La cortesía perdida entre PSOE y PP: Zapatero invitó a Rajoy al funeral de Juan Pablo II
Génova se encuentra "a la espera" de una llamada de Moncloa para conocer los detalles de la visita a Roma con motivo del sepelio del pontífice tras el tímido acercamiento por la crisis arancelaria
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El tímido canal de comunicación entre la Moncloa y Génova, abierto por las medidas contra los aranceles de Donald Trump, tiene con la muerte del Papa Francisco una nueva oportunidad para ensancharse. Cuando en España la relación entre el PSOE y el PP era fluida y se imponían criterios institucionales, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero invitó a Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición, a formar parte de la delegación española que acudió al funeral de Estado de Juan Pablo II.
Zapatero llamó personalmente al entonces rey, Juan Carlos I, para que encabezara la comitiva oficial —algo que en esta ocasión, con Felipe VI al mando, se da también por descontado— y desde el gabinete de Presidencia se contactó con el equipo de Rajoy para que se sumara al acto en el Vaticano. Es todavía prematuro adivinar qué hará Pedro Sánchez, pero los populares se encuentran ya "a la espera" de esa llamada.
Aunque muchas figuras en el PSOE y en el PP lamentan la absoluta falta de cordialidad entre el presidente del Gobierno y Alberto Núñez Feijóo, en Moncloa se escudan en los insultos que recibe Sánchez para esquivar un acercamiento entre ambos. "Rajoy no llamaba dictador a Zapatero", señalan. Según fuentes conocedoras, el jefe del Ejecutivo echa en cara al dirigente popular que él en concreto no haya eludido los ataques a su familia por los distintos frentes judiciales que afectan a la mujer o al hermano de Sánchez.
Pese al clima tan cargado que impera en la política española, las conversaciones que mantienen el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, y el vicesecretario del PP, Juan Bravo, por el decreto anti-Trump y otros planes posteriores han supuesto un cambio de rasante en la legislatura. Génova camina con pies de plomo, pero evita romper el único hilo de comunicación existente con el Ejecutivo. Los contactos entre los dos interlocutores son frecuentes, aunque el diálogo aún no se ha traducido en avances que despejen el sentido del voto de los de Feijóo al primer escudo económico del Gobierno, que llegará al Congreso de los Diputados a principios de mayo.
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El PP mantiene la mano tendida al Gobierno para intentar pactar una solución conjunta a la guerra comercial esbozada por Estados Unidos. Aunque asumen que hoy por hoy es "difícil" llegar a acuerdos con Sánchez, Génova incide en que, en algunos asuntos, el "sentido de Estado" debe estar por encima de cualquier interés partidista. Y por eso también esperan que la institucionalidad se imponga a la batalla política diaria y Moncloa incluya a Feijóo en la delegación española que acuda al sepelio del pontífice. "Nos gustaría estar presentes", afirman en el entorno del líder gallego.
Aunque "aún es pronto", dicen en la cúpula popular, y no se conocen los detalles de las exequias del Santo Padre, los precedentes no apuntan precisamente al optimismo. En junio de 2022, Sánchez excluyó a Feijóo de todos los actos que se celebraron en Madrid con motivo de la cumbre de la OTAN y, según denunciaron en el PP, tampoco le informaron de los contenidos.
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Génova siempre ha denunciado que el Ejecutivo 'vete' al líder del PP de los asuntos relativos a la política exterior, a diferencia de la interlocución que siempre ha existido entre sus predecesores en Gobierno y oposición. Feijóo tampoco fue invitado al décimo aniversario de la coronación de Felipe VI, en este caso por una decisión protocolaria de la Casa Real que causó "sorpresa" en el cuartel general de los conservadores.
El funeral de Francisco se vislumbra como un acto de importancia para el Ejecutivo, después de decretar tres días de luto por su fallecimiento. Sánchez apenas tardó media hora en mostrar públicamente sus condolencias, a las que siguió una sentida declaración institucional del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que hasta en cinco ocasiones tuvo audiencias con él. La actitud del Gobierno contrasta también con la que tuvo Zapatero. Sólo hubo un día de luto con Juan Pablo II y al expresidente se le reprochó la tardanza en lamentar su muerte.
Feijóo, por su parte, también reivindicó el legado del pontífice y su servicio a la Iglesia "desde sus convicciones". Hay que recordar que algunas de las decisiones y declaraciones de Francisco a lo largo de su papado soliviantó a algunos sectores de la derecha, también dentro del Partido Popular. Isabel Díaz Ayuso y el expresidente José María Aznar se desmarcaron públicamente de la misiva en la que el Papa pidió perdón por los "pecados" de la Iglesia en la conquista de América. Pero, durante años, las discrepancias fueron mucho más abiertas en Vox. Santiago Abascal le despidió con un escueto mensaje. "Nos unimos a las oraciones de millones de católicos por el alma del Papa Francisco. Descanse en paz".
El tímido canal de comunicación entre la Moncloa y Génova, abierto por las medidas contra los aranceles de Donald Trump, tiene con la muerte del Papa Francisco una nueva oportunidad para ensancharse. Cuando en España la relación entre el PSOE y el PP era fluida y se imponían criterios institucionales, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero invitó a Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición, a formar parte de la delegación española que acudió al funeral de Estado de Juan Pablo II.