Esto es lo que hay detrás de los 'flyers' que venden sexo en tu barrio: "Hacemos de todo"

¡Madre mía! ¿Tú de dónde eres? ¿Dónde naciste?

—En Cuba.

—Como latino, me decepcionas. Porque debías suponer que en estos lugares ya tenemos todo. Tú solo tienes que traer el dinero en la mano. No preguntes tanto. Como cubano, me decepcionaste. Puedes venir ahora si quieres. Estamos disponibles las 24 horas. Cuando te puedas escapar de tu mujer, ven aquí. Te esperamos.

—¿Estás segura de que entre tus compañeras no hay menores de edad?

—Deja de decirme estupideces, subnormal.

Esta conversación ocurrió después de que llamara varias veces a un flyer (en adelante volante o publicidad) de prostitución que encontré cerca de la estación de metro de Carabanchel, en las inmediaciones del Hospital Militar Gómez Ulla de Madrid. A veces chocamos con los anuncios que brindan sexo a cambio de dinero en sitios inesperados, como el parabrisas de un coche o la acera del barrio. Esos constituyen una de las formas más invasivas de promover la prostitución, porque están al alcance de cualquiera, incluidos los niños. De hecho, algunos menores los han intercambiado como cromos.

Las historias de prostitución que solemos oír son un poco vampiras, jamás ocurren de día. No conocía nada más y esa inexperiencia la notó rápidamente la mujer que contestó el teléfono del anuncio de Carabanchel. Ella, una latinoamericana autodefinida como “madura”, explicó en un minuto y 20 segundos de conversación los servicios que ofrecía, los precios y la dirección exacta para quedar. Radicaba al otro lado de la ciudad, en el barrio de Quintana, un sitio conectado con Carabanchel por la Línea 5 de metro. Cuando le pregunté qué hacía exactamente, dudó si yo conocía a lo que estaba llamando. “Si sabes lo que soy para qué te haces el loco. Ya te di la dirección y el precio, si te interesa me llamas”, dijo un poco irritada antes de colgar.

El Confidencial contó en 2022 cómo Quintana se había convertido en una zona muy dada a este tipo de prostitución. Asociaciones vecinales han llegado a recoger kilos de volantes que habían sido regados por las calles o sobre los parabrisas de los coches en el vecindario. El método de la Policía Nacional para enfrentar en estos barrios la presencia de los volantes consiste en vigilar a quienes los reparten para ir tirando del hilo y dar con todas las ramas del negocio. Según declararon las autoridades a este diario, la prioridad de las investigaciones es descartar que se esté practicando la prostitución mediante la trata de personas. Incluso se entrevista a las mujeres que ejercen el trabajo sexual con el uso de flyers y se le ofrecen “recursos para salir de esa situación”. Ellas operan, alertaba la Policía, en apartamentos o pisos donde también suelen vivir.

Tigra, la secretaria de migración y mediadora social del Sindicato Otras (acrónimo de Organización de Trabajadoras Sexuales), reconoce que entre sus afiliadas hay mujeres que “lo han hecho o están haciendo” este tipo de prostitución mediante flyers. “El trabajo sexual es un sector en el que las personas se mueven mucho y cambian constantemente de plaza”.

"Somos amigas independientes, tú escoges"

El método exacto de trabajo de estas mujeres ya “depende de cada grupo”, explica Tigra. “Algunas alquilan entre varias un piso para trabajar y tienen una especie de cooperativa”. Este era el caso de la mujer con la que hablé. “Somos tres amigas independientes (presumiblemente no sometidas a proxenetismo)”, explicó durante la segunda llamada que le hice. "Si quieres pasarla con nosotras, tienes que venir y te hacemos de todo. No salimos con nuestros clientes ni a tomar una tacita de café. Si buscas sexo, vienes, pero si quieres compañía tienes que ir a otros sitios. No salimos con desconocidos ni aunque nos paguen bien”.

Todo el tiempo ella se dirigía a mí con los apelativos “cariño” o “mi amor”. Era el tipo de muletillas del lenguaje laboral asumidas por alguien que trabaja con público, más cuando lo hacen por teléfono. También era la manera de atenuar la prisa que llevaba. Sonaba como esas teleoperadoras que se despiden a toda máquina con un casi inaudible “ha sido un placer atenderle”. A fin de cuentas, ella no ganaba nada hablando por teléfono. La prioridad era mantener la línea desocupada. Como su trabajo depende de que los clientes se personen, me repitió antes de colgar intempestivamente de nuevo: “Tienes que venir aquí”.

En la tercera llamada le aclaré que nunca había pagado por sexo y pregunté si tenía que llevar preservativos o cualquier otra cosa para el encuentro. “Claro que tenemos todo aquí”, susurró tratando de contener su impaciencia, pero se revolvió cuando le pregunté a qué hora podía ir.

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La Revista Latina de Comunicación Social realizó un estudio en 2017 analizando más de 200 volantes de este tipo hallados en las calles de Madrid. Entre las conclusiones destacaba que estos anuncios tienen un “coste accesible para cualquier hombre, sus únicos destinatarios”. Las anunciantes suelen ser extranjeras “con predominio de mujeres latinoamericanas” que no venden exclusivamente sexo, “sino también compañía, cercanía y desahogo".

A pesar de que la prostitución suele aparecer vinculada con frecuencia a delitos como la trata de personas o la explotación de menores, Tigra no tiene constancia de que alguna de sus afiliadas haya tenido problemas con la ley mientras ofrecía sus servicios mediante volantes. “Lo único que he sabido es que hace poco otra organización del gremio llamó a la policía y agentes encubiertos fueron a un piso aquí en Madrid, pero hallaron todo bien”, explica.

El Sindicato Otras considera que tras la aprobación de la Ley del Solo Sí Es Sí en 2022 muchas prostitutas tuvieron que recurrir a la publicidad física. “Han tenido que utilizar esa vía para sortear la prohibición de anunciarse en sitios web, porque se acabaron las páginas donde podían colgar sus ofertas. Otras tuvieron que irse a páginas con servidores extranjeros que les cobran mucho más dinero”, detalla Tigra.

Suelen ser mujeres extranjeras y en ocasiones apenas saben hablar español

Lo paradójico de este método es que sea utilizado por personas que apenas pueden comunicarse con sus posibles clientes por teléfono. El siguiente volante al que llamé anunciaba a “chicas asiáticas disponibles las 24 horas” que podían dar masajes, realizar “salidas de una hora” o servicios a domicilio. Sin embargo, quien contestó la llamada apenas podía hablar español.

“Cuando tú viene mi casa consigue hablar, ¿ok?”, balbuceó la mujer antes de indicarme que la contactara por WhatsApp para que así pudiera compartirme su ubicación. Dijo que la dirección era de su casa y vivía allí con varias chicas. También podíamos quedar en la estación de metro Oporto. Cuando le pregunté si ella y sus compañeras trabajaban para alguna persona, gritó: “No hablá mucho. Tú esté loco”. Luego colgó.

Repetí la llamada al mismo número y contestó otra mujer que hablaba mejor español. Me dijo que era de Corea del Sur y otra a su lado tenía una gran algarabía (la que habló antes, presumo). “Yo tengo 28 años y somos cuatro chicas”, detalló. “Tú venir a elegir la que quieras. Siempre estamos acá y nunca haber problema. Nosotros solo informar precio y dirección por teléfono. No damos información de otra cosa. Si te interesa, vienes. Si quieres salida, nosotras ir a tu casa”.

—¿Las cuatro son coreanas? -Le pregunté.

—Depende de qué querer. Tenemos de China, de toda Asia -Dijo sin dar más detalles.

Después indicó que le escribiera por WhatsApp y colgó. En los mensajes solo repitió la tarifa. Como la foto de perfil mostraba a una joven menuda de complexión muy delgada, le pregunté si estaba segura de que era mayor de edad. Eso nunca lo respondió, eliminó los dos mensajes que había enviado y me bloqueó.

Algunas mujeres no ejercen el trabajo sexual a tiempo completo, sino que lo ven como "una forma de obtener ingresos extra"

Las mujeres asiáticas llevan tiempo insertadas en la trama española de la prostitución. En algunas ocasiones han trascendido las irregularidades y muy precarias condiciones en que ejercen su oficio. La Guardia Civil encontró en 2016 durante una redada en Madrid el diario de una joven china que era obligada a prostituirse. En enero de 2025, quedó desmantelada una organización china que se dedicaba a vender mujeres en España con el objetivo de explotarlas sexualmente. De las 33 víctimas que se pudieron identificar, una era menor de edad.

Tigra asegura que la trata de personas no es un delito exclusivo del ejercicio de la prostitución, porque también se da en el sector “textil, la construcción y la agricultura”. Sin embargo, reconoce que gran parte de las prostitutas en España son extranjeras que, al ser migrantes, les resulta difícil acceder a una vivienda, “sobretodo si no tienen una nómina o no han terminado de regularizar su estatus. Esa situación deriva en que muchas trabajen en los mismos pisos donde viven”.

Algunas afiliadas del Sindicato Otras no ejercen el trabajo sexual a tiempo completo, sino que lo ven como “una forma de obtener ingresos extra”, explica Tigra. “Muchas operan en la clandestinidad porque es una actividad que no está regulada por el Estado. Para no alimentar el estigma con el que ya cargan, intentan mantener oculto este oficio y así evitan un problema con sus jefes si tienen otro trabajo”.

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Cuantificar cualquier cosa en el gremio de la prostitución resulta un dilema, porque hay pocos estudios realizados. Hasta la cantidad de mujeres que se prostituyen en España es un dato disputado; Tigra no concuerda con la cifra de 114.576 que ofreció el Ministerio de Igualdad en septiembre de 2024. “Pueden ser más o menos, el problema es que ese dato sale de un macroestudio realizado con un algoritmo que se puso a estudiar anuncios de prostitución en páginas de internet”.

El estudio de Igualdad también estimaba que una de cada cuatro mujeres dedicadas a la prostitución en España eran explotadas sexualmente.

En el caso de la prostitución anunciada mediante volantes, se trata de un fenómeno focalizado principalmente en grandes ciudades como Barcelona o Madrid. Nacho Pardo, coordinador del Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS), una organización que atiende principalmente el gremio del sudeste peninsular, puntualiza que en ciudades como Murcia o Alicante es mucho más raro ver estos papeles por las calles. Allí las prostitutas utilizan otros métodos para promover sus servicios. “Solo hemos detectado ese tipo de publicidades en las inmediaciones de fiestas o eventos privados donde podrían concentrarse potenciales clientes de estas mujeres”, explica Pardo.

"No trabajamos de madrugada, solo vienen borrachos"

El principal eje de la prostitución por volantes que pudimos cotejar en Madrid se encuentra en torno al tramo de la Línea 5 de metro comprendido entre las estaciones de Marqués de Vadillo y Carabanchel. Las trabajadoras sexuales operan en grupos radicados en las inmediaciones de las estaciones. Ninguna reconoció pertenecer a alguna forma de organización guiada por el proxenetismo y todas subrayaban orgullosamente ser “chicas independientes”.

“Tenemos a partir de 25 años, cariño”, explicó la paraguaya que contestó el teléfono mostrado por uno de los flyers encontrados alrededor de la estación de Urgel. “Tenemos un local de puerta única. Llegas, tocas el timbre y te abro. Tratas solo con nosotras, nos miras y eliges con cuál de las cuatro quieres estar. Más tarde llega la quinta. Trabajamos 24 horas”.

Antes de colgar, reconoció que llevaba cuatro años en España, pero no podía contarme nada más porque debía “recibir otras llamadas”.

Un estudio de mayo de 2024 de la asociación especializada In Género, aseguraba que la mayoría de las mujeres prostitutas en España eran latinoamericanas. Colombia, Paraguay, República Dominicana y Venezuela destacaban como los principales países de origen. “En nuestras afiliadas hay más o menos un equilibrio entre migrantes y españolas”, coincide Tigra, “pero nos consta que la mayoría de las personas que ejercen el trabajo sexual en territorio español son migrantes”.

"Los precios más altos estaban en la zona de Marqués de Vadillo"

El próximo anuncio al que llamé era de la zona de Marqués de Vadillo y me atendió una de las cuatro venezolanas que integraba ese grupo de trabajo. Tenían los precios más altos y ofrecían servicios a domicilio o en hoteles. “Podemos enviarte fotos por WhatsApp y tú escoges entre las que estén disponibles. Trabajamos juntas, somos cuatro amiguitas”, explicó antes de irritarse por mis continuas preguntas.

“Acá están los condones, no tienes que traer nada”, me advierte mientras sus compañeras comienzan a reírse de nuestro diálogo. “Puedes venir incluso de madrugada, a esa hora es cuando más activas estamos”, concluyó.

Desde Pueblo Nuevo, otro barrio madrileño plagado de publicidad de prostitutas, me contestó la líder de otras “cuatro amigas”. Esas fueron las únicas contactadas que aseguraron no trabajar las 24 horas del día. “Estamos de ocho de la mañana a 11 de la noche. No queremos trabajar de madrugada porque solo vienen borrachos a esas horas. Además, podemos buscarnos problemas con los vecinos”.

"Muchas chicas que he representado llegan a España tras un trabajo que le prometieron, pero luego ese trabajo no existía"

Javier Rincón, de Rinber Abogados, explica que entre los múltiples casos que atiende vinculados a la prostitución, los que más llegan a los juzgados son aquellos que tuvieron como escenario apartamentos o casas. Rincón ha tenido clientes de toda España y afirma que en los entornos rurales son muy raros los casos relacionados con el ejercicio de la prostitución, porque es un fenómeno más común en grandes ciudades.

Para este letrado, la intervención de las autoridades en el gremio no debería implicar un aumento del marco sancionador, pues ya lo considera lo suficientemente fuerte. “Para mí el Código Penal toca este tema correctamente, los problemas llegan cuando la prostitución no se practica de forma consentida. Muchas chicas que he representado llegan a España tras un trabajo que le prometieron, pero luego ese trabajo no existía”.

Ninguna de las mujeres entrevistadas me ofreció drogas, pero el citado estudio de la Revista Latina de Comunicación Social sí destacó un vínculo entre la oferta de servicios sexuales mediante volantes y el consumo de sustancias prohibidas como la cocaína.

Al llamar al último anuncio que tenía, me presenté como periodista, pero no me devolvieron el saludo y colgaron instantáneamente.