Las patatas bravas que tienes que probar sí o sí en Logroño: dicen que son las mejores de la calle Laurel
Un pequeño bar ha conquistado a locales y visitantes con unas bravas que se han ganado la fama de ser las mejores de la ciudad. Destacan por su textura y su salsa única, convirtiéndose en un imprescindible para los amantes del tapeo
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Las patatas bravas de un bar fundado en 1980, en plena calle Laurel de Logroño, han alcanzado el estatus de imprescindible gastronómico para quienes recorren esta arteria del tapeo riojano. Con una receta inconfundible y una fidelidad a prueba de décadas, se han ganado el paladar de locales y turistas por igual.
Un clásico que sigue llenando hasta la bandera
Dicen que la calle Laurel no perdona, pero el Jubera lleva años demostrando que la tradición y la especialización son valores seguros. Este bar, conocido antaño como La Mejillonera, se ha convertido en referente de las bravas en Logroño. ¿Su secreto? Una fórmula sencilla, pero perfeccionada con los años: patatas recién fritas, textura cuidada y una salsa que marca la diferencia.
La receta, que ha conquistado hasta a los más escépticos, se sirve en cazuelitas individuales y es el centro de intensos debates. No faltan quienes defienden su origen madrileño, pero para los logroñeses, las bravas del Jubera tienen identidad propia. Tanto es así que, para muchos, es el plato con el que "le salen los dientes" a los riojanos.
La salsa perfecta y la patata bien frita
El éxito de estas bravas no reside solo en el punto de picante de la salsa o en su base de tomate bien aderezado. También importa —y mucho— la patata. Frita al momento, con una textura que evita el temido reblandecimiento, cada ración es una declaración de intenciones. Aquí no hay bandejas precocinadas: el Jubera respeta el tiempo de espera para entregar el plato como debe ser.
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"Las que no pican son las raras", aseguran con ironía desde el local, tal y como recoge eldiario.es, fieles a una filosofía que ha mantenido al bar como uno de los más visitados de Laurel, 18. Frente a otras opciones cercanas como La Taberna del Laurel, que ofrece una versión menos frita, el Jubera apuesta por su estilo sin concesiones: una brava con carácter, que muchos consideran insuperable.
Un lugar de peregrinación para los amantes del tapeo
Rodeado de otros templos gastronómicos como El Soriano o El Perchas, el Jubera ha sabido mantenerse como un punto de referencia. No necesita de una carta extensa ni de florituras: su fama se basa en una especialidad que ha sabido fidelizar a generaciones de comensales. Así, en apenas 300 metros de calle, sus bravas siguen brillando con luz propia.
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Para quienes aún no las han probado, esta es la pista definitiva: si visitas Logroño, las patatas bravas del bar Jubera son una parada obligada. Pocas tapas han sido tan discutidas, tan elogiadas y, sobre todo, tan disfrutadas como esta sencilla, pero potente ración que ya forma parte de la historia viva de la calle Laurel.
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Las patatas bravas de un bar fundado en 1980, en plena calle Laurel de Logroño, han alcanzado el estatus de imprescindible gastronómico para quienes recorren esta arteria del tapeo riojano. Con una receta inconfundible y una fidelidad a prueba de décadas, se han ganado el paladar de locales y turistas por igual.