EEUU depende más de lo que parece de China siete años después de iniciar la guerra comercial
El desacople entre las importaciones de EEUU y las exportaciones chinas sugiere una infradeclaración para reducir la factura arancelaria. Además, el valor generado por los insumos de China se mantiene por la reasignación de las cadenas de suministro
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En marzo de 2018, Donald Trump anunció las primeras barreras para tratar de frenar la importación de productos chinos a EEUU alegando prácticas desleales del gigante asiático y robo de propiedad intelectual. El gobierno chino respondió incrementando también los aranceles a la entrada de gran parte de los bienes estadounidenses y desde entonces la guerra comercial se ha mantenido, aunque ha pasado por fases de mayor distensión bajo la etapa de Joe Biden.
La escalada arancelaria ha tomado un nuevo impulso en el segundo mandato de Trump, ya que en sus apenas dos meses en el cargo han entrado en vigor un 20% de aranceles adicionales a todas las importaciones de China y ha tenido lugar una respuesta recíproca de China que incluye tanto un incremento de aranceles a las importaciones de una larga lista de productos estadounidenses como límites a la exportación de tierras raras y la prohibición de importar determinados secuenciadores genéticos.
El creciente recelo se explica por la relevancia que ha adquirido China en el comercio internacional, que superó a EEUU en volumen flujos comerciales en 2012, y por el déficit comercial de EEUU con China. Según el Departamento de Comercio de EEUU, la balanza comercial con China fue negativa en 295,5 billones de dólares en 2024, pero esto es un 21,3% inferior a la cifra de 2017. Según estos datos del gobierno estadounidense, hay un desacoplamiento sustancial, es decir, una menor dependencia de los productos chinos como resultado de la guerra comercial.
El desacoplamiento también lo reflejan los datos recogidos por el FMI, según los cuales el porcentaje de las importaciones de EEUU procedentes de China habría caído hasta el 13,5% en 2024 frente al 21,26% en 2017, mientas que las importaciones chinas en el mundo habrían aumentado su peso al 14,6% actual frente al 13% de 2017. EEUU está teniendo una evolución contraria a la global respecto a China como proveedor mundial, pero realmente todavía está en niveles muy similares a los del resto del mundo siete años después del inicio de la guerra comercial. “Siguen siendo bastante activos a pesar de estar en lados opuestos del mundo”, señala a El Confidencial Steven A. Altman, investigador de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York y autor principal del informe anual de comercio de DHL.
Además, otros datos sugieren que la reducción de la dependencia es menor que la transmitida en los datos oficiales estadounidenses por motivos relativos a cómo se declaran las importaciones y a las complejas cadenas de valor. Altman pone el acento en que los datos comunicados al FMI por China sobre sus exportaciones a EEUU indican una reducción “mucho menor” de la cuota. En concreto, estaría todavía por encima del 15% en comparación con el 13,5% que declara EEUU.
Según se tome una u otra fuente, la disminución de la proporción de importaciones estadounidenses procedentes de China ha sido de 7,9 puntos porcentuales desde 2018 o de 3,7, menos de la mitad. Estas dos fuentes nunca han coincidido plenamente, pero la diferencia siempre ha sido la contraria hasta 2018, con una declaración mayor por parte de los importadores de EEUU. Altman atribuye este comportamiento a una posible "infradeclaración" por parte de las empresas americanas de lo que compran a China para esquivar parte de los aranceles.
Refiriendo algunas investigaciones académicas al respecto, el economista sugiere que “los importadores estarían tratando de subestimar la cantidad de bienes que están trayendo de China o su valor con el fin de reducir las facturas arancelarias”. Cuando se importa un bien sobre el que recae un arancel, el valor que declara la empresa es el que determina el importe del arancel, por lo que “hay un fuerte incentivo”, señala, para tratar de declarar un valor más bajo. No obstante, esta es una hipótesis que no está totalmente contrastada, y apunta al comercio indirecto como el principal factor de continuación de la dependencia con China.
El alcance real del Made in China
El indicador para demostrar este fenómeno procede de las tablas de insumo-producto que publica el Banco Asiático de Desarrollo, que tienen en cuenta no solo las importaciones directas entre países, sino el valor añadido que producen todos los insumos de un país en otro. Esto permite analizar el valor de los insumos chinos que se incorporan a los bienes que EEUU importa de otros países, aunque cabe tener en cuenta que los datos empleados para construir esta estadística incorporan más estimaciones que los datos administrativos sobre exportaciones directas.
Según las cifras, la participación de China en el valor añadido extranjero de los bienes finales de EEUU fue del 25,5% en 2023, más que en 2018 (22,3%), pero menos que en 2017 (27,6%). La gráfica registra picos, pero, en cualquier caso, la proporción no se ha reducido notablemente desde que se inició la guerra comercial. “Hay pruebas sustanciales de que los aranceles estadounidenses sobre las importaciones procedentes de China han provocado una reorientación del comercio a través de terceros países, con más insumos fabricados en China que van a otros países donde se utilizan en la producción de bienes que se exportan a Estados Unidos”, explica el informe anual de comercio de DHL.
Según Altman, “China se ha vuelto tan eficiente como fabricante que los bienes que son producidos por otros países contienen una cantidad creciente de contenido chino”, y pone como ejemplo bienes producidos en Vietnam. Hace 20 años, un producto fabricado en Vietnam casi no tenía contenido intermedio procedente de China, pero actualmente supone el 37,6% del contenido extranjero y el 16,8% del total. Estos productos terminan finalmente en el mercado estadounidense, ya que las exportaciones de Vietnam a EEUU se han multiplicado, pasando de 49 billones en 2017 a 118 en 2023.
Lo que más exporta Vietnam son equipos de transmisión, circuitos integrados, piezas de maquinaria de oficina y ordenadores, productos de los que EEUU es muy dependiente de China y en los cuales ha reducido notablemente la dependencia directa en estos años. Sin embargo, las principales importaciones de Vietnam son también circuitos integrados y equipos de transmisión desde China, lo que refuerza la idea de que existe una redirección de flujos por cuestiones geopolíticas de la que se termina beneficiando un tercer país.
Varias investigaciones académicas coinciden en este análisis. Por ejemplo, un estudio reciente publicado en la Journal of International Economics señala que "si bien la disociación entre EE. UU. y China en el comercio bilateral es real, las cadenas de suministro siguen entrelazadas con China". Los autores encuentran que las importaciones estadounidenses provenientes de China están siendo reemplazadas por importaciones de grandes países en desarrollo que "tienden a estar profundamente integrados en las cadenas de suministro de China". Otro algo más antiguo publicado en NBER encuentra una "inminente gran reasignación" de las importaciones procedentes de países "con bajos salarios", principalmente Vietnam, y el aumento de alternativas de nearshoring especialmente con México.
En marzo de 2018, Donald Trump anunció las primeras barreras para tratar de frenar la importación de productos chinos a EEUU alegando prácticas desleales del gigante asiático y robo de propiedad intelectual. El gobierno chino respondió incrementando también los aranceles a la entrada de gran parte de los bienes estadounidenses y desde entonces la guerra comercial se ha mantenido, aunque ha pasado por fases de mayor distensión bajo la etapa de Joe Biden.