Bolaños, en alerta roja tras comprobar que el CGPJ más progresista no vota como querría

Como pasa en todos los cónclaves, una vez decidido el nombramiento, la clave está en la letra pequeña. Y las decisiones del Consejo General del Poder Judicial en su último pleno están llenas de señales que no han escapado a la atención del ministro del ramo, Félix Bolaños. La reunión de esta semana ha servido para demostrar que, pese a ser el órgano más progresista de los últimos años, este CGPJ no vota como desearía. Con ello, se han activado todas las alarmas en un departamento ya profundamente preocupado con actuaciones judiciales como las del caso Begoña.

En la última de sus reuniones, el Consejo dejó claras dos cosas. Por una parte, los progresistas no lograron imponer a sus candidatas para presidir las salas del Supremo más delicadas para el Gobierno. Por otra, buena parte de las designaciones que sí se hicieron, de carácter más bien técnico, se sacaron adelante en apoyo a la opción que apoyaban los conservadores. La mayoría se obtuvo con dos votos del ala considerada más cercana a la izquierda: el de la presidenta Isabel Perelló y el del vocal Carlos Hugo Preciado.

En concreto, se otorgó la jefatura de área de Relaciones Externas e Institucionales de la Escuela Judicial a María Contín Trillo en detrimento del candidato opuesto, miembro de Juezas y Juezas para la Democracia. En las plazas de inspectores delegados de penal se hicieron con el cargo Jerónimo García Sanmartín y Fernando Javier Muñiz Tejerina, respaldados también por el bloque más conservador.

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La inquietud se centra ahora en la posibilidad de que esa mayoría de 12, que suma a Perelló y Preciado a los 10 vocales que en su día propuso el PP, pueda reproducirse en el futuro con otros nombramientos o incluso acabar siendo decisiva. De hecho, según aseguran distintas fuentes consultadas, horas antes de que se celebrara la votación clave para decidir si la Sala de lo Penal del TS quedaba en manos de Ana Ferrer o Andrés Martínez Arrieta, y entre Pilar Teso o Pablo Lucas para Contencioso, no se descartaba por completo que los conservadores acabarán llevándose el gato al agua.

En el seno del Consejo es sabido que Bolaños sigue con atención cualquier movimiento del órgano y que los últimos acontecimientos le han provocado disgusto. Fuentes del grupo conservador se muestran, además, dispuestas a aguantar por tiempo indefinido su posición. Con este panorama, nada apunta a un cambio de manos en las presidencias de las salas más sensibles. Sin posibilidad de que la balanza se decante por Ferrer y Teso, ambas están ahora mismo presididas en funciones por los candidatos contrarios.

Y lo estarán por mucho tiempo. El proceso de elección vuelve a sus inicios después de que ninguno de todos ellos lograra los votos necesarios. Eso supone que se devuelven a la Comisión de Calificación las propuestas para la provisión de las plazas y se abre con ello la posibilidad de nuevas negociaciones y un plazo indefinido de resolución. En el horizonte, si el bloqueo persiste, se ve un panorama en el que podrán concurrir nuevos candidatos.

Tensión por el caso Begoña

Para incrementar aún más la tensión, también el caso Begoña avanza hacia territorios que no gustan al Gobierno. En los últimos días, dos de los pasos dados por el juez instructor Juan Carlos Peinado han elevado varios grados el enfado que provocan esas diligencias desde su mismo arranque. Por una parte, el juez decidió imputar al actual delegado en Madrid, Francisco Martín Aguirre, por su presunta participación en la contratación de la asistente de la mujer del presidente del Gobierno en su etapa como secretario General de la Presidencia del Gobierno.

Por otra parte, el magistrado ha dejado claro que continuará adelante con la investigación sobre el rescate de la aerolínea Air Europa por parte del Gobierno. Para mayor indignación de Moncloa, ha esgrimido como uno de los motivos de su decisión, la alusión a una llamada del ex CEO de Globalia, Javier Hidalgo, a la mujer del presidente para impulsar la operación. Los nervios están garantizados.