"Libertad" Ayuso no se achanta frente a "Napoleón" Sánchez y le manda cinco recados
La Puerta del Sol vivió ayer una apoteosis de españolidad en la que la presidenta de la Comunidad de Madrid arremetió contra el Gobierno e identificó su modelo como la alternativa "al desastre": "Que no nos tomen por tontos"
Foto de familia del 2 de mayo ante una imagen de la Patrulla Águila (vetada por Defensa). (EFE/Juan Carlos Hidalgo).
Isabel Díaz Ayuso no sólo no se achanta, sino que va al ataque. La presidenta de la Comunidad de Madrid convirtió los actos por el 2 de mayo en una apoteosis de la españolidad, situó su Comunidad como modelo alternativo a la España de Pedro Sánchez y no rehuyó el choque de trenes con el Gobierno, a quien envió al menos cinco recados: “Esto no puede irse al garetepor culpa de nadie, que no nos tomen por tontos". Ningún miembro del Ejecutivo estuvo presente, porque Ayuso no los invitó, pero la disputa entre La Moncloa y Sol estuvo indirectamente en cada frase, en cada símbolo. En todo momento.
Fue su discurso más político de cuantos ha pronunciado en la jornada que conmemora el levantamiento del pueblo de Madrid (y a la postre de toda España) contra el invasor francés, contra Napoléon, para “luchar por la soberanía nacional, por la unidad y la integridad de la Patria. Por la libertad de todos”: frente a Napoleón, la libertad; frente a Sánchez, Ayuso. Ese es el resumen de lo que aconteció ayer en la Puerta del Sol.
Para el ayusismo el acto fue un chute de entusiasmo al que contribuyeron las tradicionales encuestas publicadas en el día de la Comunidad y que revelan que el PP consolida, como poco, su mayoría absoluta. En los corrillos posteriores, en el Partido Popular estaban "encantados" con el nuevo formato al aire libre del acto diseñado por la Comunidad de Madrid, como así reconocieron los expresidentes presentes, desde Alberto Ruiz-Gallardón a Ángel Garrido.
Eso sí, en los círculos populares se comentaban dos cosas con preocupación: en primer lugar, no les gusta que Vox siga subiendo en Madrid, porque les lleva a preguntarse cuál será el efecto en el conjunto de España. "Si Ayuso no frena a Vox, ¿qué pasa con Feijóo?". Y dos: "Se ha notado el cambio de Juan Lobato por Óscar López, porque éste está en el insulto permanente y eso nos obliga a estar de campaña permanente los dos próximos años".
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a su llegada para presenciar la corrida de toros goyesca del Dos de Mayo. (EFE /Fernando Villar)
"Las tres encuestas insuflan ánimo porque estaban siendo meses de desgaste", admiten en el PP de Madrid: "La izquierda elevó el nivel de agresividad cambiando a Lobato por López y también hay que adaptarse a eso. Lo ha hecho con las residencias y con el tema del novio. Es el tema que más incomoda porque se sabe que a la presidenta le afecta. Y es en cierta forma un elemento incontrolable. En cuanto a la gestión de la Comunidad, las sensaciones son buenas: se tiene un proyecto nítido más allá de ser dique de contención de Sánchez".
¿Y en el PSOE? Cuatro ministros admitieron a El Confidencial que no estaban prestando atención al acto central del 2 de mayo, porque la estrategia es la de que el mayor desprecio es no hacer aprecio. Tan sólo irrumpió Óscar López, que ya en la víspera envío un mensaje a "todos los fachas y a todos los ultras" de este país: "vamos a seguir avanzando". ¿Y qué dicen en el PSM cuando se les pregunta por la fiesta de la Comunidad de Madrid?: "Ayuso en soledad", y poco más.
Así, el socialismo de Madrid respondió a la exclusión del Gobierno de España evitando acudir al acto y organizando un sarao paralelo en el parque del Oeste. "El día de todos se convierte en un mitin del PP, fenomenal", ironizaron a preguntas de este periódico desde el partido a nivel regional. "Me creo todo", desconfiaban desde el Gobierno, conscientes de la chulería de Ayuso. "El tercer partido de Madrid se ha montado un guateque", se reían en Sol viendo las imágenes del acto paralelo.
En el acto central por el Día de la Comunidad de Madrid no cabía un símbolo más para contribuir a la identificación de Ayuso con Madrid y de Madrid con España para presentar a la presidenta madrileña en la némesis de Pedro Sánchez, y a los gobiernos de ambos como antitéticos. Si Juanma Moreno ha logrado identificarse con Andalucía, y Salvador Illa va camino de consolidar esa identificación en Cataluña, Ayuso es Madrid, pero con una salvedad respecto a los dos anteriores: Madrid también es España, o así lo entiende Ayuso cuando insiste una y otra vez en el discurso machadiano de Madrid como rompeolas de todas las Españas.
Nada fue casual ayer, salvo la tormenta, y nada se escapó al equipo de Ayuso, que diseñó un acto plagado de simbolismos en el que la presidenta fue el centro de un imperio madrileño en el que al final sí acabó poniéndose el sol. Porque Ayuso habló ayer de Felipe II, a quien agradeció que le diera la capitalidad a Madrid, y habló de los Reyes Católicos como origen del Estado-Nación que hoy es España, e hizo referencia a la Transición. Hitos de la Historia de España traídos por la presidenta autonómica para levantar un mensaje en el que Madrid vuelve a ser "invencible", "como seguimos demostrándo años después".
Primer recado
El icono de la fiesta de la Comunidad de Madrid en 2025 es una versión a la madrileña de "La libertad guiando al pueblo" de Delacroix, pero con una joven saliendo de la estación de Metro de Sol, deliberadamente rebautizada como Libertad. Esa viñeta se reprodujo ayer en todos los formatos, pero especialmente sobre la enorme carpa instalada en mitad de la plaza central de Madrid: a un lado la bandera de la Comunidad, al otro la de España y, en medio, la libertad representada por una joven de mediana edad en la Puerta del Sol. ¿No será la propia Ayuso?
Símbolos por todas partes: pastelitos con las siete estrellas de la región, vallas revestidas de la bandera autonómica, el vestido de la presidenta con tonos rojo y gualda, paraguas con la enseña nacional y con los castillos de Madrid. Y un último símbolo, que fue el recado principal enviado al Gobierno: la patrulla águila sobrevolando Madrid para lanzar al cielo los colores de la enseña nacional.
¿Desfilaron las Fuerzas Armadas ayer por las calles de Madrid pese a la prohibición expresa del Ministerio de Defensa? No, no desfilaron, pero Ayuso hizo todas las referencias que pudo a los ejércitos y la foto de familia de los premios se realizó delante de una pantalla gigante por la que desfilaban imágenes épicas de los tres ejércitos: "Este año", le espetó Ayuso a Margarita Robles, "el pueblo de Madrid está dolido y echa de menos a sus Fuerzas Armadas".
Y fue entonces cuando los madrileños que acudieron a la Puerta del Sol rompieron a aplaudir, porque Ayuso sabe tocar la tecla emocional que también recogía la pancarta de un militar: "Señora ministra de Defensa, ¿Quién se ha creído que es? Prohibir el desfile homenaje a los héroes del 2 de mayo. ¡Ya está bien! Todos los militares estamos orgullosos de desfilar al son de un pasodoble. Usted se irá cuando se vaya Sánchez, pero Ayuso seguirá".
El segundo recado tuvo que ver con el apagón del 28 de abril. Al comenzar su discurso, la presidenta de Madrid lo calificó de "bochornoso" y advirtió a Sánchez: "No podemos acostumbrarnos al desastre, ni al sectarismo, ni a la mentira".
Tercer aviso: la Transición "comienza en 1975", y eso es lo que hay que celebrar ahora que ha pasado medio siglo. Pero el Gobierno ha preferido centrarse en la muerte de Franco, el 20 de noviembre. "Lo hicimos entre todos, con el Rey al frente", dijo la presidenta, poniendo el foco en el gran ausente de los actos de conmemoración del Gobierno: Juan Carlos I.
Cinco siglos de Historia
El cuarto misil fue una reivindicación apasionada de la Monarquía como forma de Estado y de los monarcas españoles como "grandes líderes de Occidente, mecenas de las artes sin igual, y, sobre todo, muy humanos". Mientras Pedro Sánchez no deja de dar muestras de una tensa relación con la Corona, Isabel Díaz Ayuso revindicó en su discurso a los Reyes Católicos, a Felipe II, a Juan Carlos I y a Felipe VI. "Somos la capital de este Reino", dijo.
Si a Felipe VI le dedicó un muy sonoro "Viva el Rey", a Juan Carlos I lo homenajeó como principal promotor de la Transición, ese periodo político "de la ley a la ley pasando por la ley" en el que España consiguió recuperarse al fin de la invasión de Napoleón: "Lo hicimos entre todos, con el Rey al frente". Y también tuvo un recuerdo para la Princesa de Asturias y su paso por los tres ejércitos: "Nos enorgullece y admira a todos ahora en sus años de formación militar".
En definitiva, la Comunidad de Madrid diseñó unos actos del Dos de mayo en los que Ayuso dibujó una España distinta a la que representa el Gobierno de Pedro Sánchez: "Madrid sigue aquí, al servicio de toda España. De la España real, la fiel, la que no les falla a sus vecinos de Portugal, ni a sus socios europeos, ni la OTAN". Ese fue el quinto mensaje, el que señala el problema generado a los países vecinos con el apagón y el que recuerda una vez más que España es el último país de la OTAN en inversión en defensa.
Una España, la de Ayuso, que no va a parar de reivindicarse y que utilizará cada ataque del Gobierno de España como una oportunidad: "Y desde esta Puerta del Sol que todo lo sabe, que ha visto a tantos luchar por la libertad, a genios universales y miles de valientes anónimos, reivindicamos hoy el orgullo de ser españoles: a nosotros nadie nos encierra, nos apaga ni nos deja en evidencia ante el mundo". Todo eso es Madrid, en la España que sueña Isabel Díaz Ayuso y en la que no están, ni quieren estar, los adversarios políticos. Un choque de trenes que va a más.
Isabel Díaz Ayuso no sólo no se achanta, sino que va al ataque. La presidenta de la Comunidad de Madrid convirtió los actos por el 2 de mayo en una apoteosis de la españolidad, situó su Comunidad como modelo alternativo a la España de Pedro Sánchez y no rehuyó el choque de trenes con el Gobierno, a quien envió al menos cinco recados: “Esto no puede irse al garetepor culpa de nadie, que no nos tomen por tontos". Ningún miembro del Ejecutivo estuvo presente, porque Ayuso no los invitó, pero la disputa entre La Moncloa y Sol estuvo indirectamente en cada frase, en cada símbolo. En todo momento.