La historia tras la eutanasia de Noelia: unas religiosas, un notario y una vida tutelada
Los padres carecen de recursos económicos y perdieron su custodia cuando tenía 13 años. Ella ingresó en un hospital al no tener "techo ni red social que la pudiesen amparar”
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Noelia, la joven de 24 años a la que un juzgado ha reconocido su derecho a la eutanasia, no tenía un techo bajo el que dormir. Sus padres perdieron su custodia cuando no había entrado en la adolescencia. Se quiso suicidar lanzándose desde un quinto piso y desde entonces vive en un hospital. Narra que dos mujeres de una comunidad religiosa se colaron en su habitación y se aprovecharon de que estaba muy cansada para hacerle firmar un texto en el que mostraba dudas sobre su deseo de morir. Al enterarse, el hospital llamó a un notario para anular ese papel. Estos son algunos de los detalles que aflora la sentencia del caso conocida este lunes.
La situación de esta joven es especialmente compleja porque es su padre el que presentó un recurso judicial en verano, apenas un día antes de la fecha en la que estaba prevista la eutanasia. El progenitor alega que su hija padece trastornos mentales con tendencias suicidas y lo que necesita es ayuda psicológica, no ayuda para morir. Noelia está en silla de ruedas, pero su padre defiende que sus lesiones no representan para ella dolores insufribles, por lo que no entra en los supuestos previstos por la ley de eutanasia. Sin embargo, la sentencia le ha dado la razón a su hija y a los técnicos de la Generalitat de Cataluña, que dieron el visto bueno a la muerte asistida.
Una de las cuestiones que se dirimen en este proceso que se ha seguido en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 12 de Barcelona es si el padre de la joven tiene o no legitimidad legal para oponerse a los deseos de su hija. Y lo que dice la jueza es que no. Recuerda que el Tribunal Constitucional ha reconocido el derecho de los padres a tomar decisiones por sus hijos, pero en los casos de menores de edad y de incapacidad. A juicio de la magistrada, Irene Urbón, este no es el caso de Noelia. Muchos de los datos de la resolución judicial habían permanecido secretos hasta ahora al tratarse de informes médicos.
La jueza hace referencia a un informe psicológico aportado al caso del 25 de abril del año pasado. “Consta que en la infancia les fue retirada la custodia de los padres”, dice. Se refiere a Noelia y a sus hermanas. Fuentes conocedoras de la situación precisan a El Confidencial que los padres perdieron su casa cuando las hijas eran preadolescentes y entraron a depender de un centro tutelado. En ese momento Noelia tenía solo 13 años.
Situación familiar precaria
Ni el padre ni la madre tienen recursos económicos. El padre reside en una habitación en un piso compartido y la madre vive gracias a un alquiler social, por lo que no pueden mantenerla. Noelia tenía una incapacidad del 67% por su enfermedad mental. Tras el intento de suicidio que le dejó parapléjica y en silla de ruedas, la incapacidad ascendió al 74%. Pero la pensión que recibe por ello tampoco le permite tener una vida autosuficiente en su estado.
La relación con el padre ha sido otra de las cuestiones que se han abordado en este procedimiento. Hay testigos que afirman que el progenitor la visita “frecuentemente” en el hospital. Noelia admite que el trato es fluido, “pero también ha reconocido que la relación no es buena”. Otras fuentes afirman a este periódico que fue el padre quien la llevó a declarar al juzgado el pasado 4 de marzo, una vista que ha resultado crucial y en la que Noelia reiteró su deseo de recibir la eutanasia. A la jueza le dijo que todos sus días son “horribles y dolorosos”. Añaden estas fuentes que las relaciones sociales de ellas se limitan básicamente a su entorno familiar.
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Con todos estos elementos, la jueza concluye que “de la prueba practicada no se desprende, por tanto, la existencia de una relación familiar suficientemente estrecha que permitiera fundamentar la legitimación en el derecho a la vida familiar”. “Si bien no se duda del enorme afecto que el actor pueda sentir hacia su hija, este sentimiento no constituye razón suficiente para justificar su legitimación”, concluye.
La propia jueza admite que se trata de una cuestión que suscita "serias dudas jurídicas, y que podría ser valorada de otro modo por órganos judiciales superiores". La sentencia no es firme y contra ella cabe la posibilidad de recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Fuentes de este órgano confirman a este periódico que no se podrá aplicar la eutanasia hasta que no se agote el proceso judicial. En caso de que se prolongue la vía de recurso hasta el Tribunal Supremo, la espera podría dilatarse más de un año atendiendo a los plazos judiciales habituales.
El otro gran punto de debate en este caso es si los problemas mentales de Noelia la inhabilitan para tomar una decisión como la de recibir la eutanasia. Y la jueza sostiene que está capacitada y es conocedora de lo que hace. En este punto, describe un episodio hasta ahora desconocido sobre una de las pruebas del caso que servía para acreditar los constantes cambios de opinión. Se trata de un manuscrito firmado por Noelia días antes de la fecha en la que iba a recibir la eutanasia y en el que pide un tiempo para pensarlo mejor.
La visita de las dos religiosas
El Confidencial tuvo acceso a ese manuscrito: "Señor director del Hospital Residencia Sant Camil de Sant Pere de Ribes, señor médico responsable del procedimiento de la Prestación de Ayuda a Morir (PRAM). Por medio de la presente hago constar que estando señalada para el 2 de agosto la realización de la eutanasia y hallándome en un estado de confusión, solicito al objeto de poder madurar mejor mi decisión un aplazamiento de 6 meses para la realización de dicha prestación".
Esta reflexión la registró ante el notario Luis Miguel Motos Aragón en la misma localidad barcelonesa en otro documento al que también tuvo acceso este periódico. Lo hizo a través de un folio en blanco sobre el que escribió a mano con un bolígrafo de color azul. Según informó este periódico también, después de escribir esas palabras, la joven volvió a reiterar su deseo de morir y por ello el proceso seguía en marcha.
Lo que se ha conocido ahora es la explicación que Noelia da en esa carta. Según cuenta, hay dos chicas de “una comunidad religiosa” a las que conoce que “a menudo se colaban en su habitación sin avisar”. Ellas fueron las que recabaron de ella ese escrito un día que no había dormido nada. Dice que se aprovecharon de su situación para escribir eso “al dictado”. Afirma que no sabía ni lo que escribía y que solo quería que se fuesen para seguir durmiendo.
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Al enterarse de este manuscrito, la psicóloga y la directora del hospital fueron a preguntar a Noelia, pero ella les reiteró que quería seguir adelante con su eutanasia. “La directora, efectivamente, tenía constancia de que había personas que entraban en su habitación y molestaban a Noelia”, dice la sentencia. Lo que hizo el hospital fue llamar a otro notario para que Noelia confirmase su deseo de morir. Con todos estos elementos, la jueza ha rechazado valorar como prueba la carta manuscrita: “Consta acreditado que Noelia no era consciente de lo que estaba escribiendo, al dictado de otras personas, dado su estado de somnolencia”.
El papel de la dupla ante las "dudas"
El padre ha estado en este procedimiento representado por la asociación Abogados Cristianos, que ya ha manifestado su deseo de recurrir. Ponen el foco en la actuación de la jurista y la médica. Son la dupla que debe tomar la decisión de conceder o denegar la eutanasia en todos los casos. En caso de que no haya acuerdo entre ellos, la cuestión se eleva a un pleno integrado por 19 especialistas. En el caso de Noelia, la dupla acordó no ponerse de acuerdo precisamente para que el caso se elevara al pleno. Según admitieron ambos profesionales en el Juzgado, entendieron que la complejidad de este supuesto merecía su elevación al Pleno.
Abogados Cristianos creen que esto merece la nulidad del procedimiento porque se ha viciado una parte clave del procedimiento. Sostienen que ambos profesionales deberían haber emitido sus conclusiones en lugar de inhibirse de entrada en el órgano superior porque de ese modo le han hurtado una parte del proceso. En sus alegaciones, la asociación que defiende los intereses del padre plantea incluso la posibilidad de emprender acciones legales contra ambos profesionales.
Pero la sentencia también avala la actuación de la dupla: “Esta actuación en absoluto vicia de nulidad el procedimiento, pues otorga a la decisión mayores garantías, dado que la decisión pasa a ser tomada por todos los miembros de la Comisión, que eran 19, habiéndose adoptado por unanimidad”. Se refiere a ese comité autonómico que evalúa la aplicación de la eutanasia en caso de empate en la dupla.
La sentencia concluye con una frase que da cuenta de que el caso de Noelia no es un caso más desde que en 2021 se aprobó la ley de eutanasia: “En el informe de la jurista se hace constar que la jurista considera que el caso genera dudas, lo que concuerda con el carácter complejo del caso que, según han manifestado en juicio, les llevó a elevar la decisión”.
Noelia, la joven de 24 años a la que un juzgado ha reconocido su derecho a la eutanasia, no tenía un techo bajo el que dormir. Sus padres perdieron su custodia cuando no había entrado en la adolescencia. Se quiso suicidar lanzándose desde un quinto piso y desde entonces vive en un hospital. Narra que dos mujeres de una comunidad religiosa se colaron en su habitación y se aprovecharon de que estaba muy cansada para hacerle firmar un texto en el que mostraba dudas sobre su deseo de morir. Al enterarse, el hospital llamó a un notario para anular ese papel. Estos son algunos de los detalles que aflora la sentencia del caso conocida este lunes.