8-J: Feijóo busca récord de asistencia en una protesta a la que acudirán excargos de Vox
Génova ha eliminado toda la simbología del partido en una manifestación que plantean como un "punto de inflexión" contra la "corrupción" del Gobierno. Abascal no asistirá, pero sí rostros como el de Vidal-Quadras o Macarena Olona
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Ni las máximas de 33 grados que se esperan en Madrid este domingo apagan el optimismo de un PP, que mira a su protesta como una oportunidad no sólo para torcer el brazo a Pedro Sánchez, sino también a Santiago Abascal. Alberto Núñez Feijóo dio instrucciones precisas para eliminar las banderas, el himno y toda simbología del PP de la manifestación que acogerá la Plaza de España. "No habrá logos ni en los abanicos", ironizan los organizadores. Porque el objetivo, dicen en Génova, es conseguir batir todos los récords de participación anteriores y crear un espacio abierto en el que quepan tanto votantes de Vox como electores arrepentidos del socialismo.
En la dirección popular dan por hecho el éxito de la convocatoria. Cierto es que se han cubierto las espaldas al conminar a su ingente poder territorial a que flete decenas de autobuses para llenar la capital. Pero los acontecimientos de los últimos días desborda el ánimo de un PP que no se echa a la calle desde hace más de un año. Para Feijóo, el acto de este domingo es un "punto de inflexión". Se convoca a sólo un mes del congreso nacional en el que prevé reforzar su liderazgo con propuestas, con equipo, con ideas... y con la vista puesta en volver a las urnas. "El PP está preparado para ir a elecciones", repite Feijóo para tensionar a sus cargos.
La respuesta ciudadana a su "alternativa" es clave para medir si el pulso social ha llegado al límite por la "corrupción" del Gobierno. La participación se medirá con lupa. La última concentración se celebró en mayo de 2024, en la Puerta de Alcalá. El PP habló de 80.000 personas, aunque la Delegación lo rebajó a 20.000. De las seis que ha convocado Feijóo, la más multitudinaria fue la que se celebró el 12 de noviembre de 2023, en que los populares llamaron a llenar todas las capitales de provincia contra la amnistía. Génova habló de cerca de un millón de personas sólo en Madrid, aunque, de nuevo, el Gobierno pinchó el globo y redujo la movilización a 80.000.
El PP cree que el estallido de las cloacas del PSOE y la "guerra sucia" para neutralizar a posibles rivales políticos, mediáticos o judiciales es la gota que ha colmado el vaso. Que es uno de los escándalos "más graves" de todos los que han salpicado a la Moncloa. "La destrucción del Estado dentro del Estado". Y que la gente sabrá decir "basta".
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A los audios desvelados por El Confidencial —en los que la militante Leire Díez, vinculada a Santos Cerdán, ofreció acuerdos con la Fiscalía a un investigado por la Audiencia Nacional a cambio de información sucia sobre la UCO— se suma la esperpéntica imagen de esta semana. Víctor de Aldama, investigado en los casos hidrocarburos y Koldo/Ábalos, irrumpió en la sala en que la fontanera socalista daba explicaciones a la prensa para encararse a ella. Intercedió, casi llegando a las manos, el empresario Javier Pérez Dolset, otro de los implicados en la reunión clandestina desvelada la semana pasada y miembro del aparato de propaganda de Ferraz.
El bochornoso episodio encendió aún más al primer partido de la oposición, envuelto en el lema "o mafia, o democracia". El PP de Feijóo ha pasado a la oposición frontal contra el Ejecutivo, endureciendo discurso y acciones. Este viernes todos los barones del PP acudieron a la Conferencia de Presidentes junto a Sánchez, aunque con la idea grabada a fuego de que no dar oxígeno al presidente del Gobierno con ningún tipo de acuerdo. El resultado fue el esperado: ni la más mínima posibilidad de acuerdo y el clima de crispación, contaminando la cita de Barcelona. Este domingo todos deben estar en primera fila junto a Feijóo y marchar contra el líder socialista, al que estrecharon la mano por "institucionalidad", pero a regañadientes.
Ex de Vox, con Feijóo
Al margen de los presidentes autonómicos y de cargos de todo el país, Feijóo estará acompañado de los dos expresidentes del Gobierno, Mariano Rajoy y José María Aznar. Génova ha abierto también la convocatoria a organizaciones civiles, aunque evita aclarar si ha tendido la mano a exdirigentes del PSOE contrarios a la "degradación" que observan en el Gobierno. Esta semana, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page solicitó a Sánchez elecciones anticipadas.
A la cita en la Plaza de España también acudirán algunos exdirigentes de Vox. Entre ellos estará el fundador del partido ultraconservador, Alejo Vidal-Quadras, que además hizo un llamamiento en sus redes sociales a contribuir "con independencia de nuestras legítimas posiciones políticas". También asistirá Macarena Olona, exportavoz parlamentaria de la formación; y excargos como el exdiputado Juan Luis Steegmann. A priori no participará Iván Espinosa de los Monteros por motivos de agenda, ya que ese mismo domingo participa en un foro en el que también estará el presidente de Argentina, Javier Milei.
La renuncia forzada de cinco diputados de la Asamblea de Extremadura para que un acusado de graves delitos pueda estar aforado es uno de los episodios más vergonzosos vividos por nuestra democracia. Cualquier afiliado al PSOE debería sentir bochorno y darse de baja de una…
— Alejo Vidal-Quadras (@VidalQuadras) May 30, 2025
La manifestación de este domingo se entiende también como un desafío de Feijóo a Abascal y un nuevo intento de capitalizar la movilización social, que siempre ha sido uno de los puntos fuertes de los ultraconservadores. Al menos de forma velada, Génova tendió la mano al líder de Vox a participar en la protesta contra Sánchez, pero el dirigente rechazó asistir, entre otros motivos, por no haber roto sus "pactos" con el socialismo, en España y en Europa. Pese al entendimiento en algunos territorios, con acuerdos presupuestarios en Murcia o Baleares, la tensión a nivel nacional sigue plenamente vigente.
Ni las máximas de 33 grados que se esperan en Madrid este domingo apagan el optimismo de un PP, que mira a su protesta como una oportunidad no sólo para torcer el brazo a Pedro Sánchez, sino también a Santiago Abascal. Alberto Núñez Feijóo dio instrucciones precisas para eliminar las banderas, el himno y toda simbología del PP de la manifestación que acogerá la Plaza de España. "No habrá logos ni en los abanicos", ironizan los organizadores. Porque el objetivo, dicen en Génova, es conseguir batir todos los récords de participación anteriores y crear un espacio abierto en el que quepan tanto votantes de Vox como electores arrepentidos del socialismo.