El fiscal general dice en el Senado que cerró su correo porque le acosaban tras hacerse público
"No me puedo defender. No puedo salir a la arena política, perdería la condición de neutralidad. Es fácil meterse con el fiscal general, hasta un niño de cuatro años puede hacerlo"
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Parecía que el momento no iba a llegar, pero llegó. Después de varios aplazamientos, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, compareció este martes en la Comisión de Justicia del Senado y se sometió a la lluvia ácida que convocaron en su contra el Partido Popular y Vox. La sesión tenía como principal objetivo la presentación de la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2023, pero, llegado el turno de intervenciones, no tardó en aflorar su imputación en el Tribunal Supremo por un presunto delito de revelación de secretos contra el novio de Isabel Díaz Ayuso. En su turno, García Ortiz respondió: "No me puedo defender. No puedo salir a la arena política, perdería la condición de neutralidad. Es fácil meterse con el fiscal general, hasta un niño de cuatro años puede hacerlo", dijo. Contestó, eso sí, a algunas cosas y dijo -por ejemplo- que eliminó su correo personal en diciembre por el acoso que sufría en él después de que se hiciera público
Su discurso previo a la presentación de la memoria siguió la línea institucional con algún mensaje entre líneas. Dijo que la ciudadanía espera de la Fiscalía "un trabajo serio y responsable" y criticó "determinados discursos que pretenden socavar nuestras instituciones, nuestros principios y valores democráticos, en definitiva, nuestra propia convivencia". "He de afirmar que el sistema resiste, que nuestro Estado social y democrático de derecho resiste, y que en esa resistencia, el Ministerio Fiscal, los hombres y mujeres que lo integran, siempre estarán y contribuirán con su trabajo y dedicación a la garantía y protección de derechos de todas las personas", lanzó.
También aseguró que el Ministerio Fiscal ha actuado, actúa y actuará, porque así debe hacerlo, "de forma imparcial y sometido únicamente al imperio de la ley", una frase mil veces repetida en mil discursos, pero que, en el día en el que todos pensaban en el procedimiento del Supremo, sonaba de otra manera.
La senadora del PP María José Pardo no se guardó ningún disparo. Le acusó de aferrarse al cargo por orden de Pedro Sánchez. "¿Quién se lo ha ordenado? ¿Ha sido 'el uno'?", ha llegado a decir. También se refirió al borrado de su teléfono. "¿Por qué borró su móvil no una, sino dos veces?", le dijo. "¿Le parece a usted democrático que sea su segunda quien está desempeñando el papel de fiscal en la causa que se sigue contra usted? Su subordinada directa, con sujeción al principio de jerarquía, en compañía de quien le vieron el día que se registraba su despacho, será quien tenga que pedir o no su condena", criticó también. "¿Puede haber algo más antidemocrático? ¿Puede haber alguna anormalidad democrática mayor que esta? Y todo esto se genera por su afán de no dimitir", concluyó.
"No me puedo defender"
Para Pardo su gestión se resume en dos palabras: "servilismo e imputación". "Representa usted la historia negra de la Fiscalía. Por eso, por higiene democrática y por respeto a la institución que representa, señor García Ortiz, váyase", cerró su intervención. Para que no faltara ningún agarrón, el senador del PSOE José María Oleaga salió en su defensa y reprochó al partido de la oposición que empleara el Senado como "la casa del insulto" y faltara al respeto al representante de una institución del Estado.
El capote del senador socialista no le vino mal porque, como explicó, él no puede defenderse. "El fiscal general no huye, aquí está", arrancó su respuesta para reconocer que la situación en la que se encuentra es incómoda. "Ha habido críticas durísimas en lo personal y lo profesional, algunas excesivas. No me puedo defender. No puedo salir a la arena política, perdería la condición de neutralidad", explicó. "Es fácil meterse con el fiscal general, hasta un niño de cuatro años puede hacerlo".
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Si quiso concretar algunas cosas que ya ha declarado ante el juez en el Supremo. Ha insistido, como ya hizo con Ángel Hurtado, en que su obligación es eliminar la información sensible de la que se dispone en su teléfono y su correo. "Borro porque es mi derecho a disponer de mi intimidad y porque cumplo las previsiones legales de protección de datos", dijo. También negó que esa eliminación constituya un indicio en su contra. "Decir eso es invertir las normas del Estado de derecho", indicó. Se refirió, también como dijo en el Supremo, a un "señalamiento público".
Además, insistió en sus motivos para no dimitir. Concretó que le sería más cómodo marcharse. "No me aferro a ningún cargo. Yo creo en la institución que defiendo y por eso me quedo en ella". Si se fuera -ha dicho- "estaría haciendo una concesión a los delincuentes" y eso podría colocar a la Fiscalía General "en una situación de debilidad". "La Fiscalía tiene que mostrarse fuerte, fuerte, muy fuerte. Porque los fenómenos delictivos que nos acosan (...) Las redes criminales transnacionales -el narcotráfico, el terrorismo internacional- son fenómenos que, como vean, un ápice de debilidad en quienes tenemos que perseguir el delito, no van a dudar en utilizarlos", advirtió.
Parecía que el momento no iba a llegar, pero llegó. Después de varios aplazamientos, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, compareció este martes en la Comisión de Justicia del Senado y se sometió a la lluvia ácida que convocaron en su contra el Partido Popular y Vox. La sesión tenía como principal objetivo la presentación de la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2023, pero, llegado el turno de intervenciones, no tardó en aflorar su imputación en el Tribunal Supremo por un presunto delito de revelación de secretos contra el novio de Isabel Díaz Ayuso. En su turno, García Ortiz respondió: "No me puedo defender. No puedo salir a la arena política, perdería la condición de neutralidad. Es fácil meterse con el fiscal general, hasta un niño de cuatro años puede hacerlo", dijo. Contestó, eso sí, a algunas cosas y dijo -por ejemplo- que eliminó su correo personal en diciembre por el acoso que sufría en él después de que se hiciera público