La puerta giratoria de Magdalena Valerio indigna a la Justicia: "Es un aquí mando yo"
Distintas fuentes jurídicas consultadas aseguran que su nuevo nombramiento para el Consejo de Estado no es "ni ético ni estético" aunque sea correcto en términos jurídicos
La presidenta del Consejo de Estado, Magdalena Valerio, en su etapa en la presidencia del Consejo de Estado. (Europa Press/Marta Fernández)
Una puerta giratoria que da una vuelta más para acabar colocada casi en el mismo lugar en que se encontraba en un inicio. Esta es la descripción que más se ajusta a la sensación del mundo de la Justicia después de que el Gobierno decidiera esta semana colocar de nuevo a la exministra socialista Magdalena Álvarez en el Consejo de Estado. El Supremo la descabalgó de la presidencia, un puesto temporal, y ahora se la nombra para uno permanente, es decir, vitalicio. Para diferentes jueces y fiscales consultados, la decisión es comparable a "un corte mangas" al alto tribunal. "Es un, aquí mando yo", dice uno de ellos.
El malestar no se centra en el fondo de la decisión sino en la forma. El fallo del TS respecto al cargo de presidenta se adoptó ante la exigencia recogida en la Ley Orgánica del Consejo de Estado de que aquellos que ejerzan esa responsabilidad sean juristas de reconocido prestigio. Ya al nombrarla entonces, el Ejecutivo trató de resolver "ese detalle" -rememora una de las fuentes consultadas- introduciendo una coletilla en el acuerdo del Consejo de Ministros sobre los méritos y capacidad jurídica de Valerio. No logró que el Supremo comprara el argumento.
Ahora "han tirado por el camino de en medio" y aprovechado que para designar a los consejeros permanentes, el puesto que finalmente se le ha asignado, no existe previsión en la ley sobre las cualidades específicas del seleccionado. Por tanto, el fondo parece, al menos de primeras, resuelto para Moncloa, que tiene poco que temer en cuanto a una nueva anulación. La forma, sin embargo, ha levantado ampollas por ese "deje de chulería" que se adivina detrás, comentan en privado distintas personas.
Desde el punto de vista jurídico el nuevo nombramiento es correcto, pero no lo es "desde el ético y estético", dice una de las fuentes que lo describe como "una vergüenza". Lo que se ha buscado es la forma de sortear el obstáculo que representó el Supremo para los planes del Ejecutivo y acabar cumpliendo su voluntad al margen de sentencias, valoraciones o fallos. Valerio estuvo casi dos años en el Consejo de Estado, se vio obligada a marcharse, y ahora vuelve "por la puerta grande" y de forma que no tendrá que irse nunca más.
Hay quien quiere ver detrás de la operación la mano del ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños, y hay también quien piensa que se ha buscado una forma de humillar al presidente en funciones de la Sala de Contencioso, Pablo Lucas, que en su día fue ponente de la decisión del TS que truncó los planes del Ejecutivo. Inmediatamente, Lucas pasó a quedar etiquetado como un enemigo íntimo de Moncloa que ha ido cerrando de entonces a ahora la puerta a cualquier posible aspiración del magistrado.
De hecho, su candidatura es uno de los motivos del atasco en la decisión del Consejo General del Poder Judicial sobre dos presidencias clave del alto tribunal. Mientras el bloque progresista apoya a la magistrada Pilar Teso, el conservador le respalda a él y ni uno ni otro sector piensan bajarse de sus líneas rojas.
"El Rey Sol"
Ideólogos y motivos al margen, la decisión de colar a Valerio por la misma puerta por la que salió, pero para otra responsabilidad, se atribuye en realidad al cumplimiento de los deseos de Pedro Sánchez para favorecer a una de sus fieles. "No se puede contradecir al Rey Sol", dice una fuente socarrona. Otros indican que, con el movimiento, el Ejecutivo vuelve a evidenciar un deseo de colonizar los cargos ahora y de prolongar la presencia después "para incluso cuando el emperador se haya ido".
También llama la atención la falta de "recato" o disimulo a la hora de convertir en realidad cualquier objetivo que tenga el Gobierno, pese a quien pese. "Si no querías caldo, ahora toma tres pucheros", lo resume otra de las fuentes.
En Supremo tumbó el nombramiento en 2023, después de que Valerio ya llevara en el órgano varios meses. Dijo que la exministra no es una jurista de reconocido prestigio. Los magistrados no cuestionaban "la notoria y sobresaliente trayectoria" de Valerio e incluso mencionaban sus cargos previos como ministra, diputada, consejera, teniente de alcalde y concejal para reconocer "su profunda experiencia en asuntos de Estado", pero decían que nada de eso la convertía en una jurista de reconocido prestigio. "Su curriculum vitae muestra una carrera funcionarial meritoria, pero de ella no se puede deducir la pública estima en la comunidad jurídica que implica el prestigio reconocido".
Una puerta giratoria que da una vuelta más para acabar colocada casi en el mismo lugar en que se encontraba en un inicio. Esta es la descripción que más se ajusta a la sensación del mundo de la Justicia después de que el Gobierno decidiera esta semana colocar de nuevo a la exministra socialista Magdalena Álvarez en el Consejo de Estado. El Supremo la descabalgó de la presidencia, un puesto temporal, y ahora se la nombra para uno permanente, es decir, vitalicio. Para diferentes jueces y fiscales consultados, la decisión es comparable a "un corte mangas" al alto tribunal. "Es un, aquí mando yo", dice uno de ellos.