Begoña Villacís: "La política de nuestro tiempo es la del 'sujétame el cubata', cotiza insultar"
La exvicealcaldesa defiende la necesidad de apostar por los centros de datos en España y apuesta por el regreso de un partido de centro que modere a un bipartidismo cada vez más polarizado
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Paco Martínez Soria decía que la ciudad no era para él. Si este maño ilustre hubiera llegado a saber que el nombre de "Aragón suena en Silicon Valley" por su actividad pionera en centros de datos, sus películas de comedia hubieran dado para otros argumentos. Los centros de datos son el presente y el futuro, una infraestructura de Estado cuya apuesta defiende Begoña Villacís, exvicealcaldesa de Madrid y hoy directora ejecutiva de la Asociación Española de Centros de Datos (Spain DC). Ha salido de la política, pero lo suyo son los enredos, en este caso digitales.
En el mundo cibernético en el que estamos inmersos tendemos a olvidar que la 'nube' en realidad se aloja en algo físico, de la misma forma que para tener internet hacen falta cables que crucen el océano. Villacís aterriza en esta organización con la firme convicción de que los centros de datos, donde se almacena la información capaz de hacer funcionar WhatsApp, Instagram, Spotify o la inteligencia artificial, no solo son una necesidad geopolítica, sino también una oportunidad para España.
Mientras se zambulle en el ecosistema digital, Villacís sigue sin perder de vista cuanto ocurre en la arena política. Ella ha dejado la política, pero la política no la ha dejado a ella. Incombustible y con el mismo interés por la cosa pública que el primer día, hace una denuncia firme del estado en que se encuentra el sector al que se dedicó un día. Lo ha bautizado como la política de "sujétame el cubata", un entorno polarizado en el que se deshumaniza al contrario y en el que se ha perdido de vista que la prioridad es el bien común.
PREGUNTA. ¿Qué es un data center?
RESPUESTA. De la misma forma que para desplazarte a casa de tu madre pasas por una autopista, para utilizar internet necesitas un centro de datos. Sin centros de datos no hay red, son la infraestructura que hace posible internet. Que te llegue un WhatsApp depende de un centro de datos, enviar un Bizum, el navegador para teletrabajar, pedir una cita médica, que puedan despegar los aviones... todas esas acciones requieren de un centro de datos.
P. O sea, que todo lo digital requiere de un soporte físico.
R. Exacto. Creo que hemos renunciado a entender que es Internet, sobre todo en mi generación. Igual que cuando utilizamos agua caliente sabemos que hay unas cañerías que posibilitan eso, utilizamos el Internet móvil y el ordenador y nos hemos despreocupado en saber cómo funciona la red. Los datos no están en ninguna nube, están en centros de datos que son edificios físicos, que están protegidos, custodiados y secularizados.
P. Dijo en una ocasión que los centros de datos son el petróleo del siglo XXI, ¿por qué?
R. Con en la situación geopolítica actual, Europa se ha dado cuenta de que somos un espacio con determinados derechos y garantías que no se pueden garantizar en otros espacios del mundo. En Bruselas son conscientes de ello, y han decidido a través de una directiva que los centros de datos se mantengan aquí. Como europea quiero que esta infraestructura esté en Europa, y como española deseo que esté en España. Muchas empresas ya han decidido venirse a España precisamente por eso. Cuando hablamos de industrializar el país con centros de datos es como si hubiéramos construido fábricas de mascarillas un año antes de que llegase la pandemia.
P. ¿Cree que España debería apostar más por este sector?
R. Sin lugar a dudas. La pandemia nos puso frente al espejo, vimos nuestras carencias y nos hemos ido industrializando. A los políticos se les llena la boca hablando de reindustrializar, pero no pensamos en cómo podemos hacerlo. Ahora tenemos una oportunidad, porque España está despertando muchísimo interés. Estamos en el punto de mira como país europeo, destacamos por nuestra energía renovable y tenemos una red de fibra muy superior a cualquier país de la zona. Geográficamente, estamos en el ombligo del mundo, justo entre África, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. O sea, que tenemos una red bastante potente, estamos geográficamente en el centro y tenemos el mejor tipo de energía, que es la energía renovable. Por tanto, somos el país perfecto para alojar la infraestructura más necesaria para el mundo que nos viene, que es el mundo digital. No puedes hablar de nuevas tecnologías ni de inteligencia artificial si no entiendes que eso se aloja en un sitio: los centros de datos. Decir que vas a apostar por la inteligencia artificial y no por los centros de datos, es como decir que apuestas por los coches pero no por las carreteras.
"Somos el país perfecto para alojar la infraestructura más necesaria para el mundo que viene, que es el digital"
P. ¿Es una buena oportunidad para la España vaciada?
R. Es una buena oportunidad para todo el mundo. Hay centros de datos que se tienen que concentrar alrededor de las urbes para dar conectividad a los ciudadanos. Pero hay otros centros de datos que se están asentando en zonas de la España vaciada. En este país hay mucha energía renovable que se desaprovecha, no se utiliza porque no se puede almacenar. Por eso, cuando vas por la carretera, se ven muchos molinos de viento parados. Los paran porque España produce más energía de la que consumimos. No es un problema de energía, es un problema de acceso a energía. Tenemos una buena red de fibra, de carreteras, de ferrocarril y nos falta una red de transporte de energía a la altura del resto de infraestructuras.
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P. ¿Y en España qué comunidad está siendo puntera en este sector?
R. Una de ellas es Madrid, que alberga el 54% de los centros de datos de nuestro país. Un logro que ha sido posible gracias a personas como Ignacio Azorín, director de Estrategia Digital de la CAM. Por otra parte, nadie esperaría encontrar en este ranking a una región como Aragón, pero así es. En los despachos de Silicon Valley se ha escuchado la palabra Aragón. El gobierno aragonés ha desarrollado un plan para traer esta infraestructura a su territorio y a su vez toda la industria que tracciona con ella. Y que conlleva empleo cualificado y es una apuesta a largo plazo. También hay que señalar a Cataluña, que ha aprobado una propuesta muy interesante que se parece a los proyectos de Aragón. En Cataluña se encuentra el 14% de los data centers.
P. ¿Qué falta en nuestro país para que se convierta en atractivo para este sector?
R. Lo primero que hace falta es cultura general. Suena fatal, pero creo que la usabilidad de Internet le ha quitado protagonismo al conocimiento sobre cómo funciona. Desde que uno se levanta, la utilización de centros de datos es constante. Habría que poner un contador; estaría por encima del centenar de veces diarias y no se conoce. Tiene que haber un reconocimiento social primero, y después llega el reconocimiento político.
"En los despachos de Silicon Valley se ha escuchado la palabra Aragón"
P. ¿Cómo afronta el sector la guerra arancelaria iniciada por Donald Trump?
R. Somos una herramienta básica en el mundo. La situación geopolítica actual aconseja que los países sean autónomos, autosuficientes y que se protejan. Puedes tener armas y una industria alimentaria para defenderte y alimentarte, pero si quieres proteger tu comercio y tu vida digital necesitas que haya centros de datos en España.
P. ¿Y qué opina de la polémica sobre el gasto en agua que supone refrigerar estos centros?
R. El problema que tenemos siempre es la aproximación cuñada. A los españoles nos encanta quejarnos de lo mal que hacemos las cosas y no reconocemos cuando lo hacemos bien. Es verdad que estos centros consumen agua, pero es que España llega tarde al sector, y muchas veces llegar tarde tiene sus desventajas, pero otras veces tiene sus ventajas. La mayor parte de los centros de datos en España están levantados tras toda la normativa europea que obligaba al consumo de energía renovable. Así que la mayor parte de los centros de datos en España son nativos-sostenibles. A esto se le suma que tenemos excedente de energía renovable, ya que no se puede almacenar. Los molinos de viento están parados. Por otra parte, la mayor parte de los centros de datos se hacen con circuito cerrado, por lo que el agua se reutiliza.
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P. Pronto se cumplen dos años desde que dejaste la política. ¿Cómo ha sido la transición hacia el sector privado en este tiempo?
R. Para mí ha sido una vuelta al sector privado. Siempre he estado en él y solo he estado ocho años en política. Me gustaría que fuese así para todos los políticos. Creo que todo político en España debería presentar una vida laboral antes de generar políticas para la gente que tiene vida laboral. Y me gustaría que todo el paso por la política también fuese transitorio, porque la política al final acaba desarrollando unas dinámicas que hace que pierdas naturalidad. Tengo un buen sabor de boca de mi paso por la política. Tuve la suerte de gobernar Madrid, que es uno de los mayores honores que se puede llegar a tener, sobre todo para una madrileña. Tuve la suerte de poder hacer cosas de las que me siento muy orgullosa. Me fui reconciliándome con la política, con mis compañeros... un poco menos con la sociedad, a la que le pido que vuelva a creer en el centro, porque encuentro que la polarización cotiza mucho, demasiado. Un país roto y dividido al final es mucho más vulnerable. Y España no se puede permitir ser débil en los tiempos que corren.
P. ¿Qué ocurre si pasas demasiado tiempo en política?
R. Creo que terminas deshumanizando al contrario. Te importa un bledo su sufrimiento y no eres capaz de ver si tiene razón en algo. Lo explica muy bien un politólogo que se llama Ezra Klein en un libro que se titula Por qué estamos polarizados. Cada uno lee sus medios y no sabe lo que está pasando en la otra parte de España y claro, hay situaciones de confrontación. Las cenas familiares empiezan a ser la Cataluña del 2017. Lo que está ocurriendo en Alemania, que los dos grandes partidos se unan en un momento como el que vivimos, no lo veo ocurriendo en España. Ha desaparecido el partido de centro, lo cual ha fortalecido a los extremos.
"Lo que está ocurriendo en Alemania, que los dos grandes partidos se unan en un momento como el que vivimos, no lo veo ocurriendo en España"
P. ¿España sigue necesitando un partido de centro?
R. Yo no estaría con ellos, pero desde luego que sí. Creo que los dos grandes partidos, cuando compiten con el centro, se moderan. Cuando compiten con sus extremos, se extremizan. Eso es un hecho. El centro siempre hace que haya interlocución entre los polos. En mi discurso de despedida en el pleno del Ayuntamiento de Madrid dije que había un tipo de Vox que le caía bien a casi toda la gente, aunque fuesen de izquierdas. El problema es que puntúa demasiado ser borrico, ser bestia... esto lo denominó la política de 'sujétame el cubata', que es la política de nuestro tiempo. Si no juegas al juego de 'sujétame el cubata' no hay sitio para ti en la palestra política. El político de hoy en día funciona con incentivos muy perversos. Y no es culpa de los políticos, es culpa de la sociedad que compra eso. Y es consecuencia de la política reality en la que estamos viviendo.
P. ¿Hemos normalizado la corrupción?
R. No creo. Aquí pasa como con el doble toque en el penalti del Atleti al Real Madrid. Media España lo ve y la otra media no. Somos una sociedad que estamos deseando indignarnos y tener razón. No es que se haya normalizado la corrupción, es que se ha convertido en una herramienta con la que darnos la razón.
P. La política de cerca, ¿es mejor o peor de lo que parece?
R. La mayor parte de la gente en política está por compromiso. Pero es verdad que se ven muchas trampas y que los límites son más difusos, sobre todo cuando no los buenos valores no cotizan demasiado.
Paco Martínez Soria decía que la ciudad no era para él. Si este maño ilustre hubiera llegado a saber que el nombre de "Aragón suena en Silicon Valley" por su actividad pionera en centros de datos, sus películas de comedia hubieran dado para otros argumentos. Los centros de datos son el presente y el futuro, una infraestructura de Estado cuya apuesta defiende Begoña Villacís, exvicealcaldesa de Madrid y hoy directora ejecutiva de la Asociación Española de Centros de Datos (Spain DC). Ha salido de la política, pero lo suyo son los enredos, en este caso digitales.