Guerra a los narcopisos en Vallecas: medio centenar de puntos de venta y cultivo en domicilios
Las mafias pagan grandes cantidades de dinero a vecinos por cuidar o dejar vender en sus casas, muchas veces con fraude al suministro eléctrico. La colaboración ciudadana es clave
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Agentes de la Comisaría de Puente de Vallecas enfilaron las escaleras de un bloque de pisos ubicado en la calle Cleopatra. Llevaban una orden judicial en la mano y la certeza de que en el 1ºA encontrarían una plantación de marihuana cuyo olor llegaba hasta el portal. En concreto, había 50 plantas en las habitaciones y una mujer que no pudo más que reconocer los hechos. La primera pista a los agentes, esta vez, vino de la empresa eléctrica, que detectó un consumo exagerado de energía en el edificio. Operaciones como esta, celebrada el 14 de febrero, se han repetido varias veces en lo que va de año en el distrito madrileño. La Policía ha hecho un censo de narcopisos y ha detectado más de medio centenar.
Las fuentes policiales consultadas por El Confidencial dan cuenta de una proliferación de puntos de venta en uno de los distritos más poblados de Madrid. A la venta, se suma también el almacenamiento y el cultivo clandestino de plantas. No es extraño que los agentes se encuentren siempre con dos características al llegar a un narcopiso: persianas bajadas para que no se aprecie nada desde el exterior y un aparatoso cableado en el contador de la luz que ya da cuenta de que alguien ha hecho un enganche ilegal.
Olores, rutinas, visitas constantes de desconocidos hacen que muchas veces las alertas lleguen por parte de los propios vecinos que no quieren tener un foco de venta en la puerta de al lado. Otras veces, como en el caso del piso de la calle Cleopatra, son las operadoras eléctricas. También la Policía Municipal colabora con la Policía Nacional en la lucha contra esta actividad del narcotráfico a pequeña escala que preocupa a las autoridades porque lo que hay detrás de este negocio son mafias.
Los grupos organizados pagan a vecinos por almacenar en sus casas la droga o las instalaciones necesarias para el cultivo: alumbrado, ventilación, sistemas de extracción de olores y gases, evaporadoras de aire acondicionado que funcionan a pleno rendimiento las 24 horas del día… Los propietarios de los pisos son por lo general de nacionalidad española, pero el origen de las mafias con más diversas.
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Uno de los requisitos para poder desarticular un narcopiso es contar con el visto bueno de los juzgados y no siempre hay indicios suficientes indicios para lograr una orden de entrada y registro. Por eso, a las primeras informaciones que llegan a los agentes les sigue un trabajo de investigación que pasa principalmente por establecer vigilancias discretas durante días sobre el punto señalado.
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De ese modo, los agentes logran identificar a los residentes en la vivienda, documentar las visitas constantes de desconocidos y otros comportamientos propios de la actividad en un narcopiso. También las entradas y salidas de personas con efectos propios para el cultivo como abonos, estimulantes para la floración y aportes de fósforo y potasio para plantas.
La única medida eficaz para desarticular un narcopiso es la entrada y registro y actuar con rapidez, según indican las fuentes consultadas. Apelan a que estas mafias adoptan medidas de seguridad para detectar vigilancias de las fuerzas de seguridad, que cuando son descubiertos corren a deshacerse del mayor número de pruebas y que estos puntos de venta, consumo o cultivo suelen estar en zonas conflictivas con el riesgo que eso puede entrañar para los agentes.
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Otro punto clave para lograr el apoyo del Juzgado es el citado consumo eléctrico, para lo que las empresas suministradoras son un aliado en esta lucha. Un informe de la compañía eléctrica resulta muchas veces determinante porque suelen ofrecer datos inequívocos. Los empleados de estas empresas colaboran con la investigación previa a las detenciones El piso en la calle Cleopatra, por ejemplo, arrojaba un consumo de electricidad diez veces por encima de lo habitual en ese mismo bloque antes de la instalación del narcopiso.
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Lo que se hace con las cantidades de droga incautadas quedan inicialmente bajo custodia de la Policía, pero luego se remite a la Dirección General de Farmacia para su análisis y posterior estudio. Las cantidades y el nivel de pureza es directamente proporcional la responsabilidad penal que afrontan los investigados a los que se les incauta la droga. Otra derivada es el fraude a la empresa eléctrica.
Al cargo de uno de los narcopisos desarticulados en este último trimestre había un joven de 28 años que se enfrenta a un presunto delito contra la salud pública y otro de defraudación de vertido eléctrico. Por el primer delito se enfrenta a una pena de hasta tres años de cárcel, lo que implica el ingreso en prisión en virtud del el artículo 368 del Código Penal. Castiga a quienes "ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas o las posean con aquellos fines". En casos más graves, la condena puede llegar hasta los seis años de prisión.
Agentes de la Comisaría de Puente de Vallecas enfilaron las escaleras de un bloque de pisos ubicado en la calle Cleopatra. Llevaban una orden judicial en la mano y la certeza de que en el 1ºA encontrarían una plantación de marihuana cuyo olor llegaba hasta el portal. En concreto, había 50 plantas en las habitaciones y una mujer que no pudo más que reconocer los hechos. La primera pista a los agentes, esta vez, vino de la empresa eléctrica, que detectó un consumo exagerado de energía en el edificio. Operaciones como esta, celebrada el 14 de febrero, se han repetido varias veces en lo que va de año en el distrito madrileño. La Policía ha hecho un censo de narcopisos y ha detectado más de medio centenar.