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El juez de Errejón parece del Salvaje Oeste (pero tiene sus motivos)
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ESTÁ LLEVANDO EL CASO DE ERREJÓN

El juez de Errejón parece del Salvaje Oeste (pero tiene sus motivos)

Hijo de un alto cargo del Tribunal Supremo, el magistrado valenciano ha levantado ampollas con su durísimo interrogatorio en el caso de abuso sexual de Elisa Mouliaá

Foto: El juez Adolfo Carretero, a su llegada a los juzgados de Plaza de Castilla, en 2013. (EFE/J. J. Guillén)
El juez Adolfo Carretero, a su llegada a los juzgados de Plaza de Castilla, en 2013. (EFE/J. J. Guillén)
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Testimonio anónimo acusa a político autoproclamado feminista de agresión sexual. Político dimite por haber "llegado al límite de la contradicción entre persona y personaje". Político, que sostuvo antes que todas las denuncias por agresión sexual eran ciertas, dice ahora que la mujer que le ha denunciado a él miente. Izquierda y derecha tuitera coinciden en linchar al político (cada uno por sus motivos). Partido del político entra en proceso de psicodrama interno. Histeria mediática general. Primera denunciante judicial niega haber firmado un contrato con Mediaset para hablar en exclusiva, pero, ante las críticas, explica luego indignada (y en un plató de Mediaset) que donará lo ganado ante notario el 8 de marzo.

Bienvenidos a la delgada línea que separa el escándalo mediático, la justicia feminista y la banalización de la agresión sexual.

Al caso Errejón, en definitiva, solo le faltaba caer en el juzgado de instrucción número 47 de Madrid para romper todas las marcas conocidas de histrionismo nacional. En efecto, éramos pocos y apareció el juez Adolfo Carretero (Valencia, 1958) a subir dos puntos más el ruido en la batalla judicial entre Íñigo Errejón y Elisa Mouliaá. Con toda España rociando el caso Errejón con gasolina, no iba a ser el juez Carretero el que sacara el extintor, al menos en las formas.

Como nadie tiene por qué seguir la actualidad diaria de un juzgado madrileño de instrucción, a mucha gente se le han salido los ojos viendo el tercer grado de Carretero a Errejón y Mouliaá.

Aunque al mundo judicial —familiarizado con las peculiaridades de Carretero— no le ha pillado por sorpresa su vehemencia, el resto de España, amén de jalear o condenar al magistrado en función de sus filias ideológicas, le ha descolocado la beligerancia de un juez que, cual padre chapado a la antigua, parecía abroncar a Errejón y Mouliaá por su desordenada vida sentimental.

Carretero versus Errejón:

Yo no puedo seguir siendo portavoz de un espacio que dice que cualquier testimonio es inmediata y completamente válido, y por eso tengo que dimitir. Era una incoherencia.

¿Por qué lo decía entonces?

Era coherente con el espacio en el que estaba.

O sea que cuando le pasa algo es cuando usted cambia.

Señoría, esto pasa a veces en la vida.

Carretero versus Mouliaá:

Fue cuando estábamos llegando al portal, me quedé bastante cortada y no supe reaccionar. Me sentí bastante violentada.

Usted es una persona acostumbrada a tratar con el público; ¿no es capaz de decir que estas condiciones no son aceptables? No entiendo porque dice que se sintió violentada...

[...]

En todo momento le noté una actitud dominante. Se me hizo eterno. Le dije que parara, que me estaba sintiendo muy incómoda y violentada.

¿Se lo dijo?

Sí.

¿Paró?

Paró porque yo me zafé...

Son tocamientos a la fuerza en una habitación, no se entiende que continúe con este señor o no le diga algo.

El tono del magistrado podría sonar a disputa personal, en efecto, pero no era nada nuevo: en su anterior juicio mediático, Carretero apretó fuerte las clavijas a Medina y Luceño, los comisionistas pijales del pelotazo con mascarillas en el Ayuntamiento de Madrid. ¿Un magistrado absorbido por el papel de juez que aporrea un martillo? Al juzgado 47 de Carretero, en definitiva, uno no va a pasarlo bien, pero ¿significa esto que ahí no se imparta justicia?

Durante el interrogatorio a la denunciante de Errejón, Carretero preguntó: "Según usted se sacó el miembro viril ¿Se lo sacó para qué?". Más allá del morbo explícito del interrogatorio, lo que ha chocado más (hay que ver los vídeos para entenderlo bien) es el tono del magistrado.

