Vértigo en el PSOE por el "salto cualitativo" del caso fontanera: "Santos Cerdán se tiene que ir"
Sánchez permanece callado y en los órganos del partido reina el silencio, pero crece el descontento interno: "Proyectamos una imagen de culpabilidad" ante "un caso Kitchen en plan 'Loca academia de policía'"
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No es el primer escándalo que afecta al PSOE en esta legislatura, pero el efecto sobre el ánimo del partido ha sido diferente esta vez: más profundo, más desconcertante, más decepcionante. El caso fontanera, desvelado por El Confidencial, ha caído como una losa sobre una formación muy castigada por una escandalera creciente que combina la ineficiencia y los abusos de poder: el apagón del 28 de abril, el caos ferroviario del 4-5 de mayo, el wasapgate del 12 de mayo y los audios de la UCO del 26 de mayo. El mes trágico del proyecto Sánchez, acorralado en los tribunales por los casos Ábalos, Begoña, hermano y fiscal general.
Pero esta vez, como admite un dirigente socialista, “hay una sensación extraña” y, como apunta otro, “supone un salto cualitativo”. Todos coinciden en que están "incómodos". Y un nombre al que todos miran: ¿Leire Díez? No: Santos Cerdán, el secretario de Organización, el que hace solo seis meses parecía que iba a caer en el congreso federal del PSOE, y que, sin embargo, fue ratificado en el cónclave de la bunkerización de Pedro Sánchez. Y, mientras, el también presidente del Gobierno permanece en silencio seis días después de la primera información, la que ofrecía a la opinión pública un audio que lo ha cambiado todo: "Un audio desvela una operación clandestina del PSOE para acabar con la UCO". Con eso empezó todo.
Cuando se produjeron los casos de Begoña Gómez o del hermano del presidente, David Sánchez (en los últimos catorce meses), “en el Grupo socialista del Congreso, la gente estaba indignada diciendo que es lawfare”, explica un diputado. Sin embargo, “hay un silencio extraño, como una especie de tabú donde nadie quiere hablar del tema que está sucediendo esta semana”, apunta a este periódico reconociendo que la mayoría no se no se atreven “a hablar abiertamente”.
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Desde que Leire Díez saltó a la opinión pública por sus tejemanejes para urdir una operación contra la UCO, el PSOE ha ido reaccionando a trompicones. La fontanera ha pasado a ser una desconocida a primera hora del lunes, a una militante de base esa tarde, a que Patxi López dijera el martes que si es verdad sería “rechazable”, Narbona mostraba su “disgusto” el miércoles y que el jueves el partido decidiera abrir un expediente informativo arrastrado por la llamada de atención de Emiliano García Page.
"El partido está tardando en tomar medidas más tajantes", dijo el presidente de Castilla-La Mancha, convertido ya en la única voz discrepante a micrófono abierto. Eso es el PSOE hoy, una organización achicando agua a golpe de portada de periódico mientras los socialistas observan con estupor las excusas esgrimidas en defensa propia. Incluso, al comienzo de la semana, se llegó argumentar que era una periodista de investigación.
"Es un grupo parlamentario que diseñó Cerdán en las pasadas lista es el más flojo y el más incapaz que hemos tenido"
La apertura del expediente es entendida dentro del partido como una medida “cosmética” para ganar tiempo ante la presión mediática y política. Al esgrimir que los militantes tienen deberes, pero también derechos, dicen desde a bancada socialista, “estás proyectando una imagen que es a todas luces de culpabilidad”. “Es una gestión terrible”, añaden.
A "rebufo" de la investigación periodística
Otro responsable socialista pone el acento exactamente en ese punto: las explicaciones del PSOE, siempre a remolque de las exclusivas periodísticas. “Si tú analizas lunes, martes, miércoles y jueves el que ha abierto el debate ha sido el partido, a medida que vosotros (por El Confidencial) ibais contando cosas”. “Las informaciones son impecables desde el punto de vista periodístico y son bastante evidentes”, admiten también los socialistas que se atreven a hablar.
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En su opinión, la palabra que define el sentir del partido, no solo en el Congreso o en Ferraz, sino a nivel federal, es “preocupación”, porque las explicaciones son “entre chuscas, insuficientes y extravagantes”. Los dirigentes socialistas consultados, incluso los más críticos con Sánchez, insisten en introducir diferencias entre los diferentes escándalos: “No es lo mismo la instrucción que se está haciendo en Extremadura sobre el tema del hermano que la instrucción que está haciendo el juez Peinado en Madrid sobre el tema de Begoña Gómez, que es muy discutible”, apuntan antes de añadir que precisamente por eso “esto es una cosa bastante más seria”.
“No había pasado nunca en el PSOE, tanto en clave externa como en clave interna. En el PSOE se ha podido discutir, ha podido haber peleas muy duras, pero no se han pasado determinadas líneas y lo que está demostrando todo esto es que se han pasado todas las líneas rojas”, explican preocupados desde una federación crítica.
Los menos críticos
No todas las voces que se atreven a hablar son tan críticas, pero eso permite observar el debate que el caso fontanera ha abierto en el PSOE. Un veterano diputado admite que "un personaje" como Leire "a nosotros nos incomoda, pero lo que de verdad te afecta es el contexto global". Y, ¿cuál es ese contexto?: "Se está viendo con mucha claridad que hay una ofensiva contra este Gobierno. Cuando tú tienes un Gobierno que está llevando bien la economía, un país que está avanzando y que se están afrontando los problemas, pues casos como este te producen una sensación agridulce".
En su opinión, marcando distancias entre el partido y Díez, "una cosa es ser un militante de estos que se mueven por todos lados y otra cosa es tener un cargo orgánico". Es más, el hecho de que la fontanera no tenga ninguna responsabilidad en el partido, y a tenor de lo que se le ha escuchado en los audios desvelados por este periódico, Leire Díez "es como el Vito Quiles del PSOE": "es una activista, una persona que se mete en todos los fregados, que tiene un posicionamiento político evidente, pero en el fondo responden a lo mismo que Vito Quiles: dos activistas políticos, uno a favor del PP y la otra a favor del PSOE".
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En este punto surge otro debate interno. De un lado, la mayoría comprensiva con la dirección del partido, que entiende el problema, que admite que "todo esto es desagradable", y la minoría crítica, que considera que la situación es "impropia" del partido que más años ha gobernado España en democracia. "Es un grupo parlamentario que diseñó Santos a su imagen y semejanza en las pasadas listas, es el grupo parlamentario más flojo y el más incapaz que hemos tenido", aseguran, seguros de que esa es una de las razones por las que, a pesar de la situación, en el PSOE reina un silencio que para todos es molesto, pero para unos más que para otros.
Y, por último, lo que más enerva a los más enfadados con lo que está pasando: "Esta señora está fuera de control. La sensación es que incluso hay gente de la ortodoxa del partido que dice que fontaneros en los partidos siempre tiene que haber porque estas cosas son así: los hay en el PP, los hay en el PSOE. ¿Pero de verdad esta gente no ha sido capaz de encontrar a alguien que, incluso comprando la tesis de que ese trabajo era necesario, lo haga con un mínimo de seriedad y solvencia? Es una Kitchen a lo 'Loca Academia de policía'. Es ridículo".
"¿Pero de verdad esta gente no ha sido capaz de encontrar a alguien que lo haga con un mínimo de seriedad y solvencia?"
Y transcurridos seis días, con sus noches, y a pesar del ruido en el PSOE, Pedro Sánchez y alguno de sus ministros más significativos siguen guardando silencio. Un silencio que, para todos los que tienen el carné de Ferraz, es como poco "incómodo" y, para un número creciente de dirigentes socialistas, un salto cualitativo que habría que gestionar con mayor transparencia y claridad para defender al partido. ¿De la ultraderecha o de la máquina del fango? No, como concluye uno de los diputados estupefactos ante el caso fontanera: "Defenderse de sí mismo".
No es el primer escándalo que afecta al PSOE en esta legislatura, pero el efecto sobre el ánimo del partido ha sido diferente esta vez: más profundo, más desconcertante, más decepcionante. El caso fontanera, desvelado por El Confidencial, ha caído como una losa sobre una formación muy castigada por una escandalera creciente que combina la ineficiencia y los abusos de poder: el apagón del 28 de abril, el caos ferroviario del 4-5 de mayo, el wasapgate del 12 de mayo y los audios de la UCO del 26 de mayo. El mes trágico del proyecto Sánchez, acorralado en los tribunales por los casos Ábalos, Begoña, hermano y fiscal general.