La asistente de Begoña Gómez al juez: "Dijo, 'aprovecha y diles si van a seguir en la cátedra'"
Cristina Álvarez narró en el juzgado sus tareas para la mujer de Sánchez y explicó el correo que mandó a Reale pidiendo dinero para sus proyectos: "Me pide un favor, no me costaba nada, era un segundo"
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La asistente de Begoña Gómez, Cristina Álvarez, explicó durante 49 minutos en el juzgado las funciones que realizaba para la mujer del presidente del Gobierno. Entre otras labores, explicó el correo electrónico que le mandó a Reale, una de las empresas patrocinadoras de la cátedra universitaria de la esposa de Pedro Sánchez, en el que pedía más financiación. “Yo estaba escribiendo y no me costaba un segundo. Dijo ‘oye, pues aprovecha y diles si van a seguir en la cátedra’, es un segundo”, narró Cristina Álvarez, quien restó relevancia a una gestión que forma parte de la causa en la que se encuentra investigada por un presunto delito de malversación de fondos públicos.
Según la declaración judicial a la que ha tenido acceso íntegro El Confidencial, Cristina Álvarez explicó que su trabajo consistía en gestionar la agenda de Begoña Gómez. No obstante, a medida que avanzaron las preguntas detalló otras labores como el citado correo electrónico que investiga el juez Juan Carlos Peinado. Las pesquisas del magistrado escrutan si la esposa de Sánchez usó una empleada pública de Moncloa para sus actividades privadas, como la cátedra que codirigía en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
El citado email obra en el sumario del caso y lo mandó Cristina Álvarez el 8 de febrero del año pasado a la directora de Comunicación Institucional y RSE de Reale, Pilar Suárez-Inclán. Textualmente, la asistente de Begoña Gómez escribió lo siguiente: "PD: Me dice Begoña que te traslade que le encantaría que sigáis como patronos de la cátedra, aunque sea con una cantidad inferior. Dispuestos a colaborar con vosotros en lo que necesitéis".
Aunque en ese 'email' Álvarez no aparece identificada con cargo -lo envió desde una cuenta personal-, en la cadena de correos electrónicos sí aparece con una cuenta oficial de Presidencia del Gobierno, donde firma como directora de programas de la Secretaría General de Presidencia.
"Me empezó a poner en copia en sus actividades profesionales con el correo de Gmail"
En el juzgado, Cristina Álvarez argumentó que, “por darle un entorno seguro que ella (Begoña Gómez) quería tener y un entorno discreto, me empezó a poner en copia en sus actividades profesionales con el correo de Gmail para que yo estuviera enterada y sobrevolara de esas agendas y ver cuando tenía reuniones y no se nos escapase nada”. No obstante, el abogado de la asociación Hazte Oír, en representación de las acusaciones populares, le preguntó entonces por qué escribió un correo pidiendo financiación.
La asistente pidió que le enseñasen el email y, tras observarlo unos segundos en silencio, recordó que era un correo electrónico en el que daba dos fechas para cerrar una reunión. El abogado le tuvo que insistir en que siguiera leyendo el correo y explicase la frase final en la que pedía dinero a Reale. Cristina Álvarez dijo que era “una posdata”. “Pues bueno, Begoña me pide un favor, yo soy amiga de ella”. Luego defendió que ese tipo de cosas formaban también parte de su trabajo: “Yo, mi horario de trabajo, no sé, el trabajo es… tienes que estar 24 horas al día, me pueden llamar a las diez de la noche, a las once, siete días a la semana, 365 días”.
Bolaños, citado a declarar
Tal y como adelantó este periódico, el juez ha abierto una pieza separada del caso Begoña para investigar estos hechos y este miércoles regresará al Palacio de La Moncloa para interrogar como testigo al ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Era el secretario general de Presidencia cuando en 2018 se contrató a Cristina Álvarez y el cargo que firmó la propuesta de nombramiento señaló a Bolaños como su superior en el Juzgado.
A lo largo de un año de investigaciones son decenas las personas que han prestado declaración sobre las actividades de Begoña Gómez. Uno de ellos es el vicerrector de la Universidad Complutense, Juan Carlos Doadrio. Esta persona desveló que intercambió más de un centenar de correos con la esposa de Sánchez y Cristina Álvarez. Su testimonio resultó relevante no solo para acreditar la implicación de la asistente en las actividades de Begoña Gómez, sino para saber si la mujer del presidente se apropió de forma indebida de un software que varias empresas diseñaron para su cátedra.
Cristina Álvarez confirmó haber estado en alguna reunión con Begoña Gómez para esta cuestión. “Doadrio era vicerrector y era el que estaba en la cátedra de Begoña. Él me daba recados para Begoña, desde ‘he llamado a Begoña, me he enterado de que estaba en un viaje en Bali, le puedes decir esto, le puedes decir esto otro…’. La asistente recordó ante el juez que este cargo universitario le preguntó desde el principio a Begoña Gómez si tenía a una persona de confianza. “Él había trabajado en la Asamblea de Madrid con Esperanza Aguirre y conocía todos estos temas y entonces le pasó mis datos”.
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Esta mujer también confesó que desde ese momento el vicerrector de la UCM la tomó a ella como referencia para las gestiones “a pesar de que la cátedra tenía una coordinadora”. Yo intenté muchas veces y le dije ‘llama, por favor, a la coordinadora’. Él me decía ‘no, no, es que tú y yo nos entendemos muy bien, yo quiero hablar contigo’”.
Sobre el inicio de su trabajo en Moncloa, Cristina Álvarez relató que al poco de llegar Pedro Sánchez al Gobierno, Begoña Gómez se puso en contacto con ella. “Me dijo que le habían comentado cuando llegó a Moncloa que podía tener una persona de confianza y de asesoramiento y que le gustaría que fuese yo, a lo cual le comenté que ok y empecé a trabajar el 16 de julio del 2018. Es un cargo de empleada pública que es eventual nivel 26, adscrito a la Presidencia del Gobierno”.
“Era un puesto –añadió– de confianza, lo que había ocurrido siempre con otros gobiernos y otros presidentes. Yo mandé mi currículum al departamento de recursos humanos. No me realizaron ninguna entrevista, me llamó Begoña Gómez y le dije que sí. Me mandaron un papel amarillo que ponía que era un cargo de confianza (...) recibo una remuneración de 49.000 euros al año, brutos”.
Tensiones con el juez
La comparecencia albergó algún momento de tensión entre Cristina Álvarez y el juez Juan Carlos Peinado. La asistente hizo varios gestos con las manos durante su declaración y dejó sin contestar alguna de las preguntas del interrogatorio hasta el punto de agotar la paciencia del juez: “Ha dejado de contestar y eso constituye una evasiva y es una forma de no cumplir el juramento de decir siempre lo que se le pregunte, que es lo primero que se le ha dicho cuando se ha sentado en esta sala”.
Esta mujer compareció primero como testigo ante el juez el 20 de diciembre. Tenía la obligación de contestar a todas las preguntas que le formulasen con la verdad. Pero a la luz de sus declaraciones, el juez decidió cambiar su situación a la investigada. En tal condición regresó al juzgado en febrero, ya acompañada de un abogado. Esta segunda visita al Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid duró apenas nueve minutos. Ya sin la obligación de contestar a todo lo que se le preguntase y con la posibilidad de no declarar contra sus intereses, la todavía asistente de Begoña Gómez solo respondió a su letrado.
Cristina Álvarez dijo que seguía sin tener conocimiento de los hechos que se le imputan, por lo que el juez suspendió la diligencia y le remitió al secretario judicial para informarse de los presuntos delitos que se le imputan. A su regreso se limitó a negar de manera genérica haber incurrido en ninguna de las actuaciones susceptibles de ser consideradas un tráfico de influencias o corrupción en los negocios desde que Begoña Gómez firmó con la Universidad Complutense la puesta en marca de su cátedra.
La asistente de Begoña Gómez, Cristina Álvarez, explicó durante 49 minutos en el juzgado las funciones que realizaba para la mujer del presidente del Gobierno. Entre otras labores, explicó el correo electrónico que le mandó a Reale, una de las empresas patrocinadoras de la cátedra universitaria de la esposa de Pedro Sánchez, en el que pedía más financiación. “Yo estaba escribiendo y no me costaba un segundo. Dijo ‘oye, pues aprovecha y diles si van a seguir en la cátedra’, es un segundo”, narró Cristina Álvarez, quien restó relevancia a una gestión que forma parte de la causa en la que se encuentra investigada por un presunto delito de malversación de fondos públicos.