"España e Israel cooperan con discreción": exdirectivo de la mayor empresa de Defensa hebrea
El analista Shay Gal critica a Sánchez por convertir la seguridad en un asunto de "postureo político" y lamenta que su país sea objeto de un "escrutinio desproporcionado"
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El analista israelí Shay Gal conoce bien el sector armamentístico de su país. Fue hasta hace solo unos meses vicepresidente de Relaciones Exteriores en Industria Aeroespacial de Israel (IAI), la mayor empresa del Estado hebreo. A sus puertas llamaban países de medio mundo para comprar material de defensa. Ha asesorado a responsables políticos, militares y diplomáticos de alto nivel. Desde esa experiencia, Gal advierte que la decisión del Ministerio del Interior de anular un contrato ya firmado con una empresa israelí entraña riesgos para la seguridad española y europea.
“No es solo una cuestión bilateral: se trata de un desafío estratégico que afecta a la credibilidad del sistema europeo en su conjunto”, dice. "Además, la práctica de realizar acuerdos estratégicos de defensa mediante terceros es común en el sector internacional, y no necesariamente implica un intento de ocultar algo. Muchas veces responde a consideraciones comerciales, regulatorias o logísticas, habituales en las relaciones bilaterales complejas”, advierte Gal.
Pero este analista acostumbrado a moverse entre los bastidores de la industria, asegura que el hilo entre España y su país nunca se rompe del todo y "cooperan con discreción": “La cooperación estratégica en defensa, tanto con Israel como con otros países, suele realizarse lejos del debate público y libre de interferencias políticas. Esta realidad es bien conocida por quienes trabajan en el sector".
"El gesto público de cancelación, por tanto, no constituye una ruptura ética real, sino una representación política cuidadosamente orquestada”, dice este experto a El Confidencial sobre el anuncio de Interior de anular la compra de munición para la Guardia Civil a una empresa de Israel.
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El Gobierno de Pedro Sánchez suscribió el acuerdo en secreto tras vetar públicamente a las empresas hebreas por la guerra en Gaza en la que las bombas de Israel han matado a decenas de miles de civiles, muchos de ellos niños. A raíz de la polémica que suscitó el acuerdo, han aflorado después más contratos con empresas de Israel firmados tras el inicio de los bombardeos que siguieron al atentado terrorista de Hamás en octubre de 2023.
Gal avisa de que “cancelar contratos de defensa por razones ideológicas envía un mensaje alarmante: que la postura de defensa nacional puede ser rehén de vaivenes políticos. Sin confianza en los compromisos, la disuasión se erosiona”. Añade que, “a diferencia de las campañas electorales, los sistemas de defensa no responden a impulsos emocionales. Exigen estabilidad, visión a largo plazo y el respeto por acuerdos firmados, que no son simples documentos legales, sino pilares de la arquitectura estratégica global”.
"España convierte con frecuencia la defensa en postureo político"
A juicio de este experto, “resulta irónico que algunos de los críticos más firmes hacia Israel mantengan estrechos lazos armamentísticos con gobiernos cuya trayectoria democrática o de derechos humanos plantea inquietudes mucho más profundas”.
Se refiere, por ejemplo, a que España firmó recientemente un acuerdo de cooperación con Turquía para desarrollar conjuntamente el avión de entrenamiento avanzado Hurjet, con vistas a una posible incorporación en el Ejército del Aire: “Mientras se cancela un contrato modesto con Israel, se profundizan relaciones estratégicas con un actor geopolíticamente controvertido. Estas contradicciones no responden a principios coherentes, sino a una confusión estratégica preocupante”.
“La incoherencia de esta decisión —defiende— es especialmente notable si se tiene en cuenta que Turquía actualmente mantiene una ocupación ilegal en parte del territorio de Chipre, Estado miembro de pleno derecho de la Unión Europea. Aunque el Tratado de Lisboa no prohíbe expresamente colaborar militarmente con países que ocupan ilegalmente territorios europeos, hacerlo representa una clara vulneración implícita del espíritu del tratado, que exige solidaridad y defensa mutua".
Expone este ex alto directivo que "este tipo de cooperación genera contradicciones estratégicas graves y mina la credibilidad de los compromisos europeos. Remarca que "profundizar relaciones militares con un actor que desafía abiertamente la soberanía europea plantea serias dudas sobre la claridad de la política exterior española, más guiada por impulsos circunstanciales que por principios estratégicos consistentes”.
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Respecto del contrato anulado por el Gobierno de Sánchez, Gal insiste en que “no fue el resultado de una necesidad operativa, sino de fricciones políticas internas” y en un momento de amenazas como el terrorismo y la radicalización violenta “es esencial asegurar que estos cuerpos como la Guardia Civil cuenten con los recursos adecuados para responder con rapidez y eficacia ante cualquier contingencia operativa. Cancelar este contrato, que incluía 15 millones de cartuchos esenciales para entrenamientos tácticos de la Guardia Civil, afecta directamente a la preparación operativa”.
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A su juicio, el Ministerio del Interior se movió “bajo presión de aliados de izquierda que exigían una señal simbólica contra Israel” y “se dejó de lado la lógica estratégica en favor de la puesta en escena política: un ejemplo clásico de quedar bien". El Gobierno tomó esta decisión a pesar de las advertencias explícitas de sus asesores jurídicos, quienes señalaron que España tendría que pagar la totalidad del contrato sin recibir la mercancía.
Gal lamenta que España “convierte con frecuencia la defensa nacional en un área vulnerable al postureo político, generando costes elevados para la seguridad del país y las consecuencias de decisiones como esta no se limitan al presente inmediato: generan un efecto dominó que compromete futuros contratos y colaboraciones estratégicas".
Destaca que el propio Ministerio de Defensa español ha reconocido explícitamente que no existen alternativas tecnológicas viables a los sistemas israelíes: "España ya experimentó consecuencias similares cuando en 2018 estuvo cerca de cancelar un importante contrato de defensa con Arabia Saudí, poniendo en riesgo miles de empleos en los astilleros de Cádiz. Finalmente, tras fuertes presiones internas, el Gobierno tuvo que revertir su decisión”.
"Israel no debe verse como un proveedor más, sino como un socio estratégico"
“Este episodio puntual refleja una tendencia más profunda que afecta a la credibilidad de España dentro de la estructura estratégica de seguridad en Europa”, dice. A su juicio, Israel es uno de los principales exportadores de tecnología militar del mundo “gracias a su innovación, fiabilidad y experiencia operativa”, pero “ha sido objeto de un escrutinio desproporcionado en un contexto internacional cada vez más politizado, donde los cálculos tácticos tienden a sustituir principios fundamentales como la continuidad, la responsabilidad y la reputación estratégica”.
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Con todo, cree que esta tendencia va más allá de las fronteras españolas y ya “amenaza la interoperabilidad en la OTAN, la fiabilidad del mercado global de defensa y la solidez de los compromisos de seguridad europeos”. “En un mundo con amenazas crecientes, fronteras frágiles y conflictos híbridos, la sostenibilidad de sistemas de armas, suministros de munición y capacidades de entrenamiento militar no es un 'lujo moral', sino una condición esencial para la supervivencia”, sostiene este analista israelí.
Dentro del escenario geopolítico actual, Gal considera que “Israel no debe verse como un proveedor más, sino como un socio estratégico que ha redefinido el combate moderno: desde comunicaciones seguras hasta interceptores de misiles y sistemas operativos basados en inteligencia artificial”. “La historia reciente demuestra que la debilidad percibida en materia de seguridad tiene consecuencias tangibles. En un entorno internacional cada vez más volátil, los compromisos no cumplidos afectan tanto la imagen exterior de un país como su capacidad de disuasión interna”, insiste.
El analista israelí Shay Gal conoce bien el sector armamentístico de su país. Fue hasta hace solo unos meses vicepresidente de Relaciones Exteriores en Industria Aeroespacial de Israel (IAI), la mayor empresa del Estado hebreo. A sus puertas llamaban países de medio mundo para comprar material de defensa. Ha asesorado a responsables políticos, militares y diplomáticos de alto nivel. Desde esa experiencia, Gal advierte que la decisión del Ministerio del Interior de anular un contrato ya firmado con una empresa israelí entraña riesgos para la seguridad española y europea.