pueda optar al puesto que desee sin intermediarios", escribió en X.
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La ponencia de estatutos incluirá también una reforma de los criterios para la presentación de candidaturas, endureciendo el acceso. Hasta ahora, para ser proclamado precandidato a la presidencia nacional del PP era necesario presentar el apoyo de, al menos, 100 afiliados, una cifra que ahora se elevará hasta los 500 avales. Los militantes deberán contar además con firmas de, al menos, 25 de las 51 provincias españolas para asegurar la representatividad.
Los populares defienden que el nuevo modelo barre de un plumazo las dudas sobre la democracia interna que temían en los sectores críticos con la dirección nacional, y confían en haber logrado gestar un modelo aceptable para las distintas sensibilidades de la formación. La ponencia estatutaria, que recogerá otros cambios, la presentarán este mismo miércoles los encargados de su redacción: el presidente de Murcia, Fernando López Miras; su homóloga de Extremadura, María Guardiola; la alcaldesa de Santander, Gema Igual; y el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera.
La unidad es un valor que cotiza al alza en el peor momento político del Gobierno. El PP lo sabe. Parchear todo amago de fractura interna es una prioridad para Alberto Núñez Feijóo, que entiende el congreso nacional de julio como un trampolín a la Moncloa. Y el melón de la reforma del modelo de elección de los futuros líderes del partido amenazaba con quebrar esa paz interna. Mientras el presidente nacional e importantes estructuras territoriales defendían el sistema de primarias indirectas para devolver el peso a los compromisarios, Isabel Díaz Ayuso apostaba de forma clara por la fórmula "un militante, un voto" para elegir al candidato.