"Saca el Satisfyer": investigan a un comisario por abusar de su auxiliar en la embajada de la India
El juez Francisco de Jorge cita como imputado a un mando de la Policía Nacional acusado de acosar y agredir a su ayudante en la Consejería de Interior de la legación diplomática, situada en Nueva Delhi
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El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge acaba de abrir una investigación contra un comisario de la Policía Nacional acusado de acosar y abusar de una subordinada en la embajada española en la India. El titular del Juzgado Central de Instrucción 1 considera que hay indicios suficientes contra este mando policial, que fue denunciado por su ayudante, y le atribuye delitos de acoso, lesiones, amenazas, agresión sexual e invasión de su intimidad. El magistrado cuenta con copias de distintas conversaciones y grabaciones aportadas por la presunta víctima en las que describe con detalle el comportamiento de su jefe durante el desarrollo de su trabajo en la Consejería de Interior de la legación diplomática, situada en Nueva Delhi.
Según la documentación a la que ha tenido acceso El Confidencial, los hechos narrados en la querella que ha dado pie a las diligencias previas arrancaron desde la misma incorporación de la afectada a su puesto, donde compartía tareas a solas con el responsable sin que en la oficina en la que ambos trabajaban hubiera otro personal. La agente, subinspectora de la Policía, describe un ambiente irrespirable salpicado de alusiones de tipo sexual. "Saca el Satisfyer", le lanzó, por ejemplo, en varias ocasiones. También detalla intentos de aislamiento, revisión de su vida privada y un beso no consentido cuando se encontraba desmayada, entre otros episodios.
El relato de la querella, que presenta un equipo de abogados del bufete Frago y Suárez, explica que el comisario Emilio de la Calle aprovechó el ambiente íntimo de la embajada, que le generaba una sensación de impunidad, y su posición jerárquica de superioridad para desplegar su conducta. Todo comenzó con situaciones que fueron evidenciando un control sistemático sobre la vida privada de su ayudante. Insistió en que contratara para el servicio doméstico a la misma empleada india que trabajaba en su casa y, a través de ella, fue enterándose de cada movimiento de la agente. Cuándo salía y entraba, donde iba y con quién y hasta los detalles más mínimos de sus movimientos e incluso de su estado físico personal.
Una escena en una fiesta
Según el escrito, reiteraba a la auxiliar que debía informarle de absolutamente todo, "casi incluso de su ciclo menstrual". "Te va a pasar factura muy mala como sigas por ese camino. Aquí me tienes que informar... No te digo. Que, si tienes la regla, pero casi", reproduce la querella. Además, fiscalizaba con quién podía verse y le prohibía tener contacto con numerosas personas a las que, sin base alguna, consideraba "peligrosas". El marcaje llegó a tal punto que llamó la atención de personal diplomático de otras embajadas extranjeras, después de que le montara una escena en una fiesta y ante testigos.
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Lo sucedido se produjo antes de las pasadas Navidades. Ambos fueron invitados a una fiesta en la Embajada de Hungría. Mientras se desarrollaba un discurso en hindi, un chico húngaro le preguntó a la agente por la comida española y ella le estaba respondiendo en voz muy baja cuando, repentinamente, su jefe le agarró del brazo "violentamente", la obligó a girar y la apartó de la persona con la que estaba hablando. "Acto seguido, como la tenía sujeta del brazo, la empujó y la dirigió a una zona de la sala apartada para abroncarla. Posteriormente, la hizo salir de la sala para poder seguir reprendiéndole sin que le escuchase nadie", indica la documentación.
Tan llamativa fue esta escena, que el cónsul en la Embajada de Hungría le envió un correo oficial en el que le decía que el comportamiento que observó fue "inaceptable". "Quise hablar con tu jefe, pero mi colega me contuvo. Con gran remordimiento escribo estas líneas, pues sigo pensando que debería haber intervenido", añadía, mientras le ofrecía su ayuda para lo que necesitara.
Marcaje permanente
La subinspectora también denuncia que De la Calle le efectuaba llamadas permanentes y le enviaba mensajes a todas horas, fuera del horario laboral y sin ninguna relación con el trabajo. Incluso durante sus vacaciones y de madrugada. Acostumbraba a pasar frente a su casa, aunque no le pillaba de camino y le hacía comentarios para que le quedara claro que la observaba. "Cierra la ventana que van a entrar los monos", le dijo en una ocasión.
Acostumbraba a pasar frente a su casa, aunque no le pillaba de camino y le hacía comentarios para que le quedara claro que la observaba
Todo esto venía salpicado con insultos, vejaciones y hasta "collejas". Gritos como "¿quién cojones te crees que eres?" o amenazas del tipo "que te doy una hostia que te vuelvo loquita, eh. Escúchame, que te doy una hostia, que estás otra vez haciendo gilipolleces. No me toques los cojones". "Te dejo, o sea, como un trozo de carne. Te reviento. O sea, no quiero. Te he cuidado, pero no me vuelvas a tocar más los cojones. Porque no creo que seas imbécil. Y a veces me da la impresión de que lo eres. Porque si haces estas cosas después de las veces que te lo digo, es que eres retrasada mental. Si no, no lo entiendo. O sea, si yo te lo digo y tú sigues haciéndolo, sufres un retraso mental", fue otra de las cosas que le espetó y que constan como grabaciones aportadas por la denunciante.
En otro punto de la denuncia, que firman los abogados Juan Antonio Frago, Verónica Suárez, Álvaro Bernad y Napoleón Cánovas, se reproduce una charla entre ambos en la que el comisario le dice: "¿qué hago? ¿te pego? ¿te doy una hostia? Sí, a ver si con un ojo morado…". La ayudante le contestó que ya le había dado antes un golpe. "Te he dado una colleja, porque no me… Sí, te he dado una colleja y te la volveré a dar". Se añadía la amenaza constante de "hundirle" la carrera y evitar que ascendiera a inspectora.
En la querella se incluye una denuncia por agresión vinculada con un episodio sucedido este febrero. Por el estrés acumulado, la subinspectora sufrió un desmayo. Su jefe la acompañó a su casa, para esperar a que llegase el médico. Como seguía con náuseas e inestable, se tumbó en el sofá con los ojos cerrados. "Rebasando todo límite, Emilio se le acercó y, mientras le acariciaba la mejilla, le dio un beso en la comisura de los labios que ella no consintió", describe. La escena quedó registrada por las cámaras de la vivienda.
En un auto, el juez De Jorge (que instruyó el caso Rubiales) ha fijado la declaración como imputado del comisario para el próximo 21 de abril y el de la denunciante unos días más tarde. Requiere, además, al secretario general de la Subdirección General de Recursos Humanos y Formación de la Dirección General de la Policía que le certifique si se ha acordado la suspensión de funciones del querellado, y en su caso, se remita copia certificada del expediente administrativo.
El juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge acaba de abrir una investigación contra un comisario de la Policía Nacional acusado de acosar y abusar de una subordinada en la embajada española en la India. El titular del Juzgado Central de Instrucción 1 considera que hay indicios suficientes contra este mando policial, que fue denunciado por su ayudante, y le atribuye delitos de acoso, lesiones, amenazas, agresión sexual e invasión de su intimidad. El magistrado cuenta con copias de distintas conversaciones y grabaciones aportadas por la presunta víctima en las que describe con detalle el comportamiento de su jefe durante el desarrollo de su trabajo en la Consejería de Interior de la legación diplomática, situada en Nueva Delhi.