¿Salimos mejores? Las promesas de la covid que nunca se cumplieron
Desde un pacto de Estado por la Sanidad, hasta una ley para racionalizar los horarios; decenas de medidas de la Comisión de reconstrucción por la covid se han quedado en nada
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El tiempo de los aplausos terminó y dio paso a lo mismo de siempre. Ese podría ser el resumen de estos últimos cinco años. En los prolegómenos del confinamiento, un espíritu de fraternidad parecía haber invadido el país. 'Salimos más fuertes', era el lema del Gobierno. Todos a una contra la amenaza vírica. Aunque las tensiones políticas nunca terminaron del todo, hubo hasta una Comisión de reconstrucción en el Congreso de los Diputados que imitó en cierta manera a ese espíritu cívico de los españoles. Los partidos políticos poniéndose de acuerdo para acordar unas medidas que levantasen al país del asedio del coronavirus. Todo fue un espejismo.
Se acordó un dictamen de 137 páginas con decenas de propuestas que se han quedado en nada. El paradigma de aquellas promesas incumplidas es la firma de un Pacto de Estado por la Sanidad al que se llegó a bautizar como Pacto Cajal, en honor al Nobel de Medicina. Eran tiempos donde hospitales y sanitarios ocupaban las portadas casi a diario, y había un consenso político en la necesidad de reforzar el Sistema Nacional de Salud (SNS).
"Impulsar un nuevo pacto social en pro de la sanidad pública para dotar a España de un Sistema Nacional de Salud que, como símbolo de la solidaridad colectiva, implique a todas las fuerzas políticas y a todos los sectores de la sociedad (agentes económicos y sociales, organizaciones profesionales y sociales)... Este acuerdo social debe tener la forma de Pacto de Estado, reforzando una apuesta decidida por la sanidad pública, cuyo valor ha quedado evidenciado en esta pandemia", rezaba el documento.
Más adelante se hacía hincapié en la necesidad de reforzar la sanidad pública, sometida a una "presión sin precedentes" en la pandemia y pilar "de nuestro estado del bienestar": "Es necesario llevar a cabo reformas estructurales, además de dotarlo con los recursos necesarios". Nada de esto se ha llevado a cabo cinco años después. Es más, las listas de espera han alcanzado cifra récord: 848.340 pacientes esperaban a ser operados, según el último informe del Ministerio de Sanidad.
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También han quedado en el tintero otras promesas relacionadas con la sanidad, como modificación del Reglamento de Funcionamiento del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (para mejorar su coordinación y eficacia) o el Plan de recuperación por síndrome de burnout. Este último se dirigía exclusivamente a los profesionales sanitarios para abordar el síndrome de estrés postraumático provocado por la pandemia de covid-19.
En el dictamen de esta comisión también se abogaba por la elaboración de un Plan de formación en gestión y atención en epidemias dirigido a sanitarios que fue olvidado con el paso del tiempo. El refuerzo de los equipos de Salud Pública no se ha producido, a pesar de que en la pandemia demostraron ser fundamentales para tener datos sobre lo que sucedía y tomar decisiones para frenar al virus.
En este sentido, una promesa que el Gobierno de Pedro Sánchez sigue sin terminar de ejecutar es la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública. El exministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció su creación en agosto de 2020. Llegó a decir que, antes de un año, el proyecto de ley estaría presentado en el Congreso de los Diputados. El proyecto ha sido aprobado este mismo jueves en la Cámara Baja.
Industria, Cultura, el tiempo y otras cuentas pendientes
Más allá de la sanidad, fueron muchos otros los proyectos que en aquellos tiempos de 'consenso' se han perdido en el olvido. Uno de ellos es el Pacto de Estado por la Industria "con vocación de estabilidad, permanencia, certidumbre, con una cogobernanza definida, con la participación de las comunidades autónomas y agentes sociales, del que emane una futura Ley de Industria".
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Todo buenas intenciones y ansias de llegar a acuerdos que nunca se impulsaron desde el Gobierno de Pedro Sánchez. También se quiso impulsar un pacto de Estado por la Cultura "que proteja e impulse la actividad cultural, contribuya al desarrollo de las industrias culturales y de la creatividad, permita al sector aumentar su peso en el PIB, afiance un modelo sostenible de crecimiento y apoye a los jóvenes creadores".
Otro de los temas que parece haber desaparecido de la agenda política en los últimos tiempos es la España vaciada. Aquella comisión acordó la puesta en marcha de un "Pacto de Estado contra la Despoblación", contemplando la posibilidad de reconocer una discriminación positiva para las zonas rurales, "dedicando los recursos necesarios para garantizar la conectividad física y digital de estas zonas, servicios sanitarios y de atención adecuados para su demografía".
Entre los acuerdos más llamativos a los que se llegó en aquella resaca postcovid está la "Ley de Usos del Tiempo y Racionalización de los Horarios". Una norma que "permita reorganizar completamente los tiempos de trabajo, ocio y cuidados", y de la que no hemos vuelto a saber nada. Aunque, quizá, sea esa "racionalización" del tiempo la que ha llevado a los políticos a que aquellas promesas de la pandemia nunca se hayan cumplido.
El tiempo de los aplausos terminó y dio paso a lo mismo de siempre. Ese podría ser el resumen de estos últimos cinco años. En los prolegómenos del confinamiento, un espíritu de fraternidad parecía haber invadido el país. 'Salimos más fuertes', era el lema del Gobierno. Todos a una contra la amenaza vírica. Aunque las tensiones políticas nunca terminaron del todo, hubo hasta una Comisión de reconstrucción en el Congreso de los Diputados que imitó en cierta manera a ese espíritu cívico de los españoles. Los partidos políticos poniéndose de acuerdo para acordar unas medidas que levantasen al país del asedio del coronavirus. Todo fue un espejismo.