Fernando Simón, cinco años esperando el ansiado regalo que nunca llegó: la Agencia Estatal de Salud Pública
Salvador Illa prometió en agosto de 2020 un ente público que sigue durmiendo en los cajones del Congreso de los Diputados. Simón, el favorito para dirigirlo, aún espera pese a tener el favor de la ministra de Sanidad, Mónica García
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La pandemia de coronavirus ocupa ese lugar de la memoria reservado para los traumas. Los recuerdos de aquellos días de mascarillas, confinamiento, ruedas de prensa diarias, salvoconductos para poder alejarte de tu casa, policías de balcón, recetas de pan y vídeos de YouTube para hacer ejercicio en casa se han difuminado, hasta el punto de que todo parece un mal sueño. Uno de los exponentes de aquellos tiempos oscuros, alguien que con solo oír su voz o aparecer en pantalla te retrotrae a aquellos días, es Fernando Simón.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) se convirtió en la cara visible del Gobierno —y de las iras de buena parte de la población por sus primeros vaticinios— durante los peores momentos de la pandemia. En enero de 2020 dijo "que España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado" y acabó registrando más de 120.000 fallecidos. En febrero añadió que el virus "no es tan grave como parecía", y en marzo llegó a anunciar que no era necesario que la población utilizase mascarillas. Todo para después imponer uno de los confinamientos más severos de toda Europa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia, el Gobierno impuso el estado de alarma y, a medida que pasaban los días y los brotes se multiplicaban, las ojeras iban ganando terreno en el rostro de un Fernando Simón que al principio resultaba simpático, pero que terminó por convertirse en un personaje odioso para buena parte de la sociedad. Él mismo reconoce a su gente más cercana que muchos días llegaba a casa a la 1 de la madrugada y a las 6 salía de nuevo para el Ministerio. "Tenía lapsus porque estaba destruido", explicaba a su círculo más próximo.
La oposición política y la prensa no fue lo único que se le atragantó al epidemiólogo. Una almendra causó estragos en una rueda de prensa que ha pasado a los anales de la historia. El Gobierno utilizó a Simón de parapeto para imponer decisiones políticas "basadas en la ciencia". Su exposición mediática le llevó a ser reconocido en julio de 2020 en el Algarve (Portugal), cuando protagonizó otro momento polémico al practicar surf en pleno rebrote de casos (y dirigirse sin mascarilla al chiringuito). Su popularidad le llevó a acuñar el término 'Fernando Simón' para referirse a los expertos en epidemiología de otros países. Así, Anthony Fauci, ex asesor médico jefe del presidente de los Estados Unidos, pasó a ser 'el Fernando Simón de Estados Unidos'.
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El desgaste físico y mental fue notorio en Simón, que afrontó jornadas maratonianas y se convirtió en faro y guía de un ministro de Sanidad sin experiencia sanitaria, Salvador Illa. Hasta cinco personas de su equipo pidieron la baja por estrés aquellos días. Sin embargo, han pasado cinco años y la recompensa definitiva de Simón no ha llegado todavía: la Agencia Estatal de Salud Pública.
Illa anunció la creación de un Centro Estatal de Salud Pública en agosto de 2020, y señaló que, antes de un año, el proyecto de ley estaría presentado en el Congreso de los Diputados. En febrero de 2025, se ha aprobado una ley de amnistía por la vía de urgencia, pero seguimos sin contar con un gran organismo nacional de salud pública para hacer frente a nuevas pandemias sin cometer los errores de la covid.
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La pandemia de coronavirus sacó a la luz las deficiencias de nuestros sistemas de vigilancia de salud pública, y tanto comunidades autónomas como Gobierno central coincidían en la necesidad de impulsar una agencia nacional que coordinase estas labores. Sin embargo, una vez pasada la peor parte de la pandemia, el Ejecutivo se lo tomó con calma, y el anteproyecto de ley no se aprobaría en el Consejo de Ministros hasta agosto de 2022, con Carolina Darias al frente del Ministerio de Sanidad.
El trámite parlamentario de esta norma fue suspendido con la convocatoria de elecciones, por lo que el nuevo Gobierno de coalición ha tenido que volver a trabajar en el organismo desde cero. En enero de 2024, el Consejo de Ministros volvía a aprobar el proyecto de ley por el que se crea la Agencia Estatal de Salud Pública, ya con Mónica García como ministra de Sanidad. El documento lleva un año parado en el Congreso de los Diputados a la espera de que se forme la ponencia de la Comisión de Sanidad que debe continuar la tramitación del texto. La creación de este organismo se plantea en la Ley General de Salud Pública de 2011, por lo que España va con 14 años de retraso.
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Fuentes cercanas a Sanidad confirman a El Confidencial que Fernando Simón siempre ha estado presente en las quinielas para encabezar este ente público como recompensa a los servicios prestados durante la pandemia. Voces cercanas al epidemiólogo aseguran que él siempre ha tenido intención de postularse para el puesto y que ha llegado a decir en círculos próximos que se presentaría al concurso público para dirigirlo. Los constantes rechazos para su puesta en marcha complican el objetivo del epidemiólogo, que sigue siendo la máxima autoridad en el CCAES.
Casado y con dos hijos y una hija, la vida de Simón ha dado un vuelco desde que el coronavirus dejó de ocupar telediarios. Sus últimas ausencias en el CCAES despertaron los rumores sobre una posible retirada, pero se encontraba de baja temporal por una lesión en el brazo. Vive en un chalé en el madrileño distrito de Barajas, donde —tras la época de la pandemia, en la que desapareció hasta para sus vecinos— no es difícil avistarlo ahora paseando con las Quechua y sus tres perros o comprando en el Mercadona con el look que llevaba en Planeta Calleja.
Trece años y diez ministros
Fernando Simón es un funcionario público que acumula trece años al frente del CCAES con diez ministros a sus espaldas. Fue nombrado por Ana Mato, ministra de Sanidad del PP en el año 2012, y desde entonces se ganó la confianza de los sucesivos titulares de la cartera más inestable del Ejecutivo. Ha estado a las órdenes de cuatro ministros del PP, cinco del PSOE y una ministra de Sumar. Gente que trabajó a su lado en los peores momentos de la pandemia aseguran que Simón es un "trabajador público ejemplar" y una "buena persona", pese a deslices como el chiste de las "enfermeras infecciosas" o sus errores de comunicación ("no es lo mismo que muera una persona de 90 años que una de 20", "me alegro de que Bélgica no recomiende a sus ciudadanos venir a España", etc.).
Sus posibilidades de ponerse al frente de la Agencia Estatal de Salud Pública, si la jubilación no lo impide (este año cumplirá 62 años), están garantizadas con la ministra Mónica García. Simón cuenta con muy buen predicamento en el actual equipo al frente del Ministerio de Sanidad. "Fernando es uno de los trabajadores más competentes del Ministerio de Sanidad, además de un apoyo para el resto de trabajadores y trabajadoras. Su liderazgo al frente del CCAES fue y continúa siendo fundamental para la toma de decisiones y, la preparación y la coordinación de la respuesta a emergencias de salud pública", afirma en declaraciones para este medio Pedro Gullón, director general de Salud Pública.
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Gullón alaba la labor de Simón en la pandemia y no duda en asegurar: "Durante la pandemia, a pesar de la enorme presión y el constante escrutinio, su forma de comunicar clara y transparente, y su capacidad para analizar de forma sencilla datos complejos, mantuvo informada a la población en un momento de gran incertidumbre".
Fernando Simón tiene galones en el Ministerio de Mónica García para seguir asumiendo cargos de responsabilidad. Por el momento, la Agencia Estatal de Salud Pública sigue durmiendo el sueño de los justos en los cajones del Congreso de los Diputados, pese a las añoranzas de decenas de especialistas que coparon telediarios hace cinco años y de los que hoy ya nadie se acuerda. Pero hay un rostro del que nadie se ha podido olvidar: el de Fernando Simón.
La pandemia de coronavirus ocupa ese lugar de la memoria reservado para los traumas. Los recuerdos de aquellos días de mascarillas, confinamiento, ruedas de prensa diarias, salvoconductos para poder alejarte de tu casa, policías de balcón, recetas de pan y vídeos de YouTube para hacer ejercicio en casa se han difuminado, hasta el punto de que todo parece un mal sueño. Uno de los exponentes de aquellos tiempos oscuros, alguien que con solo oír su voz o aparecer en pantalla te retrotrae a aquellos días, es Fernando Simón.