En caso de guerra... ¿Dónde están ubicados los búnkeres públicos antinucleares en España?
Los búnkeres han sido utilizados desde hace siglos como refugio ante conflictos bélicos y amenazas externas
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España apenas cuenta con cuatro búnkeres públicos plenamente operativos frente a una amenaza nuclear, a pesar del creciente temor europeo ante una posible guerra a gran escala. Mientras Bruselas prepara una estrategia de autoprotección civil que insta a los ciudadanos a tener kits de supervivencia listos, el debate sobre la capacidad de nuestro país para hacer frente a un conflicto de alta intensidad se vuelve inevitable.
La mayoría de las infraestructuras de protección en territorio español son refugios antiguos construidos durante la Guerra Civil, sin capacidad real para resistir un ataque atómico. Ejemplos de ello son los búnkeres del Carmel y Santa Susana en Barcelona, Cap Negret en Altea, o Los Muertos en Cabo de Gata.
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Solo un pequeño grupo de instalaciones, como el búnker de la Moncloa o el de la base de Torrejón de Ardoz, estarían preparadas para escenarios de guerra nuclear o química. El primero cuenta con más de 7.000 metros cuadrados distribuidos en tres niveles subterráneos. En España, solo contamos con cuatro búnkeres de estas características:
- Palacio de La Moncloa (Madrid): más de 7.000 metros cuadrados y tres niveles de profundidad.
- Base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid): refugio subterráneo de 10.000 metros cuadrados con capacidad para 600 personas.
- Hotel Ébora (Talavera de la Reina, Toledo): uno de los refugios privados más grandes del país.
- Parque de El Capricho (Madrid): construido durante la Guerra Civil, adaptado con defensa ante explosión nuclear.
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Búnkeres públicos y privados: una gran diferencia
Según empresas especializadas, la demanda de refugios privados se dispara en épocas de tensión geopolítica. Estas construcciones, con un coste que puede superar los 130.000 euros, permiten sobrevivir bajo tierra entre tres meses y un año, siempre que estén bien equipadas con agua potable, alimentos, electricidad y sistemas de filtrado de aire. A pesar de ello, su disponibilidad está restringida a quienes pueden permitirse dicha inversión.
En contraste con países como Finlandia, que dispone de más de 50 búnkeres públicos en su capital y cientos de sótanos habilitados en viviendas, España se sitúa en una posición muy alejada respecto a los estándares de preparación civil. Ni la ciudadanía parece estar concienciada ni las infraestructuras reflejan una estrategia preventiva clara ante el posible impacto de una guerra. Los búnkeres que hemos heredado de la Guerra Civil se reparten por todo el territorio español, y algunos no están en sus mejores condiciones:
- Búnker del Carmel (Barcelona)
- Búnker de Santa Susana (Barcelona)
- Búnker de Cap Negret (Altea, Alicante)
- Búnker de Los Muertos (Cabo de Gata, Almería)
- Búnker de Villa del Río (Córdoba)
- Búnker de Santa Úrsula (Tenerife)
- Blockhaus 13 (Colmenar del Arroyo, Madrid): edificado en 1938 como trinchera fortificada.
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Preparación institucional ante riesgo bélico
El Gobierno ha anunciado la elaboración de un plan nacional de protección civil específico para situaciones de conflicto armado, aunque aún no se conocen los detalles sobre su aplicación o si incluirá la habilitación de nuevos refugios antinucleares. Mientras tanto, los únicos espacios con capacidad comprobada para proteger a la población en caso de emergencia siguen siendo escasos, privados y, en la mayoría de los casos, inaccesibles para la ciudadanía en general.
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