El goteo de crisis abate a un PSOE que ve lanzada a Moncloa a la derecha: "Es una sobre otra"
La erosión que genera las maniobras contra la UCO de Leire Díez hunde la confianza en el futuro. Los veteranos de la organización se agarran a que el electorado de PP y Vox ya está muy tensionado y los progresistas aún no
Pedro Sánchez la semana pasada en la Moncloa. (Europa Press)
Ni los más pedristas se encuentran a salvo del desplome anímico que estas semanas sufre el PSOE. Una sensación de abatimiento atraviesa el partido después de una sucesión de crisis, de un golpe tras otro, que han alentado internamente la convicción de que tras las siguientes elecciones gobernará la derecha.
Y no porque lo digan las encuestas, sino por la certeza creciente de que el continuo desgaste que sufre el Gobierno hará mella. Un diagnóstico que, pese a las evidentes dificultades de la legislatura, es relativamente nuevo. Hace unos meses la posibilidad de que Pedro Sánchez no permanezca en la Moncloa se vinculaba al desplome de Sumar y las complicaciones de configurar una nueva mayoría parlamentaria, si ese espacio a la izquierda del PSOE no se reinventa. Ahora se liga a los propios problemas de los socialistas.
El doloroso caso Ábalos, las novias del exministro; las investigaciones contra la familia del presidente que, lejos de archivarse se complican; el apagón; la acumulación de incidencias en los trenes; las votaciones perdidas en el Congreso; la desesperante dependencia de Carles Puigdemont y ahora el caso Leire.
La tibia respuesta ofrecida por Ferraz ante las grabaciones publicadas por El Confidencial y la ausencia de explicaciones ha puesto muy difícil a la opinión pública y al propio PSOE desvincular a la dirección de las maniobras de esta militante. Conocida en el partido y ex alto cargo en dos empresas públicas, su participación en maniobras para intentar obtener información comprometida de la Guardia Civil ha erosionado a los socialistas y al Ejecutivo, pese a mantener que no actúa en su nombre.
Varias fuentes del PSOE apuntan a un daño acumulativo, que ha minado el ánimo de la organización. "Hay mucha inquietud", reconoce uno de los consultados. "Y cómo no va a haberla, es una sobre otra". "Existe sensación de desánimo", remarca otro. Algunos cargos señalan incluso a un "fin de ciclo" porque no se visualiza un horizonte de salida. Otros, algo más esperanzados, califican esta impresión como "lógica", aunque defiende que, como diría Jackie Kennedy, "todo pasa".
"Si lo Leire fuera un caso aislado", explica un parlamentario, sería "más fácil" sortearlo. Pero forma parte de un goteo incesante, con asuntos que son insalvables como las compañías de José Luis Ábalos y el hecho de que enchufara a algunas mujeres en la Administración que, según han revelado ellas mismas, ni siquiera iban a trabajar. "Hay gente encerrada en su casa estudiando oposiciones y se encuentran que esto ha sucedido en el Gobierno", destacan.
En una semana, relatan, en la que el Ejecutivo podía haber sacado rédito político del previsible procesamiento de la pareja de Isabel Díaz Ayuso y la reapertura de la investigación judicial por las muertes de ancianos en las residencias de la Comunidad de Madrid, "hemos tenido que estar a la defensiva por los audios de Leire Díez".
Fuentes socialistas admiten que el impacto ha sido menor fuera de la capital, certificando así la idea de que la ciudad vive en una burbuja. Eso no significa que a los territorios no les afecte las contrariedades de la legislatura. La mayor de ellas, estiman, la supeditación del Ejecutivo a Junts que genera un sentimiento de "agravio" en otras autonomías.
Esto ya se percibe como determinante para que haya una suma de la derecha. En las últimas elecciones, recuerdan, a Alberto Núñez Feijóo le faltaron cuatro escaños para junto a Vox tener una mayoría más amplia de la que logró articular Sánchez. "Cayeron de nuestro lado, pero ahora pueden caer del suyo", subraya un dirigente. Esta perspectiva ha comenzado a interiorizarse. "Si se puede se sorteará y si no, a otra cosa". Hasta entonces, asevera un defensor del presidente: "Resistir y confrontar".
La tesis de que la asfixia actual del Gobierno, que ha perdido el control de la agenda, aboca inexorablemente a un mandato de Feijóo, tiene también sus detractores. Desde luego no lo suscriben en Ferraz y Moncloa y tampoco veteranos de la organización. La derecha, razonan, "está muy tensionada" mientras que "nuestra gente va a lo suyo". Nada presupone, sostiene otra persona del aparato, que las dificultades de ahora conduzcan a una derrota. El electorado progresista "no se ha movilizado" y sólo lo hará cuando haya elecciones convocadas.
Además, incluso personas que se muestran desanimadas por el escenario actual, mantienen la confianza en Sánchez y en su "capacidad de reacción en los peores momentos". Algunas fuentes ven factible una crisis de Gobierno para estrenar el curso político con algún estímulo, otras en cambio creen que la clave es tomar decisiones que afecten de verdad a los ciudadanos, que "mejoren" su vida. La conclusión, en cualquier caso, es que el presidente "tiene que hacer algo".
Ni los más pedristas se encuentran a salvo del desplome anímico que estas semanas sufre el PSOE. Una sensación de abatimiento atraviesa el partido después de una sucesión de crisis, de un golpe tras otro, que han alentado internamente la convicción de que tras las siguientes elecciones gobernará la derecha.