Foto: Elisa Mouliaá durante su declaración ante el juez Adolfo Carretero. (EC)

Todos los miembros de la judicatura consultados para este artículo, y también algunos juzgados por el titular del 47, coinciden en que el tacto no es el fuerte de Carretero. En lo que hay discrepancias es si las formas distorsionan el fondo.

Un juez del Salvaje Oeste

El abogado Juango Ospina, con experiencia en el juzgado de Carretero y varios casos mediáticos en cartera, cree que “es un juez justo, en el sentido de que aplica la justicia con proporcionalidad”. “Sus formas son peculiares, pero en el fondo es ecuánime”, asegura Ospina.

Otro letrado, que prefiere no dar su nombre, afirma que las formas de Carretero son "un poco chaladura".

Foto: La actriz Elisa Mouliaá en un vehículo tras declarar en los juzgados de Plaza de Castilla. (Europa Press/Eduardo Parra) Opinión

Se habla de escenas chocantes en el juzgado 47. Ejemplo: viendo que un abogado defensor iba a trampear con un testigo, Carretero detuvo el juicio, desalojó la sala, llevó al letrado a un aparte y le vino a decir: "Mira, hijo, como intentes eso, el paquete que os voy a meter va a ser peor". El abogado se olvidó del asunto, el juicio siguió y todos contentos.

Puede sonar raro, pero por actuaciones heterodoxas así, algunos letrados prefieren a Carretero, con el que sería más fácil tener un contacto directo, que a otros jueces a los que no te puedes ni acercar.

La abogada Beatriz Uriarte destaca que, bajo unas formas que podrían parecer del “Salvaje Oeste”, “Carretero es uno de los jueces de instrucción más rápidos de Plaza de Castilla y probablemente de España. En la mayoría de juicios leves, Carretero te da la sentencia en mano nada más acabar la vista. Con otros jueces tienes que esperar dos o tres meses. No es poca diferencia de espera cuando la vida de varias personas está en el alero. La instrucción del caso Errejón, de hecho, va a despacharse mucho más rápido que en otros juzgados”.

"Carretero es uno de los jueces de instrucción más rápidos de Plaza Castilla, quizá de España"

“Es cierto que el tono de Carretero es peculiar, pero no lo hace al tuntún. Si un acusado empieza a enredar con parrafadas que no tienen nada que ver con el caso, le corta rápidamente, no le gustan las tonterías, por eso va tan directo a los hechos en las preguntas, como hemos visto en el caso Errejón. A la gente le puede parecer un escándalo que Carretero le pregunte a Errejón si tocó las tetas a la denunciante, pero, mira, una denuncia por agresión sexual no es ninguna broma, pueden caerte muchos años de cárcel, es lógico que el juez apriete a las partes para saber qué ha pasado. Es la misma leña para todos, sin tratos de favor. ¿De qué sirve que un juez sea simpático con la denunciante si no hace bien todo lo demás? Yo prefiero que me metan un rapapolvo en el juzgado si luego voy a tener un procedimiento justo”, zanja Uriarte.

En ocasiones, las formas de Carretero tienden a infundir miedo en los investigados, que se sienten atacados ante un interrogatorio de una aspereza inédita. "Sinceramente, yo salí de la vista completamente acojonado", afirma uno de sus encausados que prefiere mantener el anonimato. "Carretero puso en duda todas y cada una de las frases que dije, era como si tuviera en la cabeza la idea de condenarme desde antes de que acabase de hablar. Según me iba preguntando, yo miraba de reojo a mi abogado, que cada vez ponía peores caras. No diré que rompí a llorar a la salida, pero sí se me saltaban las lágrimas de ver la que se me venía encima, cuando yo siempre me he considerado inocente de todos los cargos".

Sin embargo, a los pocos días, el acusado recibió una buena noticia. "Creo que no tardó ni una semana en llegarme la absolución. Lo pasé realmente mal durante ese tiempo, pese a que mi abogado le quitaba hierro al asunto, diciéndome que no me preocupase tanto, que Carretero era así con todo el mundo. Y tenía razón".

placeholder Carretero, en los juzgados de Plaza de Castilla. (EFE)
Carretero, en los juzgados de Plaza de Castilla. (EFE)

Un pata negra con varias polémicas

Adolfo Carretero es juez por vocación, oposición y colofón familiar. Pertenece a ese 6% de la judicatura que desciende de otros jueces. Su padre, de igual nombre, ocupó altos cargos en el Tribunal Supremo, en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y en el Tribunal de Cuentas. Tras graduarse en derecho en Valencia, Carretero hijo fue juez en Valdepeñas. Lleva más de una década ejerciendo en Madrid y es miembro de la asociación de jueces y magistrados Francisco de Vitoria. Algunos de sus compañeros de asociación recuerdan que, en ocasiones, Carretero se ha calentado tanto en los debates internos que ha tenido que ser llamado al orden por sus compañeros.

Más allá de sus formas, Carretero ha tenido algunas actuaciones que sus propios compañeros ven con malos ojos. En enero de 2021 llevó el caso de un joven madrileño que, armado con una pistola de aire comprimido, amenazó a un grupo de inmigrantes. Concretamente se refirió a ellos con expresiones como "moro de mierda" y "maricones", llegando incluso a disparar en varias ocasiones el arma. El juez, después de escuchar a las partes, absolvió al joven al considerar que los insultos y las amenazas estaban justificadas, al tratarse de un "contexto de disputa", y desestimó que pudiera existir un delito de odio.

Más grave aún fue el episodio con la periodista Pilar Velasco. Hoy directora de Democrata.es, cuando fue imputada por Carretero, en 2012, era una joven profesional de la Cadena SER que informaba sobre los casos de corrupción del presidente de la Comunidad, Ignacio González. "Cuando empecé a publicar dichas informaciones, Carretero me tuvo un año como testigo y después me imputó. Estuve un año en esta condición, con la presión que supone, mientras enviaba a la Policía Nacional varias veces a hacer requerimientos a la redacción de la SER", lamenta Velasco.

Carretero ha sufrido algunos reveses judiciales, siendo el más grave el de Caso Lezo

El juez nunca puso en duda la veracidad de las informaciones de Velasco, sino que le reprochaba estar atentando contra el honor del político. En un momento dado, la periodista se acogió al artículo 20.1 de la Constitución, que establece el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. La respuesta de Carretero sorprendió a todos en la sala: ese artículo es interpretable y él cuestionaba que la protegiese en ese contexto.

Velasco apeló ante la Audiencia Provincial de Madrid, que decidió con unanimidad impugnar el auto de Carretero. Incluso uno de los magistrados, el juez Juan José Ortega, emitió un voto particular en el que explicitaba su preocupación por la actuación de Carretero. "No puedo dejar de referirme al riesgo que para la la libertad de prensa produce el mismo hecho de la imputación, si esta carece del debido fundamento. No solo puede provocar un efecto desalentador capaz de hacer que la periodista evite difundir informaciones que comprometan su seguridad, sino también, como ha sucedido en este caso, que su derecho a guardar el secreto de las fuentes informativas se haya visto seriamente afectado, al haberse visto obligada la periodista a soportar múltiples requerimientos para que las revelase", escribe el juez.

Más tarde, las informaciones desveladas por Velasco dieron lugar al Caso Lezo y la posterior condena e ingreso en prisión de Ignacio González.

Foto: Fotograma del vídeo de Errejón ante el juez. (EC)

Carretero escribió hace unos años un largo artículo sobre la Justicia en el Antiguo Egipto. Decía cosas como: "Sabemos que los procesos eran orales y que empezaban siempre por un juramento, siendo inquisitivos los jueces y teniendo una absoluta discrecionalidad a la hora de dictar sentencia e imponer penas". Tras sus durísimos interrogatorios del caso Errejón, los muy cafeteros aseguran que bajo sus bruscas formas late un sentido recto de la justicia, pero es dudoso que algún españolito eligiera ahora ser juzgado en el 47, visto como demasiado faraónico.

Testimonio anónimo acusa a político autoproclamado feminista de agresión sexual. Político dimite por haber "llegado al límite de la contradicción entre persona y personaje". Político, que sostuvo antes que todas las denuncias por agresión sexual eran ciertas, dice ahora que la mujer que le ha denunciado a él miente. Izquierda y derecha tuitera coinciden en linchar al político (cada uno por sus motivos). Partido del político entra en proceso de psicodrama interno. Histeria mediática general. Primera denunciante judicial niega haber firmado un contrato con Mediaset para hablar en exclusiva, pero, ante las críticas, explica luego indignada (y en un plató de Mediaset) que donará lo ganado ante notario el 8 de marzo.

Íñigo Errejón
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