Feijóo aguarda un "gesto" de PNV o Junts para plantear una moción: "Queda mucho por salir"
El líder del PP obvia la presión y pide paciencia ante la convicción de que la investigación escalará. La corrupción en el corazón del PSOE no mueve a sus socios, que por ahora mantienen su respaldo a Sánchez
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Decía el escritor estadounidense Mark Twain que la historia no se repite, pero a menudo rima. Hace una década, Mariano Rajoy pidió "disculpas a todos los españoles" por los casos de corrupción que afectaban al PP de la mano de su tesorero, Luis Bárcenas. Aseguró compartir la "indignación" ciudadana y se lamentó por haber colocado en puestos de responsabilidad a personas que "no eran dignas" de su cargo. Su entonces número dos, María Dolores de Cospedal, también anunció una "auditoría externa" de las cuentas de la formación para dar imagen de pulcritud y limpieza.
Al Pedro Sánchez de entonces no le bastaba "el perdón" del presidente del Gobierno. Pero el Pedro Sánchez de hoy ha replicado casi al milímetro el guion de Rajoy, con la esperanza de frenar el devastador golpe de la investigación que ha sentenciado a sus dos últimos secretarios de Organización. Al exjefe del PP no le sirvió de mucho. Pasaron años, pero los conservadores acabaron pagando la factura de la corrupción. Primero en el Congreso, con la moción de censura que les desalojó de la Moncloa mediante el golpe de gracia del PNV. Y más tarde en las urnas.
La dimisión de Santos Cerdán tras el devastador informe de la Guardia Civil que le vincula al amaño de contratos a cambio de mordidas ha sacudido el tablero político nacional. Al igual que Rajoy en su día, Sánchez se niega a dimitir. Tampoco convocará elecciones. Y las miradas se dirigen hacia Alberto Núñez Feijóo. En su mano está presentar o no una moción de censura. Pero a diferencia de 2018, el líder del PP no cuenta con lealtades suficientes como para conseguir que prospere.
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El mensaje que trasladan en su entorno directo es que no se precipitará. En el corto plazo sólo moverá ficha si detecta algún "gesto" de los socios que invite al optimismo. El líder del PP no es ajeno a la presión que ha comenzado a reproducirse en la derecha. Y no sólo es Vox. Dentro de sus propias filas hay sectores que le animan a activar esta herramienta constitucional, cuente o no con los 176 votos necesarios, dada la "gravedad" de la situación. "El que se la juega es él, pero es momento de arriesgarse", comentan estos cuadros. "Se perdería la votación, pero se ganaría el debate. Es un momento propicio", argumentan.
Hoy por hoy, Feijóo desecha por completo esa opción. Por tres motivos. Primero, porque ante la nula posibilidad de que prospere, la moción sólo serviría para "reagrupar" de nuevo a los socios en torno al presidente del Gobierno y regalarle un "balón de oxígeno" parlamentario en su peor momento político. Segundo, porque bloquearía esa bala de plata "demasiado pronto" en una legislatura que Sánchez se ha propuesto agotar y desviaría el foco de la Moncloa. Y tercero, por la convicción de que la caída de Santos Cerdán es sólo el principio, y que al presidente del Gobierno no le queda ya "cortafuegos" alguno. "Aún queda mucho por salir", confían en Génova.
El líder del PP pide a sus cuadros "no caer en la ansiedad" y "esperar al momento oportuno". Receta calma, paciencia. "Feijóo va a tener mucha presión encima para que la active, pero tiene que conseguir mantener la cabeza fría", apuntan un dirigente de su máxima confianza. "Hay que evaluarlo más adelante, pero no ahora", comenta un veterano de la formación que estuvo presente en la moción de censura contra Rajoy. "Sería un error en este momento. La política tiene sus tiempos. Estamos en plena expansión de la bomba, y lo que no podemos hacer es meternos de cabeza en la explosión", reflexiona.
Pese a criticar el escándalo, todos los socios del Gobierno se niegan por ahora a dejar caer a Sánchez. El PP pone especialmente el foco en PNV y Junts. "Van a tener difícil aguantar si esto sigue creciendo", pronostican en el partido, donde recuerdan que los propios jeltzales también cambiaron de parecer respecto a Rajoy y pasaron en muy poco tiempo de apoyar sus Presupuestos a dejarle caer. Por lo pronto, Junts ha solicitado una reunión urgente al Gobierno para evaluar la "viabilidad" de la legislatura. Y los nacionalistas vascos anticiparon que no se moverán hasta que haya una "sentencia".
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Todas las fuentes consultadas aseguran que no se puede descartar la posibilidad de que, llegado el momento y en función de la "evolución de los acontecimientos", Feijóo termine registrando una moción de censura, aunque sea de carácter simbólico. Pero esa decisión no se tomará de forma inminente y menos ante el descanso estival. Algunas voces plantean activar esta herramienta para dar la "puntilla final" a la legislatura, bien cuando el horizonte electoral esté más próximo y se pueda "retratar" a los socios de cara a las urnas; o bien cuando el hedor de las investigaciones sea del todo insoportable para el presidente del Gobierno.
Feijóo está en alerta. Aseguran en Génova que, por ahora, el dirigente no descolgará el teléfono para tantear posibles apoyos, pero ha multiplicado las señas públicas a los aliados del PSOE para advertirles de que sostener al Gobierno tendrá un precio en las urnas. Para el PP la legislatura está muerta. El informe de la Guardia Civil es "un punto de no retorno" que convierte a Sánchez en un activo tóxico al que no volverán a estrechar la mano. Todos los puentes han volado por los aires y Feijóo aguarda su momento. Por lo pronto ya prepara nuevas acciones judiciales y aún le queda la baza de citar al presidente en la comisión de investigación del Senado.
Decía el escritor estadounidense Mark Twain que la historia no se repite, pero a menudo rima. Hace una década, Mariano Rajoy pidió "disculpas a todos los españoles" por los casos de corrupción que afectaban al PP de la mano de su tesorero, Luis Bárcenas. Aseguró compartir la "indignación" ciudadana y se lamentó por haber colocado en puestos de responsabilidad a personas que "no eran dignas" de su cargo. Su entonces número dos, María Dolores de Cospedal, también anunció una "auditoría externa" de las cuentas de la formación para dar imagen de pulcritud y limpieza.