El día que el búnker de Sánchez ignoró a Ferraz y dejó a oscuras al partido y a medio Gobierno
En Moncloa hay "desolación absoluta", pero tras la petición de perdón del presidente el Gobierno no variará el rumbo para agotar la legislatura. "A partir de ahora, búnker y contraataque", apuntan
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La primera consecuencia del tan esperado como demoledor informe de la UCO sobre Santos Cerdán ha sido la demostración de que en el núcleo duro de Pedro Sánchez no sólo no está el aparato del PSOE, tampoco está la inmensa mayoría de su Gobierno. Es más, ha visualizado la fractura entre lo que sus colaboradores llaman "el búnker" y el resto del universo socialista, con especial mención a Ferraz y al Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.
"Esto ha sido una voladura controlada desde el entorno más cercano del presidente, y el resto estaban completamente descoordinados", explican desde el grupo socialista en referencia a la filtración en la noche del miércoles de un extracto del informe de la UCO que ya incriminaba claramente a Cerdán en actividades presuntamente delictivas vinculadas a la obra pública.
Esa división se visualizó claramente por la mañana, unas horas antes de que el informe de la UCO se publicara íntegramente. Ministros tan cercanos a él como la vicepresidenta María Jesús Montero y el titular de Justicia, Félix Bolaños, dejaron de poner la mano en el fuego por el número tres de su partido y mostraron su preocupación por las pruebas que le salpican. "Se ha notado mucha tensión entre la posición que marcaba Moncloa y la de Ferraz. Juanfan Serrano (mano derecha de Cerdán en el partido) ha entrado diciendo que confía plenamente en la inocencia, en línea con el comunicado de ayer", que negaba que hubiera cobrado comisión alguna.
Pasadas las doce, una alerta de este periódico informó sobre el pucherazo en las primarias que Sánchez le ganó a Eduardo Madina en 2014. En ese momento, Santos Cerdán estaba en su escaño, adonde había llegado a eso de las 10.30. "Había muchísima vergüenza y mucho enfado", confiesa una de sus compañeras, "porque además ha tenido la poca vergüenza de quedarse ahí sentado, en su escaño. El PSOE es un partido que no sólo se apoya en los derechos sociales, sino también en la ética, y el hecho de que se haya quedado allí lo que hace es comprometernos a todos. ¿Por qué nos haces esto? No te importa nada la organización, no te importa el partido, no te importa nada", lamentaban después de haber tenido que escuchar a la bancada popular corear "dimisión, dimisión", para enfado de la presidenta del Congreso, Francina Armengol.
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A medida que avanzaba la mañana, los medios de comunicación empezaron a escudriñar el informe lanzando titulares cada vez más escandalosos: nueve obras públicas bajo sospecha entre 2019 y 2021, mediaciones en supuestos sobornos de un millón de euros de Acciona por adjudicaciones del Gobierno, peticiones al presidente para que le diera un puesto en Indra o gestiones para beneficiar a su pueblo, entre una cascada de datos en un exhaustivo informe de 490 páginas. Como consecuencia, el Pleno se ha ido envenenando poco a poco.
El cuarto pasajero
Han pasado tres meses desde que El Confidencial informó sobre la existencia de una grabación de Santos Cerdán hablando de comisiones por obras, pero durante este tiempo Pedro Sánchez prefirió no darse por enterado. Hasta ayer mismo, la estrategia de comunicación de Moncloa y del PSOE fue negar las evidencias y atacar a los periodistas y a los investigadores de la UCO. Pero la realidad es tozuda y el anunciado informe de la Guardia Civil ha estallado como una bomba en el centro neurálgico del proyecto que el presidente del Gobierno levantó sobre tres personas metidas en un Peugeot: Koldo García, José Luis Ábalos y el citado Cerdán. Ninguno de los tres está ya en el PSOE, pero el cuarto pasajero sigue al volante.
Sánchez, que hace unos meses dijo que Santos era "un buen socialista, un extraordinario negociador y una persona que tiene toda mi confianza", tuvo por la tarde que obligarle a dimitir de todos sus cargos y decidió romper su silencio y comparecer ante la prensa. Hacía 45 días que no respondía a preguntas. En Moncloa, casi nadie sabía nada sobre lo que iba a anunciar el presidente, tan sólo que cuando salieron las primeras informaciones sobre Cerdán, Sánchez le llamó y le pidió explicaciones. "Juró que no había nada y dio su palabra de honor, por lo que Sánchez dio órdenes de protegerlo", aseguran desde el entorno del presidente. Hasta ayer.
En la sede del PSOE, el presidente del Gobierno renunció a convocar elecciones y se limitó a pedir perdón y a anunciar una reestructuración de la ejecutiva tras obligar a Cerdán a dimitir de todos sus cargos. Sin embargo, algo se rompió ayer en el partido, como desvela un diputado: "Está siendo una tarde de confabulaciones y de gente juntándose. Empieza a haber libertad, se ha roto la omertá, al menos en privado".
La primera consecuencia del tan esperado como demoledor informe de la UCO sobre Santos Cerdán ha sido la demostración de que en el núcleo duro de Pedro Sánchez no sólo no está el aparato del PSOE, tampoco está la inmensa mayoría de su Gobierno. Es más, ha visualizado la fractura entre lo que sus colaboradores llaman "el búnker" y el resto del universo socialista, con especial mención a Ferraz y al Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.