Cuando la IA libere a los profesores de un día de clase y descargue a médicos y jueces

La aproximación al futuro no se construye sólo con nuevas temporadas de Black Mirror. El Gobierno ha hecho su propio ejercicio de recreación sobre cómo viviremos en 2040 con los avances de la Inteligencia Artificial. Con un poco de suerte, trabajaremos menos y cobraremos más porque seremos más eficientes. La IA reducirá los trámites burocráticos, descargará a los jueces y a los médicos, modificará la educación y la atención sanitaria y reforzará la seguridad y la defensa.

El informe elaborado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de la Moncloa, HispanIA 2040, ve en el desarrollo de esta tecnología la oportunidad para consolidar un nuevo patrón de crecimiento que elevará la la productividad, también en el sector público.

La entrada de la IA en el ámbito educativo contribuirá también a identificar antes los problemas de aprendizaje, el riesgo de repetir curso o de abandonar definitivamente la escuela. Para los estudiantes supondrá más ayuda extra, podrán memorizar menos (por fin) y volcarse en ser más analíticos. El Ejecutivo calcula que, si se logra crear un un sistema nacional de tutores virtuales, el rendimiento en matemáticas podría escalar hasta 20 puntos en el informe PISA.

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En sanidad, la IA permitirá una atención mejor al "digitalizar historiales, predecir la progresión de enfermedades a partir de datos biomédicos y test genéticos e identificar anomalías que pueden pasar desapercibidas al personal sanitario". En España, señala el documento, ya hay hospitales que usan inteligencia artificial para detectar el riesgo de cáncer de manera más rápida. En los próximos años, estas aplicaciones llegarán a todos los centros y ayudarán a los profesionales a diagnosticar también la aparición de afecciones cardíacas, respiratorias y neurológicas.

El esbozo realizado por la Moncloa apunta a un avance de la telemedicina, al monitoreo en remoto de pacientes con dolencias crónicas o problemas mentales, y a un nuevo paradigma en la atención a las personas dependientes, que en 2040 alcanzarán los dos millones en edades avanzadas.

Desde el Ejecutivo predicen que "los robots y los sistemas de acompañamiento gestionados por IA permitirán monitorizar a estas personas en tiempo real y asistirlas en labores cotidianas como la preparación de alimentos, la limpieza del hogar, la toma de medicamentos o la realización de ejercicio físico. Además, contribuirán a que se mantengan mentalmente activos y a combatir la soledad no deseada".

La IA mejorará incluso la gestión de los hospitales, con la anticipación de picos de demanda, la programación de cirugías y camas UCI, una mayor agilidad en los procesos de triaje y una distribución más eficiente de las jornadas laborales.

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Como sucede con los docentes, la liberación de algunas cargas aliviará la jornada de los profesionales sanitarios. En estos momentos los médicos de atención primaria dedican una cuarta parte de su tiempo de consulta a tareas burocráticas. Con la IA este trabajo se sistemizará y podrán prescindir de cinco consultas diarias vinculadas al papeleo. El fin del trabajo administrativo conllevará una menor saturación de las consultas de los especialistas y una reducción de los tiempos de espera en neurología, de entre 9 y 22 días, según han cuantificado.

En general, la IA hará que la Administración pública sea más eficiente y ágil, más precisa para conceder prestaciones sociales y luchar contra el fraude. Jugará también un papel relevante en el sistema judicial y los servicios de empleo porque, señalan, optimiza el "emparejamiento laboral" y exprime los servicios de orientación. En este campo la inteligencia artificial puede suponer un aumento de las colocaciones de "hasta en 131.000 personas cada año" y en consecuencia un ahorro en el pago de prestaciones de casi 850 millones de euros.

El estudio apunta también al uso de la IA en el sistema judicial pero en este ámbito no desarrolla sus aplicaciones y se limita a citar estudios sobre que facilitará la búsqueda de antecedentes y jurisprudencia, acelerará la revisión de documentos y pruebas, liberará a los jueces de tiempo para dedicarse a los casos difíciles y reducirá los plazos de espera.