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Dicen que es el mejor asador argentino de Cantabria: con vistas al mar y famoso por sus parrilladas
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Dicen que es el mejor asador argentino de Cantabria: con vistas al mar y famoso por sus parrilladas

Una terraza con vistas, brasas encendidas todo el año y una carta que rinde homenaje a la tradición carnívora del norte. Así es el restaurante cántabro que ha conquistado paladares con su propuesta argentina sin necesidad de grandes artificios

Foto: El chuletón a la brasa, servido sobre plancha caliente, es uno de los platos estrella de este asador cántabro (TripAdvisor)
El chuletón a la brasa, servido sobre plancha caliente, es uno de los platos estrella de este asador cántabro (TripAdvisor)

La costa oriental de Cantabria guarda un secreto gastronómico que está conquistando paladares a base de brasas y tradición. Un lugar donde el aroma de la carne asada se funde con la brisa marina y las vistas al Cantábrico ofrecen el mejor de los acompañamientos. Ya sea para almorzar, cenar o simplemente hacer una parada durante una ruta por la costa, este restaurante se convierte en un punto de encuentro entre lo culinario y lo emocional, entre lo argentino y lo cántabro.

Rocamar (Playa de Arenillas, 62) se ha convertido en uno de los asadores argentinos mejor valorados de Cantabria, con una propuesta gastronómica basada en la carne a la brasa y una ubicación frente al mar que deja sin palabras. Su éxito ha corrido de boca en boca entre los amantes de la buena parrilla.

Un asador argentino con alma cántabra

Ubicado en el pequeño pueblo de Islares, junto a la costa oriental de Cantabria y muy cerca de Castro Urdiales, el Asador Rocamar ofrece algo más que buena comida: un entorno privilegiado con vistas al Cantábrico. En su terraza o comedor interior, decorado con guiños a la cultura argentina, se disfruta tanto del ambiente como del menú.

La estrella del menú de Rocamar son sus parrilladas completas

En su carta, los cortes argentinos se sirven sobre brasas reales, con precios ajustados y platos pensados para compartir. El chuletón para dos personas, acompañado de patatas, pimientos y ensalada, cuesta 50 euros. El solomillo, también con guarnición, sale por 22 euros, mientras que la costilla de cerdo y la de ternera se ofrecen por 17 y 15 euros, respectivamente. Hay opciones más informales, como el pollo a la brasa entero (17 €) o el medio (10 €), ideales para familias o grupos. Y si se quiere picar algo antes de encender las brasas, el repertorio de entrantes es variado: empanadas criollas a 3,80 € (con rellenos de carne, pollo, atún, humita o jamón y queso), rabas por 8 €, provoleta fundida por 5 € o braviolis por 6,50 €, un plato que mezcla tradición italiana con el punto criollo justo.

Una experiencia junto al mar

El comedor se asoma literalmente al Cantábrico, con una terraza dividida entre una zona cubierta y otra a pie de mar, ideal para comidas al aire libre, sobremesas infinitas o copas al atardecer. Lejos de lo pretencioso, Rocamar apuesta por una cocina honesta, abundante y con precios comedidos. Por eso, quienes lo visitan suelen repetir, y no solo por lo que hay en el plato. Aquí se viene a comer bien, pero también a desconectar, a oler la sal del mar mientras chisporrotea la parrilla y a brindar sin mirar el reloj. Las ensaladas completas —como la César, con pechuga y picatostes (9 €), o la de frutos del mar, con gulas, langostinos y txaka (también 9 €)— complementan una propuesta pensada para todos los públicos, incluidos los que buscan alternativas más ligeras.

Además, el local cuenta con bar y zona de copas, donde se puede disfrutar de batidos naturales, cervezas artesanas o un café tras el almuerzo. En temporada alta, el restaurante también programa actuaciones en directo, lo que convierte a Rocamar en un lugar ideal para escapadas, puentes o vacaciones en Cantabria.

Buena comida, trato cercano y precios razonables han hecho de este asador argentino en Cantabria un lugar recomendado tanto por locales como por quienes descubren la costa cántabra. Su localización en un entorno natural, con rutas y paseos cercanos, lo convierte en el plan perfecto para quienes buscan una jornada completa entre gastronomía y naturaleza.

La costa oriental de Cantabria guarda un secreto gastronómico que está conquistando paladares a base de brasas y tradición. Un lugar donde el aroma de la carne asada se funde con la brisa marina y las vistas al Cantábrico ofrecen el mejor de los acompañamientos. Ya sea para almorzar, cenar o simplemente hacer una parada durante una ruta por la costa, este restaurante se convierte en un punto de encuentro entre lo culinario y lo emocional, entre lo argentino y lo cántabro.

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