El distanciamiento del PSOE da cancha a Sumar tras meses desdibujados en el Gobierno
Los de Yolanda Díaz ganan presencia política con las desavenencias sobre la tributación del SMI, el gasto militar y la reducción de la jornada laboral. A nivel interno también hay más entendimiento, pese a la salida de Duval
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Con el rodaje de más de un año de legislatura y el sinsabor de un cúmulo de derrotas electorales, Sumar comienza de definir su papel como socio minoritario del Gobierno de coalición. En este tiempo, ha pasado de estar demasiado cerca del PSOE a querer situarse más lejos. La presión de los partidos que conforman la plataforma para que Yolanda Díaz no fuera tan "blanda" con Pedro Sánchez, el propio interés de la vicepresidenta en recuperar su proyección como ministra de Trabajo y el rearme de Europa han colocado a Sumar en un "buen momento".
Su distanciamiento con los socialistas en asuntos como la tributación del Salario Mínimo Interprofesional, el impulso a la reducción de la jornada laboral y su oposición al incremento del gasto militar y a la compra de armamento han dotado de identidad a una plataforma, que no ha avanzado lo suficiente para dejar de ser una amalgama de partidos. A sólo unas semanas de su asamblea y pendientes de que se conozca la propuesta de nueva dirección, Sumar coge algo de brillo.
Puede ser sólo un espejismo momentáneo. Más allá de un ligero repunte en el último CIS, no hay un reflejo en las encuestas. Pero incluso a nivel interno se apunta a "señales de recuperación". La relación de Díaz con los partidos de Sumar es "mejor", se atiende más a los requerimientos del espacio y se ha dejado atrás la crisis del grupo parlamentario que se abrió por el escándalo de la dimisión de Íñigo Errejón. "Hay un posicionamiento más coral", explican fuentes de Sumar.
El informe político de la coordinadora general de IU, aprobado el pasado 4 de marzo ya mostró un "moderado optimismo" sobre el funcionamiento interno. En la federación de izquierdas hace ya tiempo que vieron un giro en la dirección y creen que la gallega no emplea el dirigismo de sus primeros momentos y se ha impuesto una lógica de iguales entre las distintas fuerzas de la alianza. "Ha habido inflexión", reza el escrito defendido por Antonio Maíllo ante su cúpula, que también deja claro que IU tiene intención de "marcar posición política" e "influir en el rumbo del Ejecutivo".
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Las circunstancias, señalan en la organización, también les han ayudado. El "empecinamiento" de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de no subir esta vez el mínimo exento para que quienes perciben el SMI no paguen IRPF o los intentos del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, de retrasar la aprobación de la reducción de la jornada laboral creen que les ha proporcionado un "carril a la izquierda", que se ha agrandado con el gasto en defensa.
Dentro de la coalición existe cierto consenso sobre el realce de la marca y que estos tres temas les han ayudado a "recuperar perfil". También que su resistencia en el debate sobre el gasto en defensa ha servido para "anclar" a Sumar a una posición "más ventajosa respecto al PSOE". Pero consideran que este éxito no es tanto de Yolanda Díaz como de los partidos que conforman la plataforma.
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En IU sostienen que la vicepresidenta primera y ministra de Trabajo está "incómoda" en el debate sobre la defensa de la Unión Europea y no querrá sacar pecho. "Nos sentimos bien con la resolución sobre la escalada bélica y el rearme", explican fuentes de la federación de izquierdas.
Pero, pese a la satisfacción de IU, la falta de adaptación al nuevo orden internacional es una de las razones que explican la renuncia de Elizabeth Duval, que deja el cargo como secretaria de Comunicación de Sumar, con la petición de que haya una "izquierda del siglo XXI". Crítica con que se apoyara la salida de la OTAN, su marcha está también vinculada a las desavenencias con la responsable de Organización, Lara Hernández, otra de las personas de confianza de Díaz y a quien se sitúa como una de las posibles nuevas coordinadoras.
Sumar respetará las autorizaciones de crédito que realice el Consejo de Ministros, pero se siente libre para marcar un discurso propio en el Congreso. En este equilibrio, combativos en el grupo parlamentario e institucionales en el Gobierno, en los asuntos que no son de su competencia, parecen haber encontrado su sitio.
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Al PSOE no le ha quedado más remedio que asumirlo. El propio presidente restó importancia a las diferencias con Sumar este jueves en Bruselas sobre el gasto militar y destacó que es una posición "histórica" de ese espacio de la izquierda, que defienden "desde hace 40 años".
Con la postura de Díaz con el SMI o el empeño en sacar adelante la jornada de 37,5 horas cuando todavía no cuenta con votos suficientes en el Congreso, los socialistas no se muestran tan comprensivos. Estas semanas los ministros del PSOE no han parado de recordar que son partidos "distintos" y que hay que normalizar las diferencias. Pero lo cierto es que el Gobierno vetará en la Mesa del Congreso las tres iniciativas parlamentarias para eliminar la tributación del SMI y que en Sumar están dispuestos a aliarse con el PP para levantar el veto y votar con ellos para revertir la decisión de Montero. Una dinámica que no puede calificarse precisamente de normal.
A pesar de estos roces, la convivencia de PSOE y Sumar en el Ejecutivo es buena, en las antípodas de la tensión que existía la legislatura anterior con Unidas Podemos. Y, en cualquier caso, la estabilización de los de Yolanda Díaz gracias a estos tres asuntos no espanta el debate sobre el futuro de la izquierda. Los números de Sumar siguen siendo muy malos y la reflexión general del mundo progresista, los socialistas incluidos, es que hace falta una nueva marca y otro candidato para reflotar electoralmente este espacio y propiciar una fusión en una sola lista con Pablo Iglesias.
Con el rodaje de más de un año de legislatura y el sinsabor de un cúmulo de derrotas electorales, Sumar comienza de definir su papel como socio minoritario del Gobierno de coalición. En este tiempo, ha pasado de estar demasiado cerca del PSOE a querer situarse más lejos. La presión de los partidos que conforman la plataforma para que Yolanda Díaz no fuera tan "blanda" con Pedro Sánchez, el propio interés de la vicepresidenta en recuperar su proyección como ministra de Trabajo y el rearme de Europa han colocado a Sumar en un "buen momento".