Epidemia en las embajadas: la Audiencia Nacional investiga otro acoso sexual a una policía
Una agente destinada en una legación diplomática del norte de África denuncia a un superior y un compañero por abusar de ella a lo largo de los dos últimos años y amenazarla después
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El juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama investiga un segundo caso de acoso laboral y sexual a una agente de policía destinada en una embajada española en el extranjero. La investigación se suma a otra abierta hace unas semanas por el titular del Juzgado Central de Instrucción 1, que inició diligencias por circunstancias similares ocurridas, en esa ocasión, en la legación diplomática de la India. Como sucediera entonces, la instrucción se ha abierto tras la denuncia de la presunta víctima contra un superior y un compañero, informan a El Confidencial fuentes jurídicas.
Las circunstancias que relata la denuncia se parecen en ambos casos como dos gotas de agua. La policía asegura que sufrió acoso laboral y sexual, amenazas y lesiones psicológicas a lo largo de los años 2023 y 2024, cuando se encontraba en misión de seguridad diplomática en una embajada situada en el norte de África por parte de un subinspector y otro agente policial del mismo cuerpo, destinados en el mismo lugar, que no se identifica en esta información a petición de la afectada.
Todo comenzó casi desde el inicio de la misión en el extranjero, a la que la destinó la División de Cooperación Internacional de la Dirección General de la Policía. La agente Susana (nombre ficticio) —representada en el procedimiento por el abogado Marco Antonio Navarro— se alojaba en un edificio de la zona de seguridad de la embajada, donde se le asignó una vivienda. Allí residían también el resto de sus compañeros y el personal laboral. Compartían un salón comedor social y un gimnasio.
La denuncia relata que a principios del año 2023 comenzó a sufrir "un grave acoso laboral y sexual, con frases vejatorias y humillantes continuas" que crearon "un clima de hostilidad insoportable promovido por la jerarquía del equipo". El subinspector J.P.L.C., apoyado por el policía del mismo equipo A.Y.M., la dirigía —asegura— continúas indirectas, frases soeces e incluso, en una ocasión, frotamientos en contra de su voluntad. Después de que ambos comprobaran que no cedía, se la sometió a un aislamiento y marcaje permanente.
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La agente relata que era habitual que la presionaran para que les acompañara "en sus juergas". Indica que tuvo que soportar durante casi dos años expresiones del tipo: "Si no has quedado para follar te vienes con nosotros, es una orden, y si no, te haces pajas como todos en casa", expresada por su superior al negarse ella a salir con ellos.
Una de esas veces, A.Y.M. llegó a rodearla con sus brazos con fuerza "mientras se frotaba en su cuerpo y le decía cosas al oído, sin que ella pudiera zafarse". El subinspector estaba presente y le pidió ayuda, pero el mando le respondió que "en temas de abusos" no se metía. "Vosotros sabréis, yo soy más de follar que de discutir", le dijo. Ambos se encontraban en ese momento en estado de embriaguez. La escena completa se salpicó con gestos obscenos que simulaban una felación.
"Rata chivata"
La agente acabó descubriendo que el consejero de Interior de la Delegación Diplomática había abierto una información reservada sobre los dos varones y lo comunicó a la División de Cooperación Internacional. Cuando ambos tuvieron noticia del aviso, pensaron que era ella quien había hablado. Susana se aisló y dejó de compartir eventos y comidas con sus compañeros.
Los denunciados dejaron de hablarle y no le facilitaban la información indispensable para el desarrollo de sus funciones. También se negaban a compartir vehículo oficial y subían canciones en el grupo de WhatsApp de trabajo que todos compartían en el que se usaban expresiones como "rata, topo o chivata". La situación fue agravándose progresivamente, incluso con amenazas, pese a que varios testigos ya habían corroborado los hechos y los habían trasladado a sus superiores.
La agente, única mujer policía en este país extranjero y encontrándose totalmente desamparada, solicitó ayuda a través del teléfono confidencial de Atención y Ayuda a la mujer policía de la propia División de Cooperación Internacional. Ambos querellados, una vez abierto el Protocolo de Actuación ante situaciones de Acoso laboral y sexual de la Policía, fueron cesados de su puesto de trabajo en el destino internacional, abriéndose un expediente disciplinario. Se desconoce por el momento el resultado del mismo.
La situación fue agravándose progresivamente, incluso con amenazas, pese a que varios testigos ya habían corroborado los hechos
Hace solo unas semanas, trascendió la apertura de otro procedimiento por la denuncia presentada por una subinspectora contra su jefe por hechos comparables, en este caso en la India. El acusado fue suspendido y hace solo unos días trascendió que el Ministerio del Interior había sacado a concurso la plaza. Desde el sindicato Jupol denuncian la situación de las embajadas, donde se asignan plazas muy codiciadas y con salarios superiores al tratarse de puestos en el extranjero.
Jupol asegura que los procesos suelen ser opacos, sin siquiera publicidad, con excepción de aquellas a las que aspiran los cargos más altos. No solo se obvian criterios objetivos como el mérito y la antigüedad, es que ni siquiera se valoran requisitos esenciales para asumir estos puestos, aseguran. Esta falta de control provoca situaciones como las descritas y evidencian, además, las carencias en la seguridad y protección de las mujeres en entornos laborales de alta exigencia y fuerte jerarquía, como son los Equipos de Seguridad en misiones en el extranjero.
El juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama investiga un segundo caso de acoso laboral y sexual a una agente de policía destinada en una embajada española en el extranjero. La investigación se suma a otra abierta hace unas semanas por el titular del Juzgado Central de Instrucción 1, que inició diligencias por circunstancias similares ocurridas, en esa ocasión, en la legación diplomática de la India. Como sucediera entonces, la instrucción se ha abierto tras la denuncia de la presunta víctima contra un superior y un compañero, informan a El Confidencial fuentes jurídicas.