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Podemos contra Sánchez: "El PSOE ha sido una solución que no ha servido"
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Podemos contra Sánchez: "El PSOE ha sido una solución que no ha servido"

El partido socialista vivirá tiempos complicados. Gobernar en estas condiciones generará un desgaste significativo. Según Pablo Iglesias, este es el momento de posicionarse contra el presidente

Foto: El exvicepresidente y exsecretario general de Podemos Pablo Iglesias. (Europa Press/Gustavo Valiente)
El exvicepresidente y exsecretario general de Podemos Pablo Iglesias. (Europa Press/Gustavo Valiente)
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Ninguno de los socios tiene incentivos para derribar el Gobierno o para concurrir a una convocatoria electoral. El PNV ya ha señalado que firmaron acuerdos con el PSOE que tendrán que cumplirse, Junts tiene pendiente la amnistía y el regreso de Puigdemont, y el resto de la mayoría de la investidura es también consciente de que la otra posibilidad, PP-Vox, sería peor que la actual. En ese espacio, solo Podemos está introduciendo un razonamiento diferente. Y no solo porque no haya querido acudir a la ronda de conversaciones convocada por Sánchez con los partidos que le dieron su apoyo, sino porque Podemos es una de las razones que desaconsejan al presidente plantear una cuestión de confianza: no está seguro de que los morados le den su respaldo.

Pablo Iglesias dejó claro, no obstante, que ellos no van a forzar nada. Incluso si quisieran romper el Gobierno, no podrían, aseguró el exvicepresidente, ya que solo se puede ir a elecciones si quiere Sánchez. No es del todo cierto, porque existe la posibilidad de una moción de censura con el compromiso de convocar inmediatamente elecciones, pero eso no parece probable ahora. Según Iglesias, tampoco les interesa ahora unas generales. Al PSOE, en cambio, sí le podrían venir bien: el desgaste que irá sufriendo en los próximos meses haría conveniente una convocatoria temprana para evitar la sangría de votos.

Sánchez no ha dado ninguna muestra de preocupación acerca del desgaste que le producirá gobernar en estas condiciones. Incluso apuntó en su comparecencia del lunes que, después de verano, cuando los procedimientos abiertos concluyan, se demostrará su inocencia y serán otros los que deban preocuparse. Sánchez continúa afirmándose como el bastión contra la extrema derecha y ha prometido tomar medidas contra la corrupción en su partido. Con eso podría bastar, parecen pensar en Moncloa.

Podemos contra el PSOE

Podemos lo ve de otra manera. Si los partidos nacionalistas y de izquierda se han posicionado a favor del PSOE, aunque poniendo muchos reparos, los de Belarra ya se han situado contra Sánchez. La extrema derecha es el enemigo, y resulta crucial evitar que gobierne. Para los de Iglesias, si la elección es PP y Vox o Sánchez, eligen combatir a los dos.

"A lo mejor el PSOE tiene que jugar un papel más modesto y más subalterno para que en este país cambien las cosas"

En una entrevista en ‘Carne Cruda’ el lunes pasado, Iglesias realizó un análisis que marca su postura: puesto que los socialistas saldrán dañados por la corrupción y perderán apoyo electoral, este es el momento de que la izquierda comience a pensar en términos mayores y no vea al PSOE como el actor dominante, sino como uno más pequeño y quizá subordinado.

Este es un tiempo de cambios demoscópicos muy rápidos. Aquello que hoy parece difícil electoralmente se convierte en realidad en un tiempo breve, por lo que no es aventurado pensar que “a lo mejor el PSOE tiene que jugar un papel más modesto y más subalterno para que en este país cambien las cosas”. Acudió para reforzar su tesis al ejemplo del Reino Unido, donde los dos partidos principales, el laborista y el conservador, ya no encabezan las encuestas, lo que parecía impensable hace un par de años: ahora lidera el UKIP. La experiencia británica no es la más favorecedora para el argumento de Iglesias, que quizá tuviera en mente el bloque de izquierdas francés, liderado en las últimas elecciones por Mélénchon, y no por el Partido Socialista, que tuvo un lugar modesto en la coalición.

La gente debe caer en la cuenta de que "la única opción no es que gobierne un pollo del PSOE"

En cualquier caso, es el momento de constatar, afirma Iglesias, que el PSOE “ha sido una solución de régimen que no ha servido”. No tiene sentido continuar apoyando a un partido que está en declive y que no es capaz de tomar medidas de izquierda: la gente debe caer en la cuenta de que “la única opción no es que gobierne un pollo del PSOE”. Ahora toca volver a poner sobre la mesa una agenda radical, esa que nació en el 15-M, y que puede ser apoyada por el votante porque “ahora la gente está más preparada”, ya que no confía en los medios de comunicación ni cree que los jueces actúen siempre en defensa de la legalidad.

El potencial perturbador de Podemos

Es la primera vez en mucho tiempo que un partido de izquierda regresa al marco del sorpaso, a pesar de que suene poco acorde con la época. Es cierto que el PSOE debería sufrir desgaste y que este podría ser aprovechado por un partido progresista para crecer, pero no hay ninguno que hoy esté en condiciones de aprovecharse de esa debilidad. Hasta la fecha, el PSOE se mantenía en buenas cifras electorales gracias a la caída de la izquierda, e invertir esa tendencia es complicado, incluso mediando la corrupción. El problema se agrava porque no hay ninguna formación de ese ámbito ideológico que tenga en mente un proyecto que vaya más allá de su supervivencia. Más bien parece que el agujero en el PSOE puede ser un agujero en el conjunto de las izquierdas.

Podemos puede arrastrar al resto de izquierdas hacia una posición más combativa y más hostil, también con Sánchez

En el caso de Podemos, además, suena extraña la afirmación de que el PSOE no ha sido más que una solución de régimen, ya que se trata de una solución a la que los morados han contribuido. Iglesias quiso gobernar con los socialistas. Fueran cuales fueran los motivos (ser vicepresidente, recomponer el partido desde el gobierno, frenar la caída electoral de su formación o cambiar España), el hecho es que hubo que repetir unas elecciones porque Iglesias no quería que el PSOE gobernase solo. En aquel entonces circularon distintas teorías sobre cuál era la mejor posición para los morados. Una de ellas señalaba que iba a ser más útil, a medio plazo, investir al PSOE y quedarse fuera del Gobierno. Es fácil decir ahora, a juzgar por los resultados, que esa era la postura acertada, ya que el final de la legislatura fue trágico para Podemos: su aceptación social era mínima, el espacio se había reconstruido alrededor de Yolanda Díaz y se forjó una coalición en la que Podemos fue ninguneado en las listas. Pero incluso si fue la elección acertada, lo cierto es que Iglesias contribuyó a esa solución de régimen de la que ahora reniega.

Por si fuera poco, casi todas las ideas con las que Iglesias llegó al Gobierno fueron utilizadas por Sánchez, que se apropió de la lucha contra la extrema derecha, de la pelea en los medios de comunicación de masas y del énfasis en las mujeres y en la juventud. El PSOE recogió, aunque suavizadas, las temáticas con las que Podemos había trazado su acción ideológico-comunicativa. Le faltó a Sánchez posicionarse contra las cloacas y los medios de comunicación, pero ese marco se lo compró después de los ‘cinco días de abril’.

Ahora toca regresar a la confrontación, e Iglesias sabe que su mejor opción para sobrevivir es separarse de esas izquierdas que han asumido que con Sánchez se está mejor. Podemos ha decidido recuperar el 15-M más de diez años después y situarse en contra del PSOE, sabedor de que ahí tiene un espacio diferencial. Y con potencial disruptivo, no solo por su capacidad para tensar la cuerda en el futuro (cuenta con cuatro diputados necesarios) sino por su habilidad perturbadora en el presente: puede arrastrar al resto de izquierdas hacia una posición más combativa, también con Sánchez. De momento, su programa está marcado: no al rearme y al gasto en defensa, ruptura de relaciones diplomáticas con Israel e intervención del mercado de la vivienda.

Ninguno de los socios tiene incentivos para derribar el Gobierno o para concurrir a una convocatoria electoral. El PNV ya ha señalado que firmaron acuerdos con el PSOE que tendrán que cumplirse, Junts tiene pendiente la amnistía y el regreso de Puigdemont, y el resto de la mayoría de la investidura es también consciente de que la otra posibilidad, PP-Vox, sería peor que la actual. En ese espacio, solo Podemos está introduciendo un razonamiento diferente. Y no solo porque no haya querido acudir a la ronda de conversaciones convocada por Sánchez con los partidos que le dieron su apoyo, sino porque Podemos es una de las razones que desaconsejan al presidente plantear una cuestión de confianza: no está seguro de que los morados le den su respaldo.

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