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Moncloa pone paños calientes al "sabotaje" de Junts mientras los socios enfurecen: "Son unos impresentables"
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Cruce de reproches buscando culpables

Moncloa pone paños calientes al "sabotaje" de Junts mientras los socios enfurecen: "Son unos impresentables"

El pesimismo se apodera del Congreso, donde los aliados ya verbalizan que será "imposible" sacar los presupuestos. "Como mucho, negociaremos los de 2026". El Gobierno contiene sus críticas a Puigdemont, pero cree que el bloqueo le pasa factura

Foto: La vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
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La guerra psicológica que libran Pedro Sánchez y Carlos Puigdemont por ver quién domina a quién tiene desquiciados al resto de socios parlamentarios del Gobierno, enfurecidos por la dinámica perversa de una legislatura caótica en el Congreso, en la que ellos actúan como cooperadores necesarios. Aunque oficialmente se ahuyenta la sombra oscura del colapso político -con la salvedad del PNV, que apuesta por mantener al frente a Andoni Ortuzar por temor a que las urnas les pillen sin defensas-, los grupos aliados son conscientes de que asumen parte del desgaste por el "espectáculo" que ofrece este Ejecutivo en precario. Y el tiempo corre en su contra.

Por eso, cada vez que la supuesta mayoría de investidura se rompe, se desata un cruce de reproches buscando culpables. Especialmente cuando, como esta semana, las medidas tienen un impacto directo en la vida de los ciudadanos, como son las pensiones o las ayudas al transporte y la DANA. "En este caso las culpas se colectivizan, se impone la imagen de que apoyamos un Gobierno inoperativo y eso nos pasa factura a todos", advierten desde la sede de uno de los socios del PSOE.

Junts y Podemos lideran la tabla en cuanto a derrotas infligidas al Gobierno. Y en ellos se centran las críticas. El malestar con el partido de Puigdemont era enorme al terminar el pleno del miércoles. También en la Moncloa. Mientras su portavoz, Miriam Nogueras, y el resto de diputados postconvergentes abandonaban el hemiciclo, el resto de formaciones se despachaba a gusto contra ellos. "Están locos", resumía un portavoz poco dado a los exabruptos, para quien el "sabotaje" al Gobierno no hace más que alimentar las expectativas de cambio del PP y Vox.

Lo que más indigna al resto de aliados de investidura es que el grupo de Puigdemont somete al PSOE y a una tortura con la incertidumbre perpetua. "No es serio esconder el voto hasta el último minuto. O apoyas o no, pero sus formas de actuar asquean. No hay quien les aguante", explican fuentes de otro partido. "Impresentables", tercia otro portavoz. La palabra que más se repite cuando se pregunta por Junts sigue siendo "irresponsables".

Foto: El diputado de ERC Gabriel Rufián pasa por delante del presidente del Gobierno. (EFE/ J.J.Guillén)

La comprensión inicial del resto de fuerzas soberanistas a un Carles Puigdemont 'exiliado' en Waterloo es ya historia. El líder de Junts no cuenta con la simpatía del resto de los grupos del Congreso. El partido más afín ideológicamente, el PNV, intentó un acercamiento con la visita de Andoni Ortuzar a la 'casa de la República' en Bélgica, en septiembre de 2023. El objetivo era consolidar una alternativa de centro-derecha para compensar la entente ERC-Bildu que tanto había aprovechado Podemos en la legislatura anterior. Y aunque en materia fiscal sí se ha logrado suavizar la reforma fiscal del Gobierno, los nacionalistas vascos admiten que siguen siendo incapaces de interpretar al expresidente catalán. "Es un gran táctico, demasiado impredecible", constatan desde Bilbao.

En el Gobierno asumen también que se han topado con su interlocutor más controvertido y exaltado. Su enfado con Puigdemont se ha convertido en crónico. Una irritación permanente similar a la que produce un vecino desagradable, con el que no queda más remedio que convivir todo el tiempo. La Moncloa intentó que no tumbaran el decreto ómnibus hasta el último momento. Una vez consumado, aunque el cabreo es mayúsculo, hacen esfuerzos por relajar la tensión. Su opinión sobre Junts no es muy distinta a la que exhiben los socios pero están obligados a contenerse para no empeorar la situación. Cualquier declaración más crítica les pasa factura.

En esta crisis hasta tratan de quitarles de enmedio y no les citan directamente. "PP y compañía", dijo el miércoles Félix Bolaños, después de que tumbaran el decreto ómnibus. Pedro Sánchez ayer tampoco les mencionó y María Jesús Montero, solo de pasada. Los reproches a Junts se diluyen en la alusión a "los grupos parlamentarios que han votado en contra".

El Ejecutivo quiere reconducir la relación con Junts y está haciendo la sangre justa. El objetivo es propiciar una reconciliación a medio plazo. Se agarran a que pese a las continuas amenazas y desplantes de Puigdemont no rompe de manera definitiva. Moncloa cuida las formas con él, pero el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, expresó este jueves lo que realmente piensan en el PSOE: que Junts se "equivocó gravemente" al rechazar el real decreto ley.

A nadie le ha pasado desapercibido el punto de ansiedad del tuit del líder de Waterloo. "¿A qué esperan? Ya han pasado más de 24 horas", dijo, en referencia a que el Consejo de Ministros no ha aprobado un nuevo decreto con la subida de las pensiones y las ayudas al transporte. Tanto Junts como el PP le exigen que lo haga, pero el Ejecutivo no pone fecha. El Gobierno busca que los dos partidos se desgasten ante la opinión pública pero también está estudiando qué medidas del llamado escudo social generan acuerdos para aprobar todas las que puedan ser convalidadas. El resto de socios le presionan por su izquierda.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una comparecencia este jueves en Valencia. (EFE/ Manuel Bruque)

En la Moncloa y en Ferraz piensan que la decisión del PP y Junts puede volverse en su contra, al menos en estos primeros días. Creen que a Puigdemont ya le ha hecho daño en Cataluña. "Están recibiendo muchas críticas", aseguran fuentes socialistas. Esta circunstancia motivó algún leve escarceo, con la contestación en las redes sociales de la diputada por Lleida, Montse Domínguez, secretaria general del PSOE en el Congreso y miembro de la dirección socialista. "Estimado Carles Puigdemont, tengo un whatsapp para ti", escribió, "hoy el bono Avant me ha costado 104 euros más, ¿Junts va contra los catalanes?".

Estrategia "temeraria"

La realidad es que el Gobierno necesita los votos de los posconvergentes en prácticamente todas las votaciones. Y por eso los lazos no se rompen, las críticas se atemperan. Todavía se espera que "recapaciten". En las últimas semanas les han presionado para que dejen clara su postura: o con Sánchez o con PP y Vox. Están convencidos de que nunca apoyarán la moción de censura pero si insisten en bloquear la legislatura, le empujan a que lo haga.

Aunque todos los socios coinciden en el carácter extravagante del comportamiento de Junts, también se echa en cara al Ejecutivo que no negocia lo suficiente y deja todo para los previos de la votación. "Es temerario seguir así. Hay que trabajar más los acuerdos", se quejan incluso en Sumar, fuentes del entorno de Yolanda Díaz. Diputados de este grupo transmiten ya su pesimismo ante la posibilidad de que no haya Presupuestos este año, por más que oficialmente el Gobierno no haya renunciado a ello. En Podemos apuntaban este martes directamente al próximo ejercicio. "Como mucho, negociaremos las de 2026".

La guerra psicológica que libran Pedro Sánchez y Carlos Puigdemont por ver quién domina a quién tiene desquiciados al resto de socios parlamentarios del Gobierno, enfurecidos por la dinámica perversa de una legislatura caótica en el Congreso, en la que ellos actúan como cooperadores necesarios. Aunque oficialmente se ahuyenta la sombra oscura del colapso político -con la salvedad del PNV, que apuesta por mantener al frente a Andoni Ortuzar por temor a que las urnas les pillen sin defensas-, los grupos aliados son conscientes de que asumen parte del desgaste por el "espectáculo" que ofrece este Ejecutivo en precario. Y el tiempo corre en su contra.

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