El Gobierno prepara una emboscada al PP por la rebaja de la jornada laboral: "Lo apoyan sus votantes"
El Ejecutivo inicia otra estrategia de erosión contra el PP tras el debate con el decreto ómnibus, que forzó a Feijóo a dar un giro para proteger el voto pensionista. Génova no apoyará la propuesta de Díaz sin el visto bueno de la CEOE
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El Gobierno lanzó una potente campaña en contra del PP, después de que, junto a Junts y Vox, votaran en contra del decreto ómnibus que incluía la revalorización de las pensiones y las ayudas al transporte. Y piensa repetirla con la reducción de la jornada laboral. El Consejo de Ministros la aprobó este martes en primera lectura y faltan todavía varias semanas antes de que salga adelante en segunda vuelta y se remita al Congreso. Ni siquiera es seguro que supere en la Cámara las enmiendas a la totalidad, porque la reforma no cuenta con el respaldo de Junts. Pero la Moncloa manda ya las primeras señales de que tratará de acorralar a los populares con este tema. La razón: que se trata de una medida que cuenta con un apoyo mayoritario de la sociedad española, al margen de ideologías.
Si el PP hubiera mantenido su rechazo al real decreto ley que recupera la subida del 2,8% de las pensiones, probablemente los mensajes del Gobierno pivotarían sin descanso sobre ese tema. El giro de Feijóo, que ahora sí votará a favor, cierra ese debate. Y Ejecutivo busca ahora el desgaste con la rebaja de la jornada. Génova se resguarda en que se ha pactado solo con los sindicatos y sin la CEOE, y es la circunstancia en la que basan su oposición.
El Gobierno ya ha iniciado esa estraregia de erosión. Los votantes del PP, defendió esta mañana la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz "quieren ver reducida la jornada laboral". Feijóo, añadió, tiene ante sí un "gran debate" porque sus electores "son trabajadores". La realidad es que Génova es consciente de que la medida cuenta con gran respaldo social y, por eso, planteó su propia alternativa.
La Moncloa pretende poner el foco político en el PP aunque, en puridad, no está pidiendo sus votos. La opción para que entre en vigor en 2025 es convencer a Junts. Por eso, el secretario general de la UGT, viajó en diciembre a Waterloo (Bruselas), para abordar este asunto con Carles Puigdemont. El Gobierno sabe que se enfrenta a una dura negociación y lanza a los posconvergentes mensajes muy similares a los que usa con el PP. "Cuando una medida está ganada en la calle", dijo la ministra, "es muy difícil buscar razones para tumbarla".
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Foment del Treball, la principal organización empresarial de Cataluña, asociada con Antonio Garamendi, presiona a Puigdemont para que no la respalde. La postura de su presidente, Josep Sánchez Llibre, muy crítico con la bajada a 37,5 horas, facilitó a la CEOE bajarse del acuerdo previo. Este cambio requiere del apoyo de Congreso y los empresarios no han querido repetir el esperpento de la reforma laboral. Después de cerrar un pacto con el Ejecutivo de coalición estuvo a punto de perecer en la Cámara y sólo el error del diputado del PP, Alberto Casero, la salvó.
Pero ahora Junts podría ejercer de vehículo de Foment, y por extensión de la CEOE, e incorporar vía enmiendas sus peticiones. La misma táctica puede seguir el PP. El bloque socialista del Gobierno lo que pretendía, y así lo ha manifestado de manera reiterada el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, era que todas las modificaciones se hicieran antes de su remisión al Congreso, para dejar atado que no puede prosperar la enmienda a la totalidad. Pero Yolanda Díaz no ha cedido y ha impuesto que se respete el texto alcanzado con los sindicatos.
Génova no apoyará sin la CEOE
En el PP son conscientes de que los debates socioeconómicos ganan por goleada a las temáticas emocionales —como la corrupción o la amnistía— en la escala de preocupaciones de la sociedad. Y también saben que hay asuntos transversales, que preocupan a votantes de cualquier espectro ideológico, incluidos los propios. El de las pensiones es uno de ellos. Por eso Feijóo pasó por encima del ruido interno e impuso votar a favor del nuevo escudo social, por temor a agrietar su granero de votantes de mayor edad. Y el de la conciliación es otro de los debates que está a punto de eclosionar.
Génova encargó hace meses una serie de sondeos internos para identificar las grandes "frustraciones" de la sociedad y perfilar con ello su agenda ideológica. Y los problemas para conciliar se situaron en el podio, junto a la vivienda o la inmigración. Feijóo tomó nota y se adelantó al Gobierno. Registró en las Cortes su propia ley de conciliación, y abrió un debate novedoso en el PP: la posibilidad de "comprimir" la semana laboral en cuatro días sin reducir las horas de trabajo.
El planteamiento acercó a Feijóo a la medida estrella de Sumar. Incluso había dirigentes en Génova que veían con buenos ojos la posibilidad de recortar la jornada laboral a 37,5 horas, como propone Yolanda Díaz, en contra del criterio de los sectores más duros del partido, encabezados por Isabel Díaz Ayuso. Pero siempre ha habido un 'pero'. El PP no apoyará la propuesta del Gobierno en el Congreso si no consigue un amplio respaldo de los agentes sociales, es decir, si los empresarios se quedan fuera de la reforma. La luz verde de la CEOE es una condición esencial para que el líder de la oposición se abra a un voto favorable.
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El PP recalca que cualquier ajuste de la jornada laboral debe realizarse por consenso y no por "imposición", en línea con los argumentos de Antonio Garamendi. Por el momento evitan concretar si presentarán enmiendas parciales o a la totalidad del texto que Yolanda Díaz ha pactado con los sindicatos. Pero su posición, a priori inflexible, amenaza con abrirle a Feijóo un nuevo frente de desgaste, esta vez entre los electores más jóvenes. Por el momento, los populares se cubren las espaldas con su propia ley de conciliación, aunque permanece bloqueada en la Mesa del Congreso.
El Gobierno lanzó una potente campaña en contra del PP, después de que, junto a Junts y Vox, votaran en contra del decreto ómnibus que incluía la revalorización de las pensiones y las ayudas al transporte. Y piensa repetirla con la reducción de la jornada laboral. El Consejo de Ministros la aprobó este martes en primera lectura y faltan todavía varias semanas antes de que salga adelante en segunda vuelta y se remita al Congreso. Ni siquiera es seguro que supere en la Cámara las enmiendas a la totalidad, porque la reforma no cuenta con el respaldo de Junts. Pero la Moncloa manda ya las primeras señales de que tratará de acorralar a los populares con este tema. La razón: que se trata de una medida que cuenta con un apoyo mayoritario de la sociedad española, al margen de ideologías.