Génova encarrila los pactos con Vox en Aragón y Murcia, pero avisa a Mazón: "Su situación no cambia"
La dirección del PP asegura que monitorizó las negociaciones entre Bambú y el PPCV, y espera un 'efecto dominó' en sus CCAA tras asumir las condiciones de Abascal. En la cúpula advierten que el pacto no blinda políticamente al 'president'
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El péndulo entre PP y Vox vuelve a oscilar. Alberto Núñez Feijóo consuma un nuevo acercamiento a Santiago Abascal. La potencial ganancia es desbloquear la negociación presupuestaria que asfixia desde hace meses a los presidentes autonómicos que dependen de Vox. Pero la operación también tiene riesgos. El primero, asumir como propios los postulados a los que el partido ultraconservador ha fiado cualquier negociación con el PP, y que hace meses eran vistos en Génova como un "chantaje". Y el segundo y no menos importante, el balón de oxígeno que parece lograr Carlos Mazón como precursor del acuerdo pese al fuerte cuestionamiento interno.
El presidente de la Generalitat anunció este lunes un pacto con Vox para aprobar los presupuestos autonómicos de la "reconstrucción". Las negociaciones llevaban abiertas desde hace meses. Abascal fijó como condición que tanto Mazón como el resto de líderes autonómicos del PP se rebelaran contra las políticas del Pacto Verde Europeo y se comprometiesen por escrito a no acoger a más inmigrantes en sus regiones. Durante semanas, nada se movió. Génova no quería dar su brazo a torcer. Pero el estancamiento de las cuentas de seis de sus comunidades autónomas era una losa demasiado pesada para Feijóo que, precisamente, basa gran parte de su estrategia política en retratar la "debilidad" de Sánchez y su incapacidad de aprobar unos Presupuestos.
La dirección del PP no participó activamente en la confección del acuerdo presupuestario de Mazón. La relación entre Feijóo y Abascal sigue congelada. Aunque hay un tenue hilo de comunicación entre las dos cúpulas, los líderes no intercambiaron mensaje alguno sobre esta cuestión. Pero Génova sí estaba al tanto de las conversaciones entre el PPCV y Vox desde hace "al menos un mes". Según aseguran en su equipo, Feijóo bendijo "el espíritu" del acuerdo entre bambalinas y monitorizó la declaración que pronunció Carlos Mazón este lunes, una intervención que cuenta con el "respaldo total" de la dirección nacional.
El presidente de la Generalitat incluyó varias referencias en su discurso para contentar a Vox. Denunció en varias ocasiones el "dogmatismo climático" y llamó a acabar con la "aplicación extremista del Pacto Verde Europeo". También aseguró que cerrará las puertas de la Comunidad Valenciana a más inmigrantes irregulares derivados por el Gobierno, y que trabajará para devolver a los menores no acompañados que residen a la región "con sus familias". Fuentes de Génova aseguran que Vox intentó "implementar otros planteamientos inaceptables" en la intervención, a los que se negaron de forma taxativa.
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En el entorno del mandatario gallego inciden en que el acuerdo no implica en ningún caso "renunciar a nuestros principios". Lo cierto es que Feijóo, en línea con el posicionamiento de otros líderes conservadores europeos, ha endurecido su discurso en los últimos meses tanto en materia migratoria como con las políticas ambientalistas de Bruselas. No pide tumbar el Pacto Verde, pero sí flexibilizarlo. La Comunidad Valenciana sirve así de laboratorio de pruebas para un entendimiento que Génova pretende exportar al resto de sus comunidades, con la vista puesta especialmente en Aragón y Murcia.
"Si esto le vale a Vox, le vale al PP valenciano y le vale a Génova, ¿por qué no iba a servir también para Jorge (Azcón) o Fernando (López Miras)?", se preguntan en la dirección. Por primera vez, las fuentes consultadas en la cúpula del PP son optimistas sobre la posibilidad de trazar un acuerdo en las próximas semanas, al menos en los territorios donde las negociaciones estaban más avanzadas, y donde siempre ha existido una buena relación con Vox. En las dos comunidades niegan movimientos de calado en las últimas horas, pero sí vislumbran un "cambio de escenario" tras el acuerdo entre Mazón y Abascal.
Génova asume que el movimiento en la Comunidad Valenciana era un "win-win" para Vox. Sostener al presidente valenciano les permite seguir alimentándose electoralmente de su desgaste y, en paralelo, maniobran para vender el relato de que Feijóo se ha plegado, por fin, a sus condiciones. Pero en la dirección popular esperan también sacar tajada de la jugada por el 'efecto dominó' que puede desbloquear los presupuestos en sus comunidades "bajo los mismos parámetros" que en Comunidad Valenciana. No obstante, al margen de Aragón y Murcia, la situación es más compleja en las otras tres regiones en las que dependen de Vox por las enquistadas batallas intestinas entre las dos formaciones.
Pues qué alegría me das, Alberto.
— Santiago Abascal 🇪🇸 (@Santi_ABASCAL) March 17, 2025
Entiendo entonces que ahora renunciaréis al Pacto Verde y al Pacto Migratorio que habéis votado y defendido todo este tiempo. Y que a partir de ahora apoyaréis nuestras iniciativas en ese sentido, no solo en Valencia, también en las demás… pic.twitter.com/MLGUbML4wl
En Extremadura hay ciertos visos de esperanza. En los últimos días, el ejecutivo de María Guardiola ha limado asperezas con el partido ultraconservador y negocian un paquete de medidas fiscales. La situación es algo más enrevesada en Baleares, donde Marga Prohens llegó a juguetear con la idea de un adelanto electoral por las "condiciones imposibles" de Vox y el desmembramiento de su grupo parlamentario. "Veremos si el acuerdo con Mazón se hace extensible a otras comunidades. Nosotros tenemos la mano tendida siempre", apuntan, optimistas, desde el ejecutivo balear. Donde se da por "imposible" es en Castilla y León. Alfonso Fernandez Mañueco se cierra a explorar un acuerdo por la proximidad de las elecciones autonómicas, que tocan a principios del próximo año.
La advertencia de Génova a Mazón
El acuerdo presupuestario en la Comunidad Valenciana proporciona a Carlos Mazón un bálsamo con el que ganar tiempo en plena tormenta por su futuro político. El líder valenciano está decidido a resistir, y Génova se niega a apretar el botón rojo para apartarle de forma inmediata. Pero en la dirección nacional sí sugieren que la aprobación de las cuentas no será impedimento para pedirle que dé un paso al lado llegado el momento. El acuerdo con Vox no le blinda políticamente. "Los presupuestos no cambian su situación", afirman, al tiempo que trazan una línea divisoria entre lo "económico e institucional" y lo "orgánico".
En los últimos días, Feijóo ha puesto aún más distancia con su presidente autonómico. A estas alturas, ya no hay nadie en el partido que dude que terminará apartándole antes o después, y que el líder del PP sólo busca "el momento adecuado" y la salida correcta. La semana pasada, de hecho, el presidente popular dio un salto en la posición que ha esgrimido en los últimos meses y, por primera vez, ya no vinculó el futuro de Mazón a la "reconstrucción", sino a la evolución de la investigación judicial.
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El auto de la jueza de Catarroja, que deposita toda la responsabilidad de las inundaciones en la Generalitat, ha servido de punto de inflexión en Génova, que ya no tolerará más errores de Mazón. Feijóo no precipitará la crisis valenciana, salvo que la investigación avance y salpique directamente al president o haya nuevas revelaciones sobre su paradero en las horas críticas del 29 de octubre.
Por el momento, la hoja de ruta del líder valenciano es completar la tramitación de los presupuestos. Mazón prevé presentar las cuentas el jueves en las Cortes para iniciar su tramitación, que podría completarse en mayo si termina confirmándose el pacto. Aunque Génova apoya el preacuerdo, por el momento evitan entrar en el terreno resbaladizo de las 24 condiciones concretas que Vox ha dejado por escrito, y que implica recortes millonarios en subvenciones a ONG y partidas de diversa índole. "Hay que ver la letra pequeña. El texto puede someterse a modificaciones", se escudan.
El péndulo entre PP y Vox vuelve a oscilar. Alberto Núñez Feijóo consuma un nuevo acercamiento a Santiago Abascal. La potencial ganancia es desbloquear la negociación presupuestaria que asfixia desde hace meses a los presidentes autonómicos que dependen de Vox. Pero la operación también tiene riesgos. El primero, asumir como propios los postulados a los que el partido ultraconservador ha fiado cualquier negociación con el PP, y que hace meses eran vistos en Génova como un "chantaje". Y el segundo y no menos importante, el balón de oxígeno que parece lograr Carlos Mazón como precursor del acuerdo pese al fuerte cuestionamiento interno.