Trump y el futuro de la UE rompen el 'muro' entre Sánchez y Feijóo tras más de un año sin hablar
El delicado contexto internacional y la presión de Bruselas para elevar la inversión militar ante el órdago de EEUU y Rusia fuerza el deshielo entre los dos grandes partidos. Génova reitera que no participará en la 'pinza' del PSOE contra Vox
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La interlocución entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se limita desde hace mucho tiempo al fuego cruzado desde la tribuna del Congreso. No hay relación, ni tampoco intención de tenerla. Ni siquiera para los grandes asuntos de Estado. Las continuas peticiones de información por parte de Génova a la Moncloa suelen caer en saco roto. Y tampoco el líder del PP da el paso de descolgar el teléfono. Asuntos como el giro unilateral de Sánchez con Marruecos, la guerra de Ucrania o la gestión de la catástrofe de la DANA han chocado contra el muro que separa a PSOE y PP. Pero el nuevo orden mundial y la excepcionalidad del desafío que afronta la UE por el órdago de Trump y Putin obliga a los dos líderes a abrir una —pequeña— rendija al entendimiento.
Génova lleva tiempo reclamando información al Gobierno sobre la posición de España ante las amenazas con las que Donald Trump ha inaugurado su segundo mandato al frente de la Casa Blanca, y que han encendido todas las alarmas en Europa. Y han pasado semanas hasta que Sánchez, al fin, ha movido ficha. El delicado contexto geopolítico ha llevado al presidente del Gobierno a llamar al líder de la oposición aunque, eso sí, envolviendo ese contacto en una ronda de conversaciones con todos los grupos del Congreso, con la única excepción de Vox.
El presidente del Gobierno quiere que esa reunión se celebre de forma presencial el próximo jueves 13 de marzo. Se convertirá en la primera cita entre los líderes de los dos grandes partidos desde hace más de un año. La última vez que Sánchez y Feijóo despacharon en privado fue en diciembre de 2023, justo tras la investidura del dirigente socialista, en la que sentaron los mimbres del acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial —el único gran pacto de Estado en lo que va de legislatura— y abordaron otros asuntos, como la reforma del artículo 49 de la Constitución o la aún enquistada reforma del sistema de financiación.
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Los vientos de urgencia que soplan en la Unión Europea con el aumento del gasto militar fuerza el deshielo entre los dos grandes partidos. El jefe del Ejecutivo sabe que cualquier incremento de la inversión en Defensa con cargo a unos eventuales Presupuestos Generales del Estado o la movilización de recursos humanos y materiales a Ucrania pasa exclusivamente por el PP. Ni Podemos, ni Bildu, ni ERC apoyarían este tipo de iniciativas en el Congreso, y hasta Sumar, socio minoritario de la coalición, se muestra reacio a elevar ese gasto.
Feijóo tiene un difícil equilibrio por delante. La cita se producirá justo tras la tormenta del acuerdo entre PSOE y Junts para delegar las competencias de inmigración a Cataluña, y el líder del PP deberá combinar una oposición frontal a Sánchez con la posibilidad de tener que estrecharle la mano en el futuro para elevar el gasto militar, en línea con la exigencia de su propia familia política en Europa.
Este jueves, durante la cumbre del PPE previa al Consejo Europeo, Feijóo suscribió una declaración por la que se urge a todos los países miembro a destinar "fondos suficientes para el gasto en defensa", empezando con el compromiso de inversión del 2% asumido con la OTAN "a través de sus propios presupuestos nacionales".
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El líder del PP atenderá al llamamiento de Sánchez por "sentido de Estado", aunque lo hará con pies de plomo. En Génova recelan de un posible intento por parte del Gobierno de situarles en la encrucijada de elegir entre romper definitivamente con Vox por abrazar la tesis de Trump con Putin y Ucrania o situarse con la "ultraderecha internacional". El presidente del Gobierno ya dejó claro que la única excepción a la ronda de contactos sería precisamente el partido de Abascal, porque "ya tenemos claro cuál es su visión".
Los populares también han comenzado a preparar el terreno para escapar de ese marco. "No estamos ni con unos ni con otros", advierten desde la cúpula nacional, donde dejan claro que Feijóo no caerá en la "pinza" de Sánchez contra Vox. El propio líder del PP sorprendió denunciando públicamente desde Bruselas el "apartheid" del jefe del Ejecutivo a la "tercera fuerza política" en España, aseveración que remató con un mensaje en X. "Hay muchas diferencias entre PP y Vox, pero cuando sea presidente yo sí recibiré al tercer partido de España".
Hay muchas diferencias entre PP y Vox, pero cuando sea presidente yo sí recibiré al tercer partido de España.
— Alberto Núñez Feijóo (@NunezFeijoo) March 6, 2025
Mi cordón sanitario será a uno de los socios de Sánchez: a Bildu.
Ni voy a confundir a los adversarios de mi partido ni voy a equivocarme con los enemigos de mi país. https://t.co/xJPcIuP5gN
De este modo, Feijóo trata de mantener una posición crítica contra Sánchez sin renunciar a la institucionalidad que requiere "el momento histórico" por el que atraviesa la Unión Europea ante el previsible discurso crítico de Vox, que ya presume de ser el único partido en no acudir a la ronda con el Gobierno. "Honor", escribió Santiago Abascal en X tras conocer la exclusión del líder socialista.
"Tenemos claro que el problema de este país no es Abascal, sino Sánchez y los independentistas a los que debe su puesto el presidente del Gobierno", reiteran en Génova, donde insisten en que no entrarán en el "cuerpo a cuerpo" con el partido situado a su derecha. Durante su intervención de este jueves en Bruselas, donde se reunió con líderes como Merz, Weber o Tajani, Feijóo marcó distancias tanto con la posición internacional de Sánchez como con la de Vox. Insistió en la defensa de Ucrania y en la necesidad de "alzar la voz" frente a las amenazas arancelarias de Trump, pero también reiteró la necesidad de no volar los puentes con Estados Unidos.
La interlocución entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se limita desde hace mucho tiempo al fuego cruzado desde la tribuna del Congreso. No hay relación, ni tampoco intención de tenerla. Ni siquiera para los grandes asuntos de Estado. Las continuas peticiones de información por parte de Génova a la Moncloa suelen caer en saco roto. Y tampoco el líder del PP da el paso de descolgar el teléfono. Asuntos como el giro unilateral de Sánchez con Marruecos, la guerra de Ucrania o la gestión de la catástrofe de la DANA han chocado contra el muro que separa a PSOE y PP. Pero el nuevo orden mundial y la excepcionalidad del desafío que afronta la UE por el órdago de Trump y Putin obliga a los dos líderes a abrir una —pequeña— rendija al entendimiento.