Objetivo, 2027: el 'alto el fuego' entre PSOE y Junts agota la esperanza del PP de un adelanto electoral
Génova trata de pasar página tras el terremoto del decreto ómnibus, que terminó convirtiéndose en un bumerán para Feijóo tras el pacto 'in extremis' con Puigdemont. El PP asume que "Sánchez va a agotar la legislatura"
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El Partido Popular arrancó 2025 prevenido. En los últimos cónclaves internos del año, Alberto Núñez Feijóo pidió a los suyos estar "alerta" y mantener la "tensión", especialmente en las estructuras territoriales, por temor a una sobrevenida convocatoria electoral. El amago de ruptura con el que Carles Puigdemont inauguró el año hizo saltar las alarmas en el cuartel general de Génova. La sensación de fin de ciclo parecía haberse contagiado por el "irrespirable" clima político y judicial de Pedro Sánchez. Pero el terremoto político de las dos últimas semanas ha dado un baño de realidad al PP, que trata de calmar la "ansiedad" y vuelve a mirar, resignado, a 2027. "Hay que convencerse cuanto antes de que Sánchez va a agotar la legislatura", resume un miembro del comité de dirección.
Enero ha sido un mes de enormes altibajos para la clase política. El expresidente catalán volvió a apretar la soga a Sánchez por negarse a tramitar en el Congreso su proposición no de ley para someterle a una cuestión de confianza. La ruptura parecía inminente y Feijóo quiso pescar en mar revuelto, reactivando la expectación respecto a una moción de censura. El líder del PP se implicó de forma directa. Los guiños al partido de Puigdemont se multiplicaron. También Santiago Abascal se movió anunciando que prestaría sus votos, aunque Junts estuviera en la ecuación. Hasta los sectores 'duros', contrarios a cualquier acuerdo con el independentismo, respaldaron la estrategia de Génova.
Puigdemont cumplió con su amenaza. Y volvió a demostrar que la mayoría parlamentaria de Sánchez es una ficción con una dolorosa bofetada el pasado 22 de enero, cuando Junts tumbó un decreto ley vital para el Gobierno. Entre los 140 folios estaba la subida de las pensiones o las ayudas en el transporte público. Feijóo vio entonces una oportunidad de oro para asfixiar a Sánchez. El 'no' era arriesgado. Se exponía a que millones de personas le culpasen de que sus jubilaciones no subiesen o que no pudiesen recargar a precio reducido sus abonos de transporte. Pero el líder del PP prefirió correr el riesgo.
Feijóo se decantó por el voto en contra no solo porque Sánchez hubiese incluido en el decreto ómnibus el traspaso del polémico palacete al PNV y otras cuestiones incómodas, sino porque estaba convencido de que una derrota de esas características podía forzarle a abrir las urnas este mismo año, según admiten fuentes de la dirección.
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El escenario era "agónico". El presidente del Gobierno no tenía opciones de sacar los Presupuestos de 2025, Junts había roto la baraja y Sánchez ni siquiera consiguió aprobar medidas tan transversales como la subida de las pensiones. Todo ello sin olvidar las múltiples investigaciones abiertas contra su partido y su entorno familiar. El PP veía un "punto de inflexión" claro. "Ya hemos tenido suficiente. Es inasumible seguir", escribió Feijóo ese mismo día en X.
Pero el órdago con el decreto ómnibus terminó convirtiéndose en un bumerán para el PP. Porque, menos de una semana después, Sánchez no solo logró reconducir la relación con Junts, sino que también pactó una nueva versión del decreto que volvía a poner a los populares en una encrucijada. El movimiento dejó a Génova "con el pie cambiado". Feijóo se vio forzado a dar un giro radical a su posición anunciando que, esta vez, votaría a favor del trámite, una decisión que desconcertó internamente. Y las esperanzas de ir a las urnas en el corto plazo quedaron reducidas "a cero".
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"No podíamos arrastrar durante 30 meses la campaña de que el PP ha votado dos veces en contra de subir las pensiones", explicaban en el equipo de Feijóo. Es el horizonte temporal con el que juegan en la sala de mandos del partido. "Mientras haya algo en lo que Sánchez pueda ceder ante Puigdemont, habrá legislatura", se resignan, en privado, otras fuentes de la cúpula popular. Y es la tesis que también impera en las baronías consultadas, donde apuntan a que si hay un adelanto será "técnico", quizá para hacerlo coincidir con las autonómicas y municipales de mayo de 2027.
Esta semana, Sánchez logró poner fin a la crisis con Puigdemont que había puesto en jaque la legislatura, aunque ni él mismo se atrevió a aventurar si la componenda con la cuestión de confianza iba a ser suficiente como para sacar adelante unos Presupuestos. "Partido a partido", dijo. En el PP apuntan a que los entuertos legislativos del PSOE van camino de cronificarse por la "imprevisibilidad" de la formación independentista. Como publicó El Confidencial, Junts permanecerá inflexible mantendrá su veto en votaciones clave si Sánchez no cumple con cuestiones pendientes como la cesión a Cataluña de las competencias en materia de inmigración.
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Génova no renuncia a volver a coincidir en otras votaciones con Junts, pero son conscientes de que, tras el acuerdo de esta semana, su 'pinza' se ha desdibujado. Y no creen que, pese a los altibajos, ni Sánchez ni Puigdemont vayan a romper de forma permanente. "Se necesitan", zanjan.
Feijóo trata ahora de pasar página tras una semana especialmente complicada, y se centra en relanzar su "alternativa" programática, con el tiro centrado ahora en el problema de la vivienda. Las encuestas siguen sonriendo al PP, aunque en el partido esperaban que los sondeos castigasen más a un PSOE cercado por presuntos casos de "corrupción". Y desprenden otro dato alarmante: la fuga de voto a Vox y el auge de Abascal, que también aparece en la demoscopia interna.
Por el momento, en Génova niegan estar preocupados por estos resultados, e insisten en que "por el centro también se crece". "Lo importante es que el bloque de la derecha sigue creciendo", justifican. Ese sosiego está vinculado de forma inevitable a la perspectiva de que 2025 será un año de barbecho electoral. Pero el PP aspira a dar otro mazazo al PSOE en el arranque de 2026, cuando se celebrarán elecciones en Castilla y León y Andalucía, por este orden. Para volver a medirse a Sánchez, asumen, tendrán que esperar.
El Partido Popular arrancó 2025 prevenido. En los últimos cónclaves internos del año, Alberto Núñez Feijóo pidió a los suyos estar "alerta" y mantener la "tensión", especialmente en las estructuras territoriales, por temor a una sobrevenida convocatoria electoral. El amago de ruptura con el que Carles Puigdemont inauguró el año hizo saltar las alarmas en el cuartel general de Génova. La sensación de fin de ciclo parecía haberse contagiado por el "irrespirable" clima político y judicial de Pedro Sánchez. Pero el terremoto político de las dos últimas semanas ha dado un baño de realidad al PP, que trata de calmar la "ansiedad" y vuelve a mirar, resignado, a 2027. "Hay que convencerse cuanto antes de que Sánchez va a agotar la legislatura", resume un miembro del comité de dirección.