La Casa Real aprovecha su escaso margen de maniobra para multiplicar gestos con Ceuta y Melilla
Pese a la "mejor relación histórica" que España mantiene ahora con Marruecos, según el ministro Albares, el Gobierno no organiza un viaje de los Reyes a ambas ciudades. Hace 18 años que tuvo lugar la última visita real
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Dieciocho años después de su visita a las dos ciudades autónomas, junto con el rey Juan Carlos, doña Sofía regresa este jueves a Melilla y, en principio, también se desplazará a Ceuta antes del verano. Son viajes de apoyo a las sedes locales del Banco de Alimentos que ni siquiera figuran en su agenda oficial.
El Gobierno no acaba de dar la luz verde a la que sería la primera visita de don Felipe y doña Leticia a las dos ciudades en las que los padres del rey sí estuvieron una sola vez, en noviembre de 2007, suscitando el enfado de las autoridades de Marruecos. El rey Mohamed VI llamó entonces a consultas a Omar Azziman, su embajador en España.
Felipe VI y la reina Letizia ni siquiera viajaron a Ceuta y Melilla en el marco de esa larga gira que, a principios del verano de 2020, efectuaron por todas las comunidades autónomas para empatizar con los españoles que empezaban a superar la pandemia del covid-19.
Aquella “ausencia dejó en ceutíes y melillenses un mal sabor de boca y cierta sensación de abandono, pues fuimos los únicos que no sentimos el calor de los Reyes después de superar una pandemia”, recordaba, el martes, en un editorial el diario El Pueblo de Ceuta. “Aun así, seguimos manteniendo la esperanza de que pisen suelo ceutí más pronto que tarde, pues es necesario sentir el respaldo de los jefes de Estado ante las amenazas constantes y sin parangón en el resto de España que sufre nuestra tierra como consecuencia de su situación geográfica”, concluía.
Gestos de la Casa Real
La Casa Real aprovecha, sin embargo, su escaso margen de maniobra para hacer gestos hacia ceutíes y melillenses. Ahora empieza la visita de doña Sofía que alegra de antemano a los responsables locales. Es “una prueba del apoyo a la ciudad autónoma por parte del Estado y de la Monarquía, lo cual nunca está de más en estos tiempos tan difíciles”, escribió el domingo el diario El Faro de Melilla.
Desde la sociedad civil también se la da la bienvenida con antelación. La visita “representa un reconocimiento a esta convivencia pacífica y respetuosa” entre religiones, asegura en un comunicado la Comunidad Musulmana de Melilla, una pequeña asociación islámica de la ciudad.
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Hace ya dos meses, el 6 de marzo, el rey Felipe VI recibió, por primera vez, en la Zarzuela a las confederaciones empresariales de Ceuta y Melilla (CECE y CEME). Esa audiencia, que sí figuraba en la agenda, se interpretó como un claro respaldo a las patronales de las dos ciudades que atraviesan una mala racha económica a causa, en buena medida, de la asfixia a la que les somete el vecino marroquí.
Otros pequeños gestos fueron, en febrero, el concierto de la orquesta de la Guardia Real en el Teatro Revellín de Ceuta con motivo del décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI como rey. A finales de abril se inauguró en Melilla la exposición de fotografías sobre los diez años de reinado de don Felipe que organiza la Diputación de la Grandeza y Títulos del Reino.
Durante la audiencia de marzo en Zarzuela, Arancha Campos y Enrique Alcoba, los presidentes de las patronales de Ceuta y Melilla, “emplazaron a don Felipe a visitar las ciudades autónomas”, según reveló el comunicado que difundió la Casa Real.
Quien mejor explicó por qué esa visita no podía llevarse a cabo fue, en julio del año pasado, Kissy Chandiramani, consejera de Hacienda y portavoz del Partido Popular en la Asamblea de Ceuta. “Quien prepara la agenda de sus Majestades es el Gobierno de la Nación”, recordó en el pleno en respuesta a una pregunta de la diputada local Julia Ferreras.
Esta dio, a su vez, su propia explicación de la ausencia de visitas reales en casi dos décadas: “¡No se puede molestar al país vecino!”. Marruecos ya mostró su enfado en 2007. “Hacernos creer que Ceuta es igual al resto [de España] es una burda mentira”, concluyó la diputada Ferreras.
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El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha reiterado estos días varias veces que España mantiene hoy en día “las mejores relaciones de su historia con Marruecos”. Lo hizo, por última vez, el lunes en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, donde también resaltó el “hito histórico” que supone la reciente apertura de aduanas de Ceuta y Melilla con el vecino país.
A pesar de esas relaciones tan cordiales con Rabat descritas por el ministro, el Ejecutivo español no atiende la petición de los gobernantes de Ceuta y Melilla y de buena parte de la sociedad civil de recibir a los reyes de España en el marco de una visita oficial.
En cuanto a las aduanas terrestres hispano-marroquíes, de las que Albares sacó tanto pecho, están sometidas a tantas restricciones que no son equiparables a las que la Unión Europea mantiene con países terceros. El nivel de los intercambios comerciales es muy inferior al que existía en Melilla antes de que, el 1 de agosto de 2018, Rabat cerrase de un plumazo la aduana de esa ciudad con Marruecos que llevaba siglo y medio funcionando.
Dieciocho años después de su visita a las dos ciudades autónomas, junto con el rey Juan Carlos, doña Sofía regresa este jueves a Melilla y, en principio, también se desplazará a Ceuta antes del verano. Son viajes de apoyo a las sedes locales del Banco de Alimentos que ni siquiera figuran en su agenda oficial.