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Feijóo llama a la revolución y retoma el viaje al centro que llevó a Aznar a la Moncloa: "No quiero un frente de la ira"
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MANIFESTACIÓN EN MADRID

Feijóo llama a la revolución y retoma el viaje al centro que llevó a Aznar a la Moncloa: "No quiero un frente de la ira"

El PP quiere la centralidad, por eso ayer fueron de blanco y sin siglas. Quiere vender moderación al votante socialista desencantado con Sánchez y pragmatismo al más exaltado de la derecha. La manifestación era necesaria, pero no suficiente

Foto: Feijóo en la manifestación contra el Gobierno. (Reuters/Isabel Infantes).
Feijóo en la manifestación contra el Gobierno. (Reuters/Isabel Infantes).
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Manifestarse no es de derechas ni de izquierdas, es de demócratas. Pero llamar a la revolución sí era de barbudos. Hasta ayer. Por eso llamó la atención la idea fuerza que quiso transmitir Alberto Núñez Feijóo cuando animó a hacer la revolución contra el Gobierno, "la revolución de la decencia", eso sí, pero revolución al fin y al cabo.

Una revolución muy al estilo del presidente del PP, moderada, blanca y transversal, y que en presencia de José María Aznar recordó al "viaje al centro" que llevó al expresidente a la Moncloa a mediados de los años noventa. Se trata de ocupar la centralidad y presentarse como la única alternativa a Pedro Sánchez. Moderación para el votante desencantado de centroizquierda, pragmatismo para el más exaltado de la derecha.

Ayer a las 11 de la mañana, las calles del centro de Madrid que conducen a la plaza de España se fueron llenando de gente normal con banderas de la España constitucional, el mejor símbolo de nuestra democracia. Había más mayores que jóvenes, porque no deja de ser arriesgado convocar una manifestación en Madrid un domingo de junio, cuando los madrileños, que son españoles de todas latitudes como recordó Díaz Ayuso, huyen del calor buscando terrazas, restaurantes en la sierra, piscinas en las que sumergirse o findes en la playa.

Aun así, muchas decenas de miles de ciudadanos —100.000 según el PP, la mitad según el Gobierno— decidieron respaldar esta convocatoria blanca del PP frente aún Gobierno que, como dijo Feijóo, "lo ha manchado todo: la política, las instituciones, la separación de poderes, la libertad de expresión y la convivencia. ¿Pero qué esperaban?". Esas personas acudían a la plaza de España en busca de una respuesta ante una escandalera constante. "¿Qué podemos hacer?", se preguntan unos y otros, a un centímetro de caer en la melancolía.

Foto: Manifestación del PP contra Sánchez bajo el lema 'Mafia o democracia' (EFE/Javier Lizón).

Alberto Núñez Feijóo quiere ensanchar su propuesta política. Por eso iba de blanco, por eso no quería símbolos del PP y por eso dijo que “no estamos aquí para defender un partido, estamos aquí para defender a un país y eso trasciende a cualquier partido. Hace tiempo que esto no va de siglas”. Y un mensaje encriptado a Santiago Abascal, el presidente de Vox, ausente ayer: "Ojalá el resto de líderes lleguen a entenderlo pronto, esto va de decencia, de dignidad democrática y de España”. Los que sí se sumaron fueron algunos ex como Macarena Olona o Juan Luis Steegman, aunque no fue visto Iván Espinosa de los Monteros pese a que está de promoción.

"Agradecemos el apoyo de exigentes de Vox en la concentración sin siglas convocada por el Partido Popular al igual que el apoyo de algunos ex dirigentes del PSOE a esta manifestación. Desde que llegamos hace tres años hemos reivindicado la necesidad de crecer a derecha e izquierda de nuestro partido y ensanchar nuestra base electoral como mejor camino para derrotar a Pedro Sánchez. Hoy lo hemos logrado", informó a media tarde, triunfalista, el PP.

Esta vez Feijóo sí supo ilusionar, y la gente le respondió con el clásico “presidente, presidente”, pero el líder popular no quiere que se pierdan las formas. “No lo hagamos porque estamos enfadados, aunque los estemos, no lo hagamos con furia, aunque nos la pida el cuerpo. Hagámoslo con grandeza. No quiero un frente de la ira, porque España necesita concordia”, dijo Feijóo, consciente de que una de las herramientas comunicativas del Gobierno es hablar bajito, tranquilos, como si la moderación tuviera más que con la forma que con el fondo. Esa bandera también se la quiere arrebatar Feijóo a Sánchez, y va camino de hacerlo, porque Feijóo no quiere dar miedo, sino confianza y esperanza: “El Estado funcionará, los españoles responderán y yo estaré a la altura de este gran país”.

Foto: Feijóo, en su encuentro con afiliados en Oviedo. (EFE

Feijóo logró mostrar un partido a la orden. Estaban José María Aznar y Mariano Rajoy, a los que reivindicó, aunque este último llegó tarde porque el acceso a Madrid desde el noroeste estaba condicionado por una carrera popular de diez kilómetros; estaba Díaz Ayuso, que le mostró lealtad; y estaban un puñado de presidentes autonómicos: María Guardiola, Fernando López Miras, Alfonso Fernández Mañueco, Juanma Moreno, Marga Prohens y Carlos Mazón, que llenó un buen puñado de autobuses desde Valencia, aunque Francisco Camps vino por su cuenta. Cuando un partido quiere ensanchar su masa de votantes debe empezar por uno mismo, y ayer Feijóo logró mostrar un partido unido. No es poca cosa en el PP.

Mafia o democracia

Curiosamente, o no, en la plaza de España se levanta la torre de Madrid, uno de los iconos de la capital y el edificio en el que, como recordó el alcalde Martínez Almeida, "Jessica tenía su nido de amor con Ábalos pagado por todos vosotros". Fue el primer edil de la capital quien dio más caña al Gobierno, y aunque el lema de la manifestación era "Democracia", a secas, la convocatoria se anunció bajo el eslogan "mafia o democracia", algo que molestó enormemente al Gobierno y que lo utilizó para despreciar la supuesta moderación del presidente del PP.

"¿Por qué decimos mafia?", se preguntó el alcalde: "Porque ahí, a unos cientos de metros, en Ferraz, transformaron la sede del PSOE en una cloaca desde donde se dirige una conspiración que desea la muerte del teniente coronel Balas de la Guardia Civil simplemente por investigar su corrupción. ¿Por qué decimos mafia? Porque el palacio de La Moncloa no es la casa de todos los españoles, es el centro de negocio de la familia Sánchez. Por eso decimos mafia y por eso queremos desalojar a la mafia lo antes posible y recuperar nuestra democracia y nuestro estado de derecho".

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El alcalde recordó a aquel discurso en el que Albert Rivera bautizó el proyecto de Sánchez como "la banda", y que con el paso del tiempo es cada vez más acertado. Dijo Almeida que "la banda del Peugeot" en el que le inició la remontada sanchista contra Susana Díaz, formada por Sánchez, Ábalos, Koldo y Santos Cerdán, "primero se apoderó del PSOE y ahora se quieren apoderar de España, pero nosotros no queremos muros, queremos puentes, queremos entendernos. Ni nos vamos a resignar, ni nos vamos a callar", pronunció ante el aplauso de la concurrencia.

El PP cumplió y a las doce de la mañana todo había terminado para sortear las inclemencias del tiempo. Y acabó como acaban las manifestaciones, con guerra de cifras: 100.000 según el PP, 50.000 según la delegación del Gobierno. Sea lo que fuera, la plaza de España se llenó y el PP se dio por satisfecho: "Retamos al PSOE a medirse con el Partido Popular en las calles. La semana que viene, y en el mismo lugar y a la misma hora, tienen la oportunidad de congregar a más gente que nosotros". Al final, el éxito de este tipo de movilizaciones se alcanza cuando el convocante se viene arriba, y el PP se está viniendo arriba. O, al menos, está dando un paso adelante.

Al final, en el ambiente hay una pregunta que adquiere sentido a medida que un Gobierno, el que sea, va llegando a su final. ¿Ha perdido la calle el Ejecutivo de Pedro Sánchez? Da la sensación de que sí. El problema para el PP es que eso es condición necesaria, pero no suficiente, para que Alberto Núñez Feijóo tome la alternativa. Lo dijo el alcalde: "No sabemos cuándo va a convocar elecciones". Y eso sólo lo sabe el presidente del Gobierno, al que no parecen importarle demasiado los escándalos que le acechan. NI el grito que más se escuchó ayer en el centro de Madrid: "Pedro Sánchez, dimisión".

Manifestarse no es de derechas ni de izquierdas, es de demócratas. Pero llamar a la revolución sí era de barbudos. Hasta ayer. Por eso llamó la atención la idea fuerza que quiso transmitir Alberto Núñez Feijóo cuando animó a hacer la revolución contra el Gobierno, "la revolución de la decencia", eso sí, pero revolución al fin y al cabo.

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo Moncloa Partido Popular (PP)
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