El origen del Bando de la Huerta: así nació la fiesta más popular y emblemática de Murcia
Este martes se celebra una nueva edición del Bando de la Huerta, una cita que tiene su origen en 1851 y que ha recorrido múltiples etapas hasta convertirse en emblema cultural de la ciudad
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El Bando de la Huerta se celebra este martes 22 de abril, como cada año el martes posterior al Domingo de Resurrección. Con el paso del tiempo se ha convertido en la jornada más representativa de las Fiestas de Primavera de Murcia, donde miles de personas se visten con traje regional, llenan las calles con carrozas huertanas y participan en desfiles, bailes y comidas populares. Lo que hoy es una manifestación de orgullo y tradición murciana tiene, sin embargo, un origen muy distinto al actual.
Según la documentación recopilada por Región de Murcia Digital, una iniciativa de la Fundación Integra, el Bando nació en 1851 como una ocurrencia de un grupo de señoritos acomodados (los llamados churubitos) que buscaban mantener viva la diversión carnavalesca. Reunidos en una botica de la calle Vidrieros, decidieron organizar un festejo que daría lugar tanto al Entierro de la Sardina como al Bando de la Huerta. Aquellos primeros actos eran sátiras costumbristas dirigidas a los huertanos que venían a la ciudad, exagerando su habla y modales para diversión de las clases ilustradas.
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Durante su primera etapa (1851–1865), el desfile partía desde la plaza de toros de San Agustín y se celebraba por la mañana, en tono burlesco y festivo. Tras un paréntesis, se recuperó entre 1876 y 1879 gracias al impulso del periodista Martínez Tornel, quien introdujo una visión más elaborada y respetuosa con los huertanos, aunque sin perder del todo la ironía. Sin embargo, la riada de Santa Teresa de 1879, que causó más de 700 muertes, marcó un periodo de silencio de casi dos décadas.
El Bando en el Siglo XX
La etapa comprendida entre 1900 y 1936 supuso una consolidación del festejo. Bajo el liderazgo de personajes como Frutos Baeza, el Bando atrajo a visitantes de fuera de Murcia y alcanzó gran notoriedad, y comenzaron a desfilar carrozas diseñadas por artistas locales, con textos panochos de autores como Díaz Cassou. La confitería Sanz, en el centro de la ciudad, se convirtió en centro neurálgico de la organización, mientras que la plaza de San Agustín seguía siendo el punto de partida.
Con la llegada de la posguerra, el Bando se adaptó al nuevo contexto político y social. En 1939 reapareció con un formato más simbólico y temático. Fue entonces cuando se introdujeron elementos como la Reina de la Huerta, figura creada por José Alegría en 1944. En esos años, los trajes típicos se alquilaban en Valencia, y los participantes recibían una pequeña compensación económica. El desfile ganó en colorido, número de carrozas y presencia de pueblos de la huerta murciana.
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Un punto de inflexión llegó a partir de 1967, con la incorporación de las primeras juntas locales de pedanías, impulsadas por Francisco Galera del Cerro, germen de lo que más tarde sería la Federación de Peñas Huertanas. Esta estructura permitió profesionalizar la organización, multiplicar las barracas, expandir el calendario de actos y consolidar la estructura actual del desfile. A partir de entonces, el Bando pasó de ser una tradición en riesgo de desaparecer a un evento capaz de movilizar a toda la ciudad.
Hoy, más de 170 años después de aquel primer experimento satírico, el Bando de la Huerta es una de las celebraciones más populares del sureste español. Su recorrido histórico refleja la transformación de Murcia como sociedad, desde la caricatura urbana del siglo XIX hasta el orgullo colectivo contemporáneo por su huerta, su cultura y su lengua. Todo ello sin perder ese tono festivo que lo distingue desde sus orígenes.
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El Bando de la Huerta se celebra este martes 22 de abril, como cada año el martes posterior al Domingo de Resurrección. Con el paso del tiempo se ha convertido en la jornada más representativa de las Fiestas de Primavera de Murcia, donde miles de personas se visten con traje regional, llenan las calles con carrozas huertanas y participan en desfiles, bailes y comidas populares. Lo que hoy es una manifestación de orgullo y tradición murciana tiene, sin embargo, un origen muy distinto al actual.