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Pedro Sánchez no convocará elecciones generales y se limita a pedir "perdón"
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CRISIS EN EL PSOE

Pedro Sánchez no convocará elecciones generales y se limita a pedir "perdón"

El presidente del Gobierno forzó la dimisión de su secretario de Organización, Santos Cerdán, el segundo implicado en corrupción, pero asegura que desconocía los amaños en contratos a cambio de mordidas

Foto: El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en Ferraz. (EFE/Daniel Gonzalez)
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en Ferraz. (EFE/Daniel Gonzalez)
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"Perdón", "perdón" y "perdón". Pedro Sánchez sigue adelante, tras dejar caer a su último cortafuegos, el secretario de Organización, Santos Cerdán, y un hombre de su máxima confianza, por el amaño de contratos a cambios de mordidas, de los que, sostiene, él no sabía nada. Le ha obligado a dimitir y, a continuación, ha comparecido en Ferraz para excusarse insistentemente ante la ciudadanía.

Hasta que esta mañana un informe de la Unidad Operativa Central (UCO) de la Guardia Civil ha revelado un agujero negro en el PSOE, que une a Cerdán con José Luis Ábalos, el presidente del Gobierno ha asegurado que estaba "convencido" de la integridad de su número tres. Circulaban "rumores", dijo, aunque en realidad eran noticias, muchas adelantadas por este periódico, pero "no había ningún indicio".

Ahora, las grabaciones de sus conversaciones con sus compinches, le han puesto delante de los ojos datos "muy graves", que precipitaron la salida de Santos Cerdán de todos sus cargos, incluida el acta de diputado en el Congreso, tras mantener una reunión con él en la Moncloa.

Pero, a pesar de la magnitud de esta crisis política, con un nuevo responsable de Organización del PSOE implicado en corruptelas, Pedro Sánchez no tiene intención de convocar elecciones y pretende continuar hasta 2027. "Esto no va a de mí, ni del PSOE, va de un proyecto político que está haciendo cosas buenas por este país", señaló. De nuevo dejó claro que volverá a ser candidato.

La rueda del presidente en la sede socialista es ya historia del PSOE. No comparecía en esa sala desde mayo de 2018, antes de convertirse en jefe del Ejecutivo. Se ha enfrentado a muchas crisis estos años pero esta es de las gordas. Su expresión lo delataba. Tenso, cabreado, mandíbula apretada y el reconocimiento público de que ni el PSOE ni él debió "confiar" en él".

El alcance de esta onda expansiva le obliga incluso a chequear que no ha existido financiación ilegal en el partido, algo que en estos momentos no puede asegurar. Aunque los informes del Tribunal de Cuentas, recordó, son positivos, ha reclamado una "auditoría externa" para "alejar cualquier sombra de duda".

A nivel interno se plantea también una reestructuración interna de la ejecutiva para, lo más urgente, sustituir a Santos Cerdán y buscar un nuevo número tres. Se hará público en el próximo Comité Federal en Sevilla el 5 de julio. Pero no tiene en mente hacer cambios en el Gobierno porque, dijo, "no está afectando a la gestión.

Tengo, remarcó, "algunas virtudes y muchos defectos, pero siempre he defendido el juego limpio en política y me he comprometido con la regeneración". Por eso, asumió su "enorme indignación por que todo un proyecto en el que confían millones de personas se pueda ver afectado por la conducta de unos pocos".

Sin poder explicar cómo le han pedido engañar las dos personas que de manera consecutiva puso al frente del partido, Sánchez se escudó en que "no es perfecto". "Le conozco desde 2014 y para mí es una enorme decepción". Aunque Santos ha seguido defendiendo ante él su inocencia, el presidente y secretario general del PSOE indicó que no le corresponde a él juzgar sus explicaciones: "Tendrá que ser la justicia". Sánchez se resguarda en que cuándo se ha enterado ha respondido "con total contundencia".

Aunque admitió sin ambages el alcance de la actuación de Santos, a lo único que restó importancia fue al audio sobre las papeletas irregulares de las primarias de 2014 porque los procesos en el PSOE, mantuvo, se celebran con "absoluta garantía".

Al final de su comparecencia se le escapó algo que Ferraz había negado hasta ahora: que a Leire Díez "se le solicitó la baja del partido". Su salida, como quiso hacer creer Santos Cerdán, no fue voluntaria.

"Perdón", "perdón" y "perdón". Pedro Sánchez sigue adelante, tras dejar caer a su último cortafuegos, el secretario de Organización, Santos Cerdán, y un hombre de su máxima confianza, por el amaño de contratos a cambios de mordidas, de los que, sostiene, él no sabía nada. Le ha obligado a dimitir y, a continuación, ha comparecido en Ferraz para excusarse insistentemente ante la ciudadanía.

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