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El bar de carretera donde tienes que parar sí o sí en Mallorca: platos caseros desde hace más de medio siglo
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Parada entre Palma y Manacor

El bar de carretera donde tienes que parar sí o sí en Mallorca: platos caseros desde hace más de medio siglo

Sin necesidad de reserva y con una gran demanda diaria, este restaurante se ha convertido en una institución de la cocina popular mallorquina

Foto: Restaurante Es Cruce de Mallorca (restaurantescruce.com)
Restaurante Es Cruce de Mallorca (restaurantescruce.com)

Quienes cruzan el centro de la isla de Mallorca por la carretera Palma-Manacor conocen bien el desvío a Vilafranca de Bonany. Justo en el kilómetro 41 se encuentra Es Cruce, un restaurante de carretera que lleva más de 50 años sirviendo comida casera a un ritmo que roza lo inverosímil. En su enorme salón con capacidad para centenares de comensales, las bandejas de arroz brut, los platos de caracoles y las raciones de lechona asada no dejan de salir de cocina, sin importar el día ni la hora.

Según ha documentado recientemente el medio balear Última Hora, este restaurante recibe más de mil clientes al día y reparte al año más de 200.000 platos de arroz brut, uno de los grandes emblemas de la cocina mallorquina. Lo que empezó como un pequeño negocio familiar se ha transformado en un fenómeno popular, pero ha mantenido la esencia: recetas de toda la vida, servicio rápido y precios ajustados. No hay carta sofisticada, pero sí un repertorio que va desde el frito mallorquín hasta los pies de cerdo con alcaparras, pasando por sepia a la plancha, lengua estofada y tumbet de cordero.

placeholder Restaurante Es Cruce de Mallorca (restaurantescruce.com)
Restaurante Es Cruce de Mallorca (restaurantescruce.com)

Una de sus peculiaridades es que no aceptan reservas. Se llega, se hace cola (a veces breve, a veces no tanto) y se pasa directamente a mesa en cuanto hay hueco. El servicio, a pesar del volumen, es ágil y organizado, con un equipo que lleva décadas funcionando como una maquinaria bien engrasada. Las mesas se llenan de familias, excursionistas, trabajadores y turistas que han oído hablar del sitio por boca de alguien. Y es que estamos hablando de un establecimiento muy bien valorado por sus clientes, con una puntuación media de 4,4 sobre 5 en Google, calculada en base a más de 18.000 valoraciones.

Una carta sin artificios

Lo que hace especial a Es Cruce no es solo su cocina, sino su coherencia. Aquí no hay reinterpretaciones ni menús de autor, sino platos tradicionales cocinados como siempre, en cantidades generosas y con un sabor que apela a la memoria. Quienes lo frecuentan coinciden en que la relación calidad-precio sigue siendo uno de sus grandes atractivos, y tampoco faltan los postres caseros: ensaimadas, crema catalana, gató con helado de almendra... lo clásico, sin florituras.

Foto: Ruta de Piedra Seca (Consell de Mallorca)

En una isla donde la oferta gastronómica se ha diversificado enormemente en los últimos años, Es Cruce mantiene una posición única: es uno de los pocos restaurantes de carretera que ha logrado fidelizar a generaciones sin cambiar su esencia. Quizá por eso, incluso con tantas mesas y tanto movimiento, la experiencia sigue sintiéndose cercana. Si se busca entender qué es comer bien en Mallorca sin artificios, esta es una parada imprescindible.

Quienes cruzan el centro de la isla de Mallorca por la carretera Palma-Manacor conocen bien el desvío a Vilafranca de Bonany. Justo en el kilómetro 41 se encuentra Es Cruce, un restaurante de carretera que lleva más de 50 años sirviendo comida casera a un ritmo que roza lo inverosímil. En su enorme salón con capacidad para centenares de comensales, las bandejas de arroz brut, los platos de caracoles y las raciones de lechona asada no dejan de salir de cocina, sin importar el día ni la hora.

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