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El pueblo del norte de España que parece los Alpes: lleno de verde y aire puro y perfecto para visitar en primavera
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El pueblo del norte de España que parece los Alpes: lleno de verde y aire puro y perfecto para visitar en primavera

El casco urbano es uno de sus grandes tesoros. Pasear por sus calles es volver al siglo XVIII sin salir del presente

Foto: Mogrovejo (iStock)
Mogrovejo (iStock)

Mogrovejo no necesita filtros ni efectos especiales: lo suyo es la belleza natural, la historia en piedra y un paisaje tan puro que parece sacado de una postal alpina. Este rincón cántabro, escondido entre los Picos de Europa, ha sabido mantener su esencia, y en primavera se convierte en una escapada ideal para respirar aire limpio y caminar entre prados infinitos.

En 2016, este pequeño pueblo de apenas 40 habitantes se transformó en los Alpes suizos para la película Heidi, la reina de la montaña. Sus casas de piedra, sus valles verdes y su silencio fueron el escenario perfecto para recrear la vida de Pedro y la llegada de la señorita Rottenmeier. La magia del cine encontró en Mogrovejo un decorado natural difícil de superar.

A 640 metros de altitud, Mogrovejo se alza con una elegancia discreta. Su torre medieval del siglo XIII lo observa todo desde lo alto, como si vigilara que nada cambie en siglos. Aunque hoy no se puede visitar por dentro, sus 21 metros de historia siguen atrayendo a los visitantes que se detienen a contemplarla y leer las inscripciones grabadas en su piedra.

El casco urbano es uno de sus grandes tesoros. Pasear por sus calles es volver al siglo XVIII sin salir del presente: balcones de madera, tejados de pizarra y escudos nobiliarios decoran las fachadas de casonas como la de Vicente de Celis. Y para los que buscan algo más que belleza, el Museo de la Escuela Rural guarda recuerdos de otras épocas en un espacio tan modesto como entrañable.

Pero si algo convierte a Mogrovejo en un destino de primavera es su conexión con la naturaleza. Desde el mismo pueblo parte la ruta de senderismo ‘Bajo los Picos’, un recorrido circular de 9 kilómetros entre hayedos, robledales y arroyos que bajan de la montaña. Uno de los momentos más espectaculares es el cruce del arroyo Aguas Negras, con los Picos desplegados al fondo como si fueran una pintura viva.

La primavera lo llena todo de color, y en los alrededores hay más razones para quedarse: visitar Potes y sus tapas, subir en el teleférico de Fuente Dé hasta las alturas o acercarse al Monasterio de Santo Toribio. Para rematar el día, nada como un cocido lebaniego y una cerveza al sol en el bar local Quesos y Cosas.

Foto: Imagen de la mansión que por primera vez en su historia ofrecerá visitas guiadas al público (Wikipedia)

Mogrovejo es mucho más que un decorado de cine: es un lugar donde el tiempo se detiene y la naturaleza habla. Ideal para quienes buscan desconectar sin renunciar a la belleza, el silencio y el aire puro de la montaña.

Mogrovejo no necesita filtros ni efectos especiales: lo suyo es la belleza natural, la historia en piedra y un paisaje tan puro que parece sacado de una postal alpina. Este rincón cántabro, escondido entre los Picos de Europa, ha sabido mantener su esencia, y en primavera se convierte en una escapada ideal para respirar aire limpio y caminar entre prados infinitos.

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