Descubre el manjar con Denominación de Origen Protegida de esta joya del Mediterráneo

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El paisaje menorquín esconde mucho más que calas de aguas turquesa y muros de piedra seca. Entre fincas abiertas al viento de tramontana y una cultura profundamente ligada al campo, Menorca ha preservado un legado gastronómico milenario: el Queso Mahón-Menorca, un producto con Denominación de Origen Protegida (DOP) que refleja, en cada pieza, el equilibrio entre historia, naturaleza y trabajo artesanal.

Tal como ha recogido recientemente Europa Press, este queso originario de la isla balear cuenta con dos variedades diferenciadas por el tipo de leche utilizada y su proceso de elaboración. Por un lado, el Mahón-Menorca tradicional, elaborado con leche pasteurizada, presenta una textura suave y forma de cantos redondeados. Por otro, el Mahón-Menorca Artesano, que utiliza leche cruda y se moldea con un paño llamado fogasser, muestra una corteza marcada y un sabor más intenso, con matices profundos fruto de una curación cuidada.

Proceso artesanal con sello isleño

La elaboración de este producto es meticulosa y está muy arraigada en la tradición local. La cuajada se prensa a mano, se ata con cuerda y se somete a un proceso de salado antes de pasar a madurar en cavas. Allí, el queso se unta con aceite de oliva y pimentón, lo que le confiere su color anaranjado característico y un aroma inconfundible. Para disfrutar plenamente de sus cualidades organolépticas, se recomienda su consumo a temperatura ambiente, entre 18 y 20 grados. Si se conserva en refrigeración, lo ideal es envolverlo en film transparente o un paño húmedo.

Más allá de su sabor, este queso representa un modo de vida que ha sobrevivido al paso del tiempo. La propia Unesco reconoció el valor ecológico y cultural de la isla al declararla Reserva de la Biosfera, lo que refuerza la identidad natural y sostenible de este producto. Su origen se remonta, según diversas fuentes, al año 2000 a.C., aunque no fue hasta el siglo XVIII, durante la presencia británica en la isla, cuando adoptó el nombre de Mahón, en referencia al puerto desde donde se exportaba.

El Consejo Regulador de la DOP ha mantenido los estándares de calidad a lo largo de los años, asegurando que cada pieza de queso sea un fiel reflejo del saber hacer de los maestros queseros menorquines. Gracias a esta labor, el Mahón-Menorca ha logrado posicionarse como un alimento apreciado tanto por cocineros profesionales como por consumidores que valoran la autenticidad.

Este queso no solo se disfruta en tablas o como aperitivo: su versatilidad lo hace ideal para platos calientes, combinaciones dulces con miel o frutas, o incluso como toque distintivo en creaciones contemporáneas. De sabor salino y textura cremosa o firme (según su curación), el Queso Mahón-Menorca resume siglos de cultura gastronómica insular, enlazando pasado y presente a través de uno de los sabores más representativos del Mediterráneo occidental.