El PP votará a favor del decreto ómnibus del Gobierno pactado con Junts
Génova da un giro total y se posicionará en el bloque del 'sí' al nuevo decreto social, que mantiene el traspaso del palacete de París al PNV: "Votaremos a favor por los pensionistas, los valencianos y los usuarios al transporte"
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El PP cambia de estrategia y votará a favor del decreto ómnibus que el Gobierno pactó ayer con Junts. Así lo confirman fuentes de Génova. "El nuevo decreto acredita que el Gobierno mintió nuevamente al decir que no se podían trocear las medidas (...). No se merecen la confianza de nadie, pero los españoles no son culpables de la falta de integridad del Gobierno. Votaremos sí a esta rectificación, por los pensionistas, los valencianos y los usuarios de transporte. Que su incompetencia y debilidad no perjudique a quien no lo merece".
Génova ha confirmado su voto a favor a pesar de que el nuevo decreto mantiene dos de sus líneas rojas, empezando por el traspaso de la sede parisina del Cervantes al PNV. Feijóo situó esta "cesión" a los jeltzales en el centro de su rechazo al primer decreto ómnibus, a sabiendas de que esa posición bloquearía la revalorización de las pensiones y otras medidas sociales de gran calado. Fue, además, el detonante de la ruptura total con el PNV.
La dirección del PP llevó al extremo su ofensiva al trascender que los nacionalistas vascos ya habían registrado a su nombre el inmueble, tal y como adelantó El Confidencial, pese a que el decreto que lo autorizaba había decaído en sede parlamentaria. Y amenazó incluso con llevarlo a los tribunales. La inclusión del traspaso en el pacto sellado con Junts para dotarlo de mayor "seguridad jurídica", como celebran en Sabin Etxea, ensombrecía el órdago de Feijóo.
Génova pidió tiempo para leerse el contenido del nuevo decreto y tomar una decisión al respecto. Además del traspaso del inmueble al PNV, el decreto mantiene la prórroga de la paralización de los desahucios que el PP repudia, aunque los de Puigdemont han introducido medidas de reparación para los propietarios, para garantizar que puedan cobrar el arrendamiento y el pago de los posibles desperfectos. Queda fuera del decreto el bloque de impuestos que incluía el primer texto, y que "se negociarán más adelante".
El giro de Sánchez condicionó su estrategia
Los atropellados ritmos en los que se ha instalado la política española hace que todo pueda cambiar en cuestión de minutos. Lo que a veces parece blanco, en realidad es negro. Lo que se ve imposible, en realidad es más que posible. Y lo que un día no se puede trocear, al siguiente parece que sí. El pasado miércoles, el Gobierno se enfrentaba a la principal derrota parlamentaria de la legislatura con la caída de su escudo social. Junts consumó la ruptura de las relaciones anunciada por Carles Puigdemont, y unió sus votos a los del PP para dejar a Sánchez sin oxígeno. Sólo siete días después, el panorama es bien distinto.
El Ejecutivo volvió a pagar la factura de los siete votos de Junts para salvar in extremis el grueso de sus medidas sociales y, de paso, reconducir la crisis abierta con los posconvergentes. Puigdemont levantó el veto, al menos momentáneamente. Y el giro de guion volvió a dejar a Feijóo y a sus votos en fuera de juego. Hasta ahora, la estrategia de presión de PP y Junts al Gobierno había seguido los mismos pasos. Ambos exigían a Sánchez aprobar los decretos de ayudas "por separado" para salvar la subida de las pensiones o las bonificaciones al transporte. Sin "trampas" ni "chantajes", ambos votarían a favor.
Pero Puigdemont jugó sus cartas y se separó al conseguir una cesión 'extra': la tramitación de su proposición no de ley para instarle a que se someta a una cuestión de confianza. El acuerdo trascendió justo en el mismo momento en que el Senado votaba una moción del PP —sin carácter vinculante— para instar precisamente al Gobierno a que recuperase las principales medidas sociales del decreto ómnibus que tumbó el Congreso la semana pasada. Los populares habían utilizado su mayoría absoluta en la Cámara Alta para celebrar un pleno adhoc este martes con ese único punto del día. Pero su estrategia terminó atropellada por la interlocución Moncloa-Waterloo.
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Sánchez esperaba con la guadaña para volver a situar al PP en la "coalición negacionista" junto a Vox en caso de que volviera a posicionarse en el voto en contra. "Invitamos a todos los grupos a votar a favor", señaló el presidente del Gobierno. "Pedimos a quien no lo apoye que no utilice bulos, sino argumentos. Que expliquen por qué no están dispuestos a permitir a los pensionistas la revalorización de sus pensiones (...). Esa estrategia es dañina para España, y quiero decirle a esos dos partidos que, lejos de afectarnos, nos hace más fuertes. Porque nos recuerda de lo que ellos son capaces", señaló.
Y esta vez, para Feijóo ha primado la batalla por el relato que su convicción respecto a los "chantajes" del Gobierno con la cesión al PNV. "Su objetivo siempre ha sido decir que el PP no apoya a los pensionistas, los usuarios del transporte público o los afectados por la DANA de Valencia. Les salió mal, porque ya nadie puede creerles", sentencian en un comunicado.
"Junts es imprevisible"
Este martes, el Gobierno consiguió cerrar la crisis con Puigdemont que había puesto en jaque a la legislatura. O, al menos, consiguió poner un parche. Para Génova, lo sucedido ayer sólo ahonda la "debilidad" de un Sánchez dispuesto a "arrodillarse" y ceder a la cuestión de confianza que le exige Junts con tal de salvar una votación más. "Cada día es un calvario. Le está sometiendo a un gran desgaste", apuntan en la dirección. Pero el alto el fuego entre Moncloa y Puigdemont diluye también la 'pinza' con la que PP y Junts habían hostigado al Gobierno en los últimos meses.
El golpe de la caída del decreto ómnibus y la consecuente paralización de la negociación presupuestaria había reactivado en el PP la perspectiva de un fin de ciclo. Génova también había naturalizado la interlocución de Junts para engrosar el catálogo de derrotas parlamentarias de Sánchez y forzarle a abrir las urnas. Incluso se fantaseó, a la interna, con la posibilidad de que los posconvergentes avalasen una hipotética moción de censura para convocar elecciones. Pero si las opciones ya eran prácticamente nulas, ahora quedan completamente enterradas.
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El acuerdo suscrito este martes devuelve al PP a la casilla de salida. "Junts es imprevisible", concluyen, en privado, fuentes de la formación. En la jornada del martes, los posconvergentes alejaron también la idea de que su grupo quiera acercarse al PP. La advertencia la pronunció el portavoz de Junts en el Senado, Eduard Pujol, durante el debate de la moción del PP para presionar al Gobierno con la subida de las pensiones. "Junts y la derecha española están en las antípodas. El PP y Junts se parecen como un huevo a una castaña", apuntó, justo en el momento en que su partido negociaba con el Gobierno un nuevo acuerdo.
En Génova asumen que mientras a Sánchez le queden cesiones que ofrecer, podrá alargar su supervivencia en la Moncloa. Y que su 'pinza' con Junts depende siempre de lo mucho o lo poco que el jefe del Ejecutivo abra la chequera. "La cruda realidad es que Sánchez bailará la sardana en Waterloo si hace falta para continuar", ilustró el portavoz parlamentario, Miguel Tellado, en X. Con todo, en la dirección del PP avanzan que seguirán dispuestos a coincidir con Junts en nuevas votaciones si hay sintonía en el contenido. El presidente del Gobierno, por su parte, se conjura para resistir "partido a partido".
El PP cambia de estrategia y votará a favor del decreto ómnibus que el Gobierno pactó ayer con Junts. Así lo confirman fuentes de Génova. "El nuevo decreto acredita que el Gobierno mintió nuevamente al decir que no se podían trocear las medidas (...). No se merecen la confianza de nadie, pero los españoles no son culpables de la falta de integridad del Gobierno. Votaremos sí a esta rectificación, por los pensionistas, los valencianos y los usuarios de transporte. Que su incompetencia y debilidad no perjudique a quien no lo merece".