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La batalla que Cataluña puede perder si pone freno a la inmigración
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¿Más catalanes que andaluces?

La batalla que Cataluña puede perder si pone freno a la inmigración

La llegada de migrantes internacionales podría llevar a la región al liderazgo poblacional de España que hasta ahora ha ostentado Andalucía

Foto: Migrantes en Barcelona. (Europa Press/David Zorrakino)
Migrantes en Barcelona. (Europa Press/David Zorrakino)
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El crecimiento demográfico de España, sostenido por el incremento de la población nacida en el extranjero, está provocando transformaciones profundas en su estructura territorial. Una de ellas apunta directamente al podio demográfico: Cataluña podría sobrepasar a Andalucía como autonomía más habitada.

España superó a comienzos de este 2025 los 49 millones de habitantes, tras sumar 1,6 millones de residentes en solo tres años, según la última actualización del Instituto Nacional de Estadística (INE). Por ahora, Andalucía mantiene el liderazgo demográfico, con más de 8,6 millones de habitantes, aventajando en más de medio millón a Cataluña, que alcanza los 8,1 millones, y con una diferencia aún mayor sobre Madrid, que ronda los 7,1 millones.

Pese a ello, la inercia juega a favor de estas dos últimas comunidades. En la última década, Madrid ha sumado 749.846 nuevos habitantes (+11,8%); Cataluña, 698.660 (+9,4%); mientras que la población de Andalucía apenas ha crecido un 3,3% respecto a 2015, acumulando 274.181 residentes más.

Esta tendencia puede tener fecha de caducidad, ya que el acuerdo entre PSOE y Junts para la cesión de competencias migratorias a Cataluña permitirá al Govern influir directamente en la gestión de la población migrante. De acuerdo con la Estadística de Migraciones y Cambios de Residencia del INE, Madrid es la comunidad que más habitantes recibe de otras regiones de España, mientras que Cataluña es la que absorbe más inmigración procedente de otros países.

“El principal factor que influye en el reparto de migrantes de España es el potencial económico de cada una de sus regiones. Su distribución es más bien un síntoma de la evolución relativa de su situación económica”, afirma Jesús Fernández-Huertas, profesor de Economía de la Inmigración, Economía Laboral y Desarrollo en la Universidad Carlos III.

“Cataluña ha vivido sucesivas olas migratorias en el último siglo, al principio interiores, y a finales de los 90 y a partir de los 2000, internacionales”, añade. La principal consecuencia es que hoy, uno de cada cuatro habitantes de la comunidad ha nacido en el extranjero, tras incorporar más de 840.000 residentes de origen foráneo desde 2015.

Una presión en aumento y desigual

Jeroen Spijker, investigador senior del Centro de Estudios Demográficos, considera que el atractivo de Cataluña para los migrantes internacionales reside en el alto dinamismo y diversificación de su economía, lo que les permite acceder a oportunidades laborales incluso en sectores que requieren un alto nivel de instrucción, como el tecnológico.

Esto se une al interés que genera Barcelona como capital económica y cultural y a la existencia de comunidades extranjeras asentadas en la región desde hace décadas, que facilitan a su vez la llegada de nuevos migrantes. Los grupos de población migrante más numerosos en Cataluña son los marroquíes, con alrededor de 240.000 personas, el 16,7% del total, seguido de los colombianos (6,5%), italianos y rumanos (6%), según el Instituto de Estadística de Cataluña.

“La presión migratoria internacional va a continuar, ya que sigue habiendo grandes masas de población joven en países con conexión con España con posibilidad de migrar. Pese a ello, esta tendencia podría variar con un cambio de políticas, si lo que está ocurriendo en el comercio internacional se replica en el ámbito de las migraciones. La tendencia actual de la opinión pública a oponerse a la inmigración podría desencadenar un cierre de fronteras”, afirma Fernández-Huertas.

Un sorpasso factible

Si las últimas proyecciones de población del INE se cumplen, tanto Andalucía como Cataluña superarán holgadamente los nueve millones de habitantes en 2039. Para entonces, el liderazgo andaluz quedará reducido a la mínima expresión —67.000 personas—, tras sumar Cataluña 1,23 millones de residentes (+15,4%) en este periodo, frente a los 694.000 que incorporaría Andalucía (+8%).

Con un saldo vegetativo negativo –fallecen más personas de las que nacen– desde 2018, y una tasa de fecundidad inferior al nivel de reemplazo –2,1 hijos por mujer–, Cataluña y Andalucía dependen de la inmigración para mantener y seguir aumentando su población. Hasta 2039, la población nacida en el extranjero crecería más de 1,4 millones en Cataluña (+76,4 %) y casi 850.000 personas en Andalucía (+79,4 %), hasta representar el 36,4 % y el 20,5 % de sus respectivos censos.

En este contexto, ¿el sorpaso poblacional de Cataluña a Andalucía es posible? Según las proyecciones del INE, que sólo abarcan hasta 2039, la diferencia poblacional entre ambas comunidades se reduce cada año en 34.600 habitantes, aunque el ritmo del recorte disminuye con el tiempo. Con las tendencias demográficas actuales, Cataluña podría superar en población a Andalucía en la década de 2040.

Spijker considera que el sorpaso de Cataluña es un escenario “factible”, aunque admite que Andalucía podría mantener su ventaja poblacional si “logra retener a más jóvenes y atraer a trabajadores cualificados”. Fernández-Huertas relativiza el grado de acierto de estas proyecciones: “Podemos confiar en ellas porque son lo mejor que podemos hacer, aunque permiten sobre todo ver dónde están las grandes tendencias. Como tienen mucha incertidumbre a su alrededor, es fácil que se equivoquen”.

Cambio en las reglas de juego

Un elemento de incertidumbre es, precisamente, cómo condicionará la evolución demográfica de Cataluña el acuerdo para el traspaso de las competencias de inmigración alcanzado por PSOE y Junts.

Por primera vez, una comunidad autónoma podrá influir directamente en los flujos migratorios, lo que le permitiría gestionar autorizaciones de estancia de larga duración, permisos de residencia temporal o permanente, la expedición del DNI y las devoluciones en casos de prohibición de entrada.

Foto: La portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Pilar Alegría, este martes en la Moncloa. (Europa Press/Gustavo Valiente)

La estrategia adoptada en esta materia por el Govern catalán podría acelerar, frenar o incluso redefinir las tendencias demográficas previstas para las próximas décadas. La paradoja es que la formación que ha negociado el traspaso de competencias, Junts, mantiene una posición crítica hacia la llegada de extranjeros, al igual que otras formaciones con representación en el Parlament, como Vox o Aliança Catalana.

No obstante, la proposición de ley pactada entre el PSOE y Junts aún debe conseguir el respaldo del Congreso de los Diputados y no todos los partidos que facilitaron la investidura de Pedro Sánchez apoyan la medida, lo que añade dudas sobre su viabilidad.

El fin de la migración andaluza

“Cataluña fue durante décadas la zona más pujante de España, gracias a su fuerte desarrollo económico, lo que atrajo a muchos inmigrantes de otras partes del país. Pero es también una sociedad envejecida que ha registrado históricamente una tasa de fecundidad muy baja”, afirma Alejandro Macarrón, coordinador del Observatorio Demográfico CEU-CEJAS.

A finales de los años noventa, Cataluña llegó a acoger a cerca de 800.000 personas nacidas en Andalucía, casi la mitad de los nacidos en la comunidad que vivían en otras autonomías. La fuerza de la diáspora andaluza en la conocida como ‘novena provincia’ llegó a reflejarse en la irrupción del Partido Socialista Andaluz (PSA) en el Parlamento catalán en las primeras elecciones autonómicas de 1980, donde logró 71.841 sufragios y dos escaños.

Hoy, esa cifra se ha reducido a 481.871 personas, el 38% del total, según datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). Este declive se debe, en parte, al envejecimiento de la población que emigró a Cataluña durante el franquismo y la transición, pero también al agotamiento del ciclo migratorio interno que ha marcado el pasado reciente de ambas regiones.

Para Macarrón, autor del estudio ‘Cataluña: declive demográfico de una sociedad multicultural’, Cataluña ha perdido buena parte de su atractivo para los habitantes de otras comunidades, mientras que han emergido otros polos demográficos en ascenso “como Madrid, Baleares, Málaga y algunas zonas de la Comunidad Valenciana”, si bien es cierto que en la actualidad “hay mucha menos movilidad entre españoles que en otras épocas, incluso entre provincias”.

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“Andalucía, que era tradicionalmente una comunidad joven y emisora de migrantes, deja de serlo cuando llega el envejecimiento demográfico. Hoy, al igual que ocurre en Cataluña, los números relevantes son los de migrantes internacionales que recibe”, afirma Fernández-Huertas. “La calidad de vida y oportunidades laborales en Andalucía han mejorado mucho en las últimas décadas, por lo que la población ha tenido menos motivos para migrar”, concluye Spijker.

Además de avanzar a ritmos distintos, el crecimiento demográfico de Andalucía y Cataluña se reparte de manera desigual en el territorio. Mientras que la provincia de Barcelona concentra el 73,4% de la población catalana, Andalucía presenta una distribución más equilibrada, ya que las dos provincias andaluzas más habitadas, Sevilla y Málaga, apenas suman el 43,4% de los habitantes de la comunidad.

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“Tener todo concentrado alrededor de Barcelona genera desafíos de saturación urbana; precios elevados de la vivienda y congestión, y puede volverse menos sostenible. En cambio, Andalucía puede repartir mejor la población por tener varios centros urbanos importantes, incluso a nivel internacional, como Sevilla, Málaga y Granada”, señala Spijker.

La posibilidad de que Cataluña se convierta en la autonomía más poblada de España va más allá del simbolismo. El número de representantes en el Congreso depende directamente del tamaño del censo electoral de cada provincia. Esto podría intensificar los debates sobre el reparto de recursos y la financiación autonómica; además de modificar los equilibrios de influencia en la toma de decisiones a nivel nacional.

En un contexto de rivalidad histórica con Madrid y con Andalucía como líder demográfico hasta ahora indiscutido, el sorpaso catalán podría fomentar la competencia entre comunidades, tanto en términos económicos como identitarios, y podría reforzar el papel de Cataluña como uno de los principales receptores de inmigración internacional en España.

El crecimiento demográfico de España, sostenido por el incremento de la población nacida en el extranjero, está provocando transformaciones profundas en su estructura territorial. Una de ellas apunta directamente al podio demográfico: Cataluña podría sobrepasar a Andalucía como autonomía más habitada.

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