Vox no veta a Catalá como posible relevo de Mazón y niega contactos con el PP por esta crisis
Génova no ha tratado con Abascal una posible nueva investidura en la Comunidad Valenciana. En el PPCV alertan desde hace meses de un "deterioro del partido a todos los niveles" y afirman que el presidente "no se quiere ir"
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La megacrisis en la que está inmerso el PP valenciano, por la gestión de Carlos Mazón antes y después de la dana del 29 de octubre, ha entrado estos días en una fase distinta, condicionada por la evolución de la instrucción judicial. Por primera vez, Alberto Núñez Feijóo no ha ligado el futuro de Mazón a la reconstrucción de las zonas afectadas, sino al desarrollo de la investigación de la juez, que apunta a la responsabilidad de la Generalitat.
El horizonte judicial se dio desde el principio por descontado entre los populares valencianos. Por eso, internamente, enseguida se señaló la necesidad de que el jefe del Consell abandonara de manera voluntaria el cargo para facilitar que el desgaste político que sufre no contaminara a las siglas del partido. Hace meses que en el PPCV se mira a Génova a la espera de señales, sin alcanzar a entender la posición de Feijóo y su respaldo a Mazón.
La idea de aguardar a que pasara el tiempo, a que el foco se colocara en la recuperación y después dar paso a otro cartel electoral nunca se ha tomado en serio en la Comunidad Valenciana. Y la sustitución del presidente siempre se ha percibido como "necesaria" para no desangrarse electoralmente y que su debilidad no salpicara también al resultado de las generales. "En Génova no son conscientes de que lo se están jugando", explicaban fuentes del partido. En el PPCV han sido muy recurrentes estos meses las alusiones a la exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, por ser el recuerdo más próximo de alguien de peso, con control de la organización: "Con ella esto no pasaría", lamentan.
Desde Navidades, la falta de comprensión de los planes de la dirección nacional hizo que la atención se dirigiera a Vox, cuyos votos son fundamentales para la investidura de otro presidente de la Generalitat. El único relevo posible es la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. No solo porque el sustituto debe tener escaño en Les Corts sino porque políticamente no se vislumbra a otro candidato. "No hay nadie más", reconocen en el partido en la Comunidad Valenciana.
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En estos meses, para justificar el bloqueo de Génova, distintas fuentes del PPCV han esgrimido en privado que no se hacía nada porque Vox vetaba a Catalá y ponía pegas al recambio del dirigente valenciano. Sin embargo, desde Vox confirman que no ha existido interlocución con la dirección nacional del PP para hablar de Carlos Mazón. "Con Génova no tenemos ningún contacto", afirman en esta formación.
Las mismas fuentes califican de "absolutamente falso" sus supuestos reparos al nombre de María José Catalá. "Ni nos han preguntado", insisten. Sin la aquiescencia de Vox, es imposible abordar la elección de un nuevo jefe del Consell. Esta negociación sólo se puede realizar en Madrid y por ahora no se ha dado un solo paso, según corroboran también en el PP.
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Los incentivos del partido de Santiago Abascal para que el presidente valenciano permanezca en su puesto son obvios: todos los diputados que pierden los populares (por encima de la decena y subiendo) pasan directamente a la formación de extrema derecha. Y la coyuntura general tampoco contribuye al entendimiento. Como contó este diario, a partir del fiasco de las elecciones del 23-J, Feijóo y Abascal abrieron un canal permanente de diálogo reservado a través de sus fundaciones para ganar "confianza" mutua para el futuro. Pero Vox ha puesto fin a esta comunicación discreta porque creen que el PP ha instigado una campaña de ataques contra Abascal.
La realidad es que el PP ha mantenido conversaciones con Vox todas las veces que ha sido necesario. Para los pactos autonómicos, donde Mazón se adelantó e incumplió la consigna de no tener prisa de la dirección nacional, y para el propio intento de investidura de Feijóo, en el que además se entremezcló la negociación de Murcia, con Fernando López Miras queriendo repetir elecciones y Abascal pidiendo a Génova dos consejerías. El acuerdo en torno a la salida de Mazón exigirá contrapartidas pero no es un eslabón suelto.
En este impasse, fuentes del PP apuntan a un "deterioro del partido a todos los niveles" en la Comunidad Valenciana. Mazón, explican, "no se quiere ir" y a Vox "le interesa" que siga. Por eso, en el PPCV, quienes defienden que ya se va tarde y se requiere un movimiento drástico, consideran que Génova debe forzar su dimisión, que la vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, asuma el cargo en funciones y esperar a que los de Abascal muevan ficha. La presidencia de Les Corts, que es quien debe proponer una nueva investidura, está en sus manos.
La izquierda quiere que Mazón siga
Mientras, las formaciones progresistas se frotan las manos. El PSPV no acaba de despegar con el liderazgo de la ministra de Ciencia, Diana Morant, y la desafección entre sus bases por la desatención y la tardanza del Gobierno en actuar tras la dana. En cambio, Compromís sí logra volver a movilizar a sus votantes.
Entre los socialistas sigue latente el debate sobre si impulsar o no una moción de censura que, de entrada, está perdida porque Vox nunca facilitará una victoria de la izquierda. Existe temor a que la pueda rentabilizar Compromís, porque Morant ni siquiera es diputada.
Esta es la postura de la cúpula valenciana, pero internamente hay voces que discrepan. "Lo que más nos interesa es que continúe Mazón", explican. "Y la mejor forma de apuntalarlo", concluyen, es una moción de censura para que Vox y Génova "no tengan más remedio que apoyarlo".
La megacrisis en la que está inmerso el PP valenciano, por la gestión de Carlos Mazón antes y después de la dana del 29 de octubre, ha entrado estos días en una fase distinta, condicionada por la evolución de la instrucción judicial. Por primera vez, Alberto Núñez Feijóo no ha ligado el futuro de Mazón a la reconstrucción de las zonas afectadas, sino al desarrollo de la investigación de la juez, que apunta a la responsabilidad de la Generalitat.