Defensa esquivará los satélites de Elon Musk: "Solo se comprará lo que no se pueda fabricar"
Las licitaciones de contratos del nuevo plan de defensa del Gobierno serán inmediatas. A la apuesta por relanzar el sector se suma que a la OTAN solo le sirve para computar como gasto las partidas ejecutadas
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De la autonomía estratégica a la autonomía militar. Si la pandemia convenció a Europa de que no podía depender sólo del material sanitario producido en China, la ruptura de Donald Trump de los lazos transatlánticos ha dejado claro a la UE que no puede subrogar su propia seguridad. Con el debate sobre un nuevo rearme abierto en canal, España ha demostrado su implicación con la aprobación de un plan de 10.471 millones de euros más en gasto militar, que permiten además alcanzar al 2% del PIB y cumplir ya este compromiso con la OTAN, suscrito para 2029.
El Gobierno se sacude también así la presión de EEUU y puede acudir a la cumbre de junio de la Alianza Atlántica en La Haya con los "deberes hechos" y el "marcador a cero". Sobre lo que pase en ese momento, si se exigirán más esfuerzos, nadie en la Moncloa quiere conjeturar. Pero para España, resaltan distintas fuentes, era importante no acudir a esa cita en desventaja.
Y a la vez, a nivel europeo, mandar el mensaje de que el Ejecutivo está totalmente implicado en este nuevo desafío. La Comisión no ha concretado aún si facilitará nuevos mecanismos de financiación, pero el Gobierno reclama que se sufraguen inversiones en defensa con transferencias a fondo perdido. Sobre todo, arguyen, para ayudar a los países bálticos, más amenazados que el sur de Europa. En el Gobierno entienden que tras incrementar su gasto militar hasta los 33.123 millones anuales (el 2% del PIB), su demanda está más justificada.
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El debate ahora, explican, ya no es de cifras, sino de cómo avanzar en la UE hacia economías de escala y conseguir una industria más eficiente. Y de eso va el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa de España y Europa, aprobado este martes en el Consejo de Ministros, cuyo propósito es relanzar el sector con medidas como la fabricación y compra de nuevos instrumentos de defensa y disuasión (conocidos como armas) o la renovación de las capacidades de telecomunicaciones y ciberseguridad.
Hay que adquirir nuevos satélites y España no quiere hacerlo en Space X, la empresa del magnate Elon Musk, pluriempleado como gran asesor de Trump. Fuentes de Defensa explican que nuestro país los quiere producir. Si no puede hacerlo en solitario, dentro de una corporación industrial europea al estilo de Airbus. "Sólo se comprará lo que no se pueda fabricar aquí", señalan.
El Gobierno es consciente de que no tiene un gran campeón nacional en defensa, pero sí un ecosistema de pequeñas y medianas empresas. La idea es que las grandes tiren de las startups y las pymes para levantar el sector. "Es una oportunidad de país", remarcan en la Moncloa. Tanto, que el presidente defendió que provocará una subida del PIB de entre 0,4 y 0,7 puntos y 96.000 nuevos empleos.
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El Ministerio comenzará con las licitaciones de contratos de manera inmediata para que el sector pueda asimilar estos 10.471 millones de gasto adicional (no todo, porque también se han subido las retribuciones de los miembros de las Fuerzas Armadas de este año). Y también para que el mensaje a la OTAN sobre el incremento de la inversión llegue de manera cristalina. A la Alianza Atlántica no le vale con el plan, lo que computa es la ejecución de las partidas.
Defensa acompañará todo este esfuerzo inversor con un aumento de la plantilla militar. La previsión es que se eleve en 7.000 nuevos efectivos de aquí a 2029. La ley de la carrera militar de 2007 establece que el número máximo de militares profesionales en servicio activo se fija entre 130.000 y 140.000. Según la OTAN, en estos momentos hay 117.400 profesionales.
De la autonomía estratégica a la autonomía militar. Si la pandemia convenció a Europa de que no podía depender sólo del material sanitario producido en China, la ruptura de Donald Trump de los lazos transatlánticos ha dejado claro a la UE que no puede subrogar su propia seguridad. Con el debate sobre un nuevo rearme abierto en canal, España ha demostrado su implicación con la aprobación de un plan de 10.471 millones de euros más en gasto militar, que permiten además alcanzar al 2% del PIB y cumplir ya este compromiso con la OTAN, suscrito para 2029